FERIA DE NOVILLADAS
Cumbre de Carlos Ochoa ante un gran novillo de Peña en Arganda
Jesús Enrique Colombo, Leo Valadez y Carlos Ochoa han salido a hombros en el último festejo de la Feria de Novilladas de Arganda del Rey (Madrid)
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A punto de caer el telón en Arganda del Rey, su feria de novilladas estaba echando el cierre con un festejo en el que Jesús Enrique Colombo y Leo Valadez habían asegurado su salida a hombros a base de oficio y unas espadas afiladas. El encierro de Fernando Peña, a excepción del noble y repetidor quinto, había defraudado por sus escobilladas defensas, sus desiguales hechuras y su escaso fondo.
Sin embargo, el destino tenía guardado en chiqueros para saltar como sexto novillo a “Altamontaña”, un colorado ojinegro que fue bravo en el caballo y en el último tercio, donde embistió con fijeza, nobleza y profundidad. Su pitón izquierdo fue sublime por entrega y recorrido. Lo vio pronto Carlos Ochoa, que había salido de la enfermería después de la fuerte voltereta que había sufrido en su primer novillo.
El novillero madrileño lo cuajó de principio a fin. Después de comprobar la exquisita calidad del novillo por el pitón derecho, el cante grande llegó al natural. Tres tandas cada vez a más. Muy asentado, roto de cintura, embarcando perfectamente y soltando la embestida más allá de la cadera con el novillo rebosándose en sus viajes. La última serie fue cumbre y puso a la plaza de Arganda en pie. Ahí comenzó a cocerse el indulto de “Altamontaña”. Lo volvió a apretar Ochoa en redondo y el toro respondió. Y después otra tanda más al natural con el utrero humillando y queriéndose comer la muleta. Tardó el palco, pero finalmente asomó el pañuelo naranja. Un magnífico colofón para el ciclo novilleril de Arganda del Rey.
Antes de que se desbordase la pasión en ese sexto, Ochoa había paseado una oreja a su primer novillo, el más terciado de la primera mitad del festejo y que resultó también a la postre el más deslucido. Manso y aquerenciado, embistió con el freno de mano echado y midiendo siempre al novillero. En un arreón de manso se lo llevó por delante propinándole una fortísima voltereta. Visiblemente conmocionado, el madrileño pudo darle muerte antes de pasar a la enfermería.
Tuvo trapío para dar y regalar el primero de Fernando Peña. Le zumbaron de lo lindo en el caballo y lo notó después el novillo. Jesús Enrique Colombo banderilleó con facultades y mostró su oficio ante un oponente que quiso humillar pero tuvo escasas fuerzas y mucha querencia en la zona de los adentros. Aseguró la oreja con un espadazo letal.
El cuarto lució el otro hierro de la casa, un "Ibán" del Jaral de la Mira que pese a su escasa raza se dejó mucho en el último tercio. Colombo banderilleó esta vez con más desigualdades pero con la muleta demostró su momento de madurez delante de la cara de los novillos. Corrió la mano con temple y largura, especialmente al natural. Y de nuevo con la espada un cañón. La oreja como premio y la puerta grande como conquista.
Con kilos pero con menos cara salió el segundo. Otro novillo justo de fuerzas y más medido de raza con el que Leo Valadez estuvo variado con el capote e inteligente después en el manejo de los tiempos y las alturas que pedía el novillo. Lo mejor, una tanda al natural bien trenzada y ligada. La faena, como el novillo, vino a menos según transcurrió la lidia. Una estocada contraria dio paso a una leve petición. Una ovación premió el conjunto.
Pese a sus feas y bastas hechuras, el quinto fue a la postre el mejor del sexteto de Peña. Un animal con prontitud, nobleza y repetición que embistió más y mejor cuanto más por bajo le llevaron. Valadez sacó de nuevo a relucir su variedad capotera y, muleta en mano, hilvanó una faena en la que su madurez y oficio prevalecieron. Alternó momentos de toreo de mano baja con otros de mayor ligereza. Todo lo igualó un volapié del que salió rodado el novillo. Las dos orejas cayeron por aclamación popular.
Arganda del Rey (Madrid), lunes 11 de septiembre de 2017. 5ª de Feria. Casi lleno.
Cinco novillos de
y uno de
(4º), de variadas hechuras y juego. Destacó el bravo sexto, “Altamontaña”, nº 40, nacido el 12/13, bravo, indultado. Manejable sin entrega el cuarto; noble y repetidor el quinto. El resto, bajos de raza y flojos.
Jesús Enrique Colombo, oreja y oreja.
Leo Valadez, saludos y dos orejas.
Carlos Ochoa, silencio y dos orejas y rabo simbólicos.