SEVILLA

Felices, por encima de todo en el Festival de la Macarena

Dávila Miura, que cortó dos orejas, Manzanares y Roca Rey, que pasearon una de sus respectivas reses, triunfadores del magno festival benéfico.

Eduardo Dávila Miura en su brindis a sus compañeros de festival en Sevilla

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Acabó la temporada de toros en Sevilla con la Maestranza llena, engalanada de forma extraordinaria con motivos macarenos y taurinos, y con un claro objetivo conseguido: recaudar fondos para los más necesitados de esa gran obra social y asistencial que lleva a cabo la Hermandad de la Macarena. Y esto ha sido posible a la generosidad de una gente que ocupó en su totalidad los tendidos de la plaza en un claro ambiente de fiesta, antes y después de la celebración del festival, y predispuestas a gozar del toreo. Gozaron, y disfrutaron de una programación cargada de alicientes. Lo hicieron con la banda de cornetas y tambores de la Centuria Romana Macarena y con la de Tejera que, para celebrar 80 años en la plaza, recuperó el tradicional “despeje” interpretando en el ruedo pasodobles y marchas procesionales.

No obstante, fue lo hecho con el toro, o el utrero, lo que dio argumento al éxito de la tarde. Porque bastaron un par de detalles de Pepe Luis Vázquez con el novillo de Núñez del Cuvillo para darse cuenta que en él todo es distinto. Muy poco, casi nada, pero lo hecho lo hizo muy despacio. Todo quedó inconcluso e irresoluto, pero con el destalle de un natural y un kikirikí iluminó la plaza. Mató mal y le obligaron a saludar.

Paquirri toreó despacio y templado al buen toro de Jandilla. Lo hizo en los lances a la verónica, y se mostró atemperado, fluido y, a veces, susurrante en el toreo diestro. Una lidia con la que llegó a una gente que le jaleó en banderillas y gozó de una faena con la que hizo toda una declaración de intenciones. Mejor con la derecha que con la izquierda acabó mal con los aceros.

Serio, riguroso y templado, capaz de incrementar su valor con la brava embestida del toro de Daniel Ruiz, se mostró Dávila Miura, que resolvió con frescura una lidia en la que dejó muletazos de una profundidad y calidad extrema. El sevillano toreó a placer con la mano derecha. Hilvanó muletazos extraordinarios perfectamente rematados con los de pecho. También el natural despacioso destacó en una faena finiquitada de estocada.

Morante vio como devolvían a corrales el novillo de Miura por inválido. En su lugar salió como sobrero un toro de Torrestrella de noble, aunque mansa, embestida. Generoso e inventivo se mostró el torero de La Puebla en el transcurso de una lidia de excelsos detalles. E incluso desarrolló un toreo con el que en determinados momentos gustó y se gustó. Sobre todo, con la derecha. Bastaron algunos chispazos de su arte para que la gente gozara. Aunque el mejor disfrute llegó a la verónica en el quite al utrero de Dávila Miura. Tras la media estocada tendida y el descabello le aplaudieron lo hecho.

Manzanares toreó tan despacio al buen toro de Garcigrande que pareció congelarse el tiempo por momentos. Fue un toreo tan templado que fascinó a una gente entregada a la causa. El inspirado muletazo diestro alcanzó plenitud en una faena más de derecha que de izquierda. Maravilló su lidia, con la que puso de relieve su sentido del temple, la elegancia del trazo y la inspirada ligazón. Algún que otro desarme le quitó continuidad a la obra. Tras hundir el estoque en la suerte de recibir necesitó de un golpe de descabello.

El valor y buen gusto se fundieron con perfección infrecuente en la faena de Roca de Rey al flojo toro de Luis Algarra. Una faena emotiva sólo en el epílogo debido a la nula acometividad de un animal tan noble como escaso de fuerzas. Un arrimón final con el toro prácticamente parado calentó a un público que tras pinchar y tumbar de estocada le pidió la oreja que el palco concedió.

Manolo Vázquez tiene la chispa del arte. La gracia que se ha perdido en una improrrogable etapa de lidias mecánicas donde se amontonan los pases y falta el toreo. Este nuevo Vázquez la interpreta lentamente dulce, convirtiendo en naturalidad lo que requiere técnica y precisión. Su toreo es transparente, elegante, pero le cuesta construir faena. Detalles, soló instantes, donde se le intuye la clase de torero que puede ser, en la lidia del descastado utrero de Juan Pedro Domecq. No mató bien y le despidieron con una ovación.

Conclusión: Finalizó la programación de toros en la Maestranza, felices, por encima de todo.

Sevilla, viernes 12 de octubre de 2018. Festival a beneficio de la asistencia social de la Hermandad de la Macarena. Lleno de “no hay billetes”.

Reses donadas por las ganaderías de Núñez del Cuvillo, Jandilla, Daniel Ruiz, Miura, Torrestrella (lidiada como sobrero) Garcigrande, Luis Algarra Polera y Juan Pedro Domecq.

Pepe Luis Vázquez, saludos.

Rivera Ordóñez “Paquirri”, saludos.

Dávila Miura, dos orejas.

Morante de la Puebla, saludos.

José María Manzanares, oreja.

Roca Rey, oreja

El novillero Manuel Vázquez, saludos.

Incidencias: Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas de las inundaciones de Mallorca.

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