MADRID
'Cigarro', un superclase de Fraile, y una terna de toreros machos en Las Ventas
Gómez del Pilar corta una oreja y pincha la puerta grande con un toro sensacional de José Enrique Fraile de Valdefresno
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Un domingo más, alejado del colchón de San Isidro, Las Ventas registró una entrada para pensarse lo de plaza de temporada. Es difícil pensar en la viabilidad de la fiesta en Madrid con estos aforos. Y de no ser por los denostados autobuses, podrían hacer los festejos en la plaza de El Batán y tampoco llenarían. Un drama. El cartel era para muy cafeteros, pero más que interesante. Tres toreros con mucho que decir y una ganadería que apetecía ver a los aficionados. Y respondieron todos los actores de manera notable. Un David Galván torerísimo, un Gómez del Pilar que atraviesa un momento de forma apabullante y un Francisco José Espada que tiene el toreo en la cabeza. Los toros de la familia Fraile, de hechuras inmejorables y con una clase genial, aunque flojearon en los primeros tercios.
Le costó al presidente devolver al primero, que salió arrastrándose. El sobrero, un toro precioso de Montealto, embistió de maravilla en el capote de David Galván, que toreó como otros sueñan. Cuatro verónicas perfectas. Encajado, paciente, esperando al toro y llevándolo con dulzura. Una preciosidad. Así se lo hicieron todo después en la lidia, aunque protestó mucho en banderillas. Con la muleta, un regalo para los ojos. Galván es una acepción muy atinada para el término torero. Se coloca muy bien, deja caer los hombros, mete el mentón y toca a los toros con los vuelos. Tiró del de Montealto con mucha torería, aunque no consiguió lavar los muletazos para hilar tandas rotundas. Fueron todo carteles de toros sueltos, pero no consiguió rematar una feria. Aún así, bendito unipase. Fue como ver al mejor Curro Díaz, pero con 20 años menos. Los naturales, tremendos. En el epílogo, un par de trincherazos para ponerse rico. Marró con la espada una labor muy torera y la ovación fuerte se la llevó el toro.
En el cuarto acto, el presidente amigo de las redes sociales volvió a demostrar que lo suyo son los aeropuertos y no las plazas de toros. Mantuvo en el ruedo a un inválido de manual. Los pocos aficionados que acudieron a Las Ventas estallaron contra él y contra la deriva de la plaza. Al pobre Galván no le dejaron ni ponerse, pero se puso. Muy de verdad, además. Estuvo cumbre con un toro que sí es cierto que se creció en la muleta. Demostró clase y quiso siempre coger los vuelos con codicia, pese al escaso vigor. El torero de San Fernando volvió a mostrar credenciales de torero macho . Dejó varios naturales de alta nota en los bajos del 1 que consiguieron silenciar al 7 y sus aledaños, que montaron en cólera. La espada, otra vez, emborronó su momento.
Gómez del Pilar regresó a Las Ventas tras la cornada del día de José Escolar, su mejor tarde en Madrid. La afición le sacó a saludar y él hizo lo mismo con el doctor García Padrós, al que brindó su primer toro. Ligó dos series de rodillas por el derecho muy conseguidas y dejó ver al toro, que lo quería todo por abajo. Ya en vertical, intercaló muletazos de mucha importancia con otros vacuos y sin sentido. Faltó una estructura en la faena y se quedó en el ambiente la sensación de que podía haber acontecido algo mayor. Por el extraordinario juego del toro y por las buenas maneras del torero, pero no terminó de apostar. Se quedó en la parafernalia. En el detallito. En el muletazo para el fotógrafo y no para el aficionado. Para colmo, cerró por manoletinas. Una faena de más a menos en la que lo mejor fue de rodillas.
Brindó la faena del quinto al público y empezó entre las rayas enfrente de la puerta grande. Ligó dos derechazos muy templados y cadenciosos de bellísima factura. De ahí pasó al burladero del 1 y fue hilvanando tandas de mucho mérito en varios puntos de la plaza. Persiguió al toro para torearlo por derecho. Profesional en todo momento y buscando siempre la ligazón para hacer las cosas bien. Conectó con Madrid y terminó por rendir a la plaza en una labor muy serena y de torero muy capaz. Está para competir en el circuito previo a la gloria, toda vez que ha demostrado que en las duras es capitán general. Lo mató perfecto, pero al segundo intento. Aún así, Las Ventas respondió a la entrega del torero y le dio una oreja tan generosa como meritoria. De las que suman.
Tuvo que correr Ortega Cano para taparse en el callejón cuando estaba ya el tercero en el ruedo. Le tocó en suerte a Francisco José Espada, que se ganó el puesto esta tarde en San Isidro. No tuvo delante un oponente para que aquello llegase a los cuatro gatos que había en el tendido. En un mar de pases destacó un natural de 360 grados descomunal. En manos de otro torero hablaríamos de algo histórico, pero ahí quedó la cosa. Mató muy mal.
En el sexto, otro revuelo en los tendidos ante la flojera del toro y la dejadez presidencial, que hizo caso omiso a los primeros tercios. No obstante, mantuvo a un toro de una clase excelsa. Espada se quedó muy quieto y ligó muletazos muy hondos, templados y con cierto gusto. Supo darle su sitio al toro, administró sus fuerzas y lo cuajó a la perfección. Los naturales, rotundos. Cerró por manoletinas muy ceñidas, pero volvió a naufragar con la espada. Perdió una oreja de mucho peso.
Madrid, domingo 3 de julio de 2022. Casi vacío (5.441, según la empresa).
Cinco toros de José Enrique Fraile de Valdefresno y uno de Montealto (1º bis). Bien presentados, de juego variado, con gran clase y faltos de fuerza, en líneas generales. El 2º, de nombre 'Cigarro', extraordinario.
David Galván, ovación tras aviso y silencio tras aviso.
Gómez del Pilar, ovación tras aviso y oreja.
Francisco José Espada, silencio y ovación tras aviso.