ALBACETE
Descaste con hielos
Enrique Ponce y Álvaro Lorenzo cortaron un trofeo cada uno. El descastado juego de los toros de Daniel Ruiz condicionó negativamente el festejo.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Mucha frialdad se vivió en el tendido y en la arena de la plaza de toros de Albacete en el tercer festejo del abono. El descastado juego, en general, de los toros de Daniel Ruiz, fue una losa muy grande para las aspiraciones de la terna. Enrique Ponce cortó un trofeo de perfil bajo, El Juli únicamente pudo cumplir con el expediente mientras que Álvaro Lorenzo fue el único que levantó un poco los ánimos en el tercer toro. Así, queda apuntar que la sombra de Roca Rey es alargada, que es lo que debió pensar más de uno cuando se comprobó el aforo cosechado en la plaza de toros de la calle Feria. Inicialmente, se barruntaba tarde de “no hay billetes”. Tras la sustitución del colombiano por Enrique Ponce, la cosa quedó en tres cuartos de entrada. Bien, pero no para tirar cohetes. El corte de temporada de Roca supuso un jarro de agua fría en las taquillas, y Albacete no fue la excepción. Desilusión y mucho descaste con hielos.
Golondrino inauguró la ventosa y fría tarde, un toro que no pudo ser veroniqueado con limpieza por Enrique Ponce en los prolegómenos al producirse varios enganchones en el percal del de Chiva. En el peto, en trasero puyazo, empujó en una pelea que fue de más a menos y sin terminar de humillar. Se dolió ostensiblemente en banderillas, escarbando además en varias ocasiones. En la muleta, el toro ya mostró a la claras su mansedumbre y falta de pujanza, rajándose por completo. Ponce lo intentó muletear por ambos pitones, y a base de insistir e insistir, extrajo un par de series a derechas a media altura, colocado en la pala, y tirando del astado. Pinchó sin soltar, dos pinchazos más perdiendo espada y muleta, estocada con desarme y cinco golpes del puntillero.
Asistente, cuarto de la tarde, se movió sin clase y muy suelto de salida sin atender a nada ni a nadie, recibiendo un picotazo primero del que salió huyendo y luego uno más donde ni se molestó en empujar. En banderillas, se movió; sin casta, pero se movió. Ponce brindó al público y se fue cerca del tendido cuatro, empezando con doblones muy toreros y luego a media altura muy templado pero toreando periférico y llevándolo sin forzar. Una serie más de relleno a derechas y luego al natural muy ventajista, siendo muy similar la siguiente en el pitón derecho. Acortó terrenos, pero el toro decía que nones y Ponce siguió sumando y sumando pases. Mató de estocada desprendida con desarme y cortó una oreja de esas que no son para el recuerdo.
Miedoso, lidiado en segundo lugar, salió muy suelto de salida y dio varias vueltas al ruedo haciendo caso omiso al capote del Juli. Se dejó pegar y salió sin emplearse, lastimándose en un capotazo en la mano derecha y mostrando la presidencia el pañuelo verde. En su lugar salió Fígaro, también del hierro titular, y Julián López movió el capote sin pausa pero con firmeza en un recibo variado por verónicas, chicuelina y media final. Fue picado en los medios de trasera manera, haciendo sonar el estribo y con un único pitón, sumando el diestro un nuevo quite de capa pero de poco contenido debido a la menor transmisión del toro, lo que también condicionó un insulso tercio de banderillas. El Juli firmó un trasteo irrelevante por forma y fondo ante un animal que estaba desfondado prácticamente desde el inicio. Pinchó hondo saliéndose en bajo lugar, echándose finalmente a la arena el toro.
Con el quinto, de nombre Almendrito, dejó al Juli con el molde de las verónicas al desentenderse y moverse sin fijeza. Empujó con un pitón, durmiéndose en el peto, y colaboró en unas funcionariales banderillas, doliéndose al final. El madrileño brindó al público, iniciando las pertinentes probaturas entre la frialdad ambiental. Prosiguió su labor en un quehacer muletero metiendo riñones pero que nunca llegó a hervir debido a las pocas opciones del “daniel”. Muletazos con más disposición que resultado, la verdad, y que tuvieron su anécdota con la música al arrancar la banda cuando Julián se iba a por la espada, haciendo el torero evidentes gestos de que parase de sonar. Mató de pinchazo sin soltar, estocada y dos descabellos.
Tremendo, lidiado antes del descanso, tampoco mejoró los registros vistos en varas, puyazo errado inicialmente y rectificado, donde el toro estuvo muy lejos de cumplir al pelear con la cara por las nubes. En banderillas hubo poco contenido y sin demasiado acierto. Lorenzo se puso de rodillas en dos ocasiones en el prólogo para, ya en pie, citar con la diestra a media distancia poco ceñido y con el toro blandeando sobre la arena. Una serie más despegado pero por bajo que gustó al público. Al natural hubo una labor con altibajos, alternando pasajes más limpios y reunidos con otros que fueron enganchados y de menor acople. Sumó un par de series de circulares con la diestra, rematando con pase de pecho con la zurda. Arrimón final y dejó una estocada muy trasera, cortando una oreja del noble toro con un punto de clase que se desplazaba.
Alcahueto, que cerraba la tarde, también se mostró muy a su aire de salida, derribando al caballo en varas e hiriéndolo en el cuello, aparentemente siendo una cornada de feo aspecto. Y en banderillas y muleta no hubo nada digno de mención: un toro muy aplomado con un recorrido ínfimo y que mostró pronto la bandera blanca, para desesperación de un Álvaro que lo intentó hasta el último segundo. Dejó un pinchazo hondo y se necesitaron tres golpes del puntillero para poner fin a casi tres horas de gélido festejo.
Albacete, martes 10 de septiembre de 2019. 3ª de Feria. Tres cuartos de entrada.
Se lidiaron seis toros de
, correctos de presentación. Primero, manso y flojo. Segundo, manso, devuelto. Segundo (bis) manso y muy venido a menos. Tercero, noble con movilidad y un punto de clase. Cuarto, descastado y muy a menos. Quinto, manso descastado. Sexto, descastado que terminó rajado.
Enrique Ponce, silencio tras aviso y oreja.
El Juli, silencio y saludos desde el tercio tras aviso.
Álvaro Lorenzo, oreja con petición de la segunda tras aviso y silencio.