1ª FERIA DE SAN ISIDRO

Ginés Marín puso el toreo en un inicio poco lucido de Vistalegre

Una descastada y malandada corrida de El Pilar dejó sin argumento al primer festejo de la Feria de San Isidro. Álvaro Lorenzo y Ginés Marín cortaron una oreja.

Ginés Marín

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

No comenzó con buen pie la Feria de San Isidro del Palacio Vistalegre. Como era de esperar, el primer pinchazo fue en taquilla. Pobre la entrada en los tendidos con más plástico visible de las butacas libres que sitios ocupados.

Lo que también falló fue la corrida de El Pilar. El hierro salmantino trajo hasta Madrid un encierro entipado y hechurado pero que tuvo como denominador común la falta de empuje y fortaleza. Los hubo que duraron un suspiro y los hubo que quisieron coger los engaños. Pero lastrados por una falta de coordinación y fuerzas desesperante.

Abrió plaza un astado de El Pilar tan noble y enclasado como falto de empuje y motor. Metió la cara de dulce en los capotes, pero pronto cantó también su escasa fortaleza. Sin pensárselo López Simón se fue a los medios. La derecha para embarcar y desplazar con esa verticalidad tan suya. Vendía poco el torero hasta que en una tanda el toro le volteó y le buscó en el suelo. No caló el pitón. Después, el madrileño exprimió las nobles embestidas del astado con temple pero escasas apreturas. No había ligazón, pero el toro dejaba colocarse a Simón para tirar de sus embestidas. Un pinchazo y una estocada entera dieron paso a una cariñosa ovación.

El cuarto, muy en ‘aldeanueva’, fue un toro que quiso embestir pero al que López Simón ahogó en demasía en el primer tramo. Tremendo el volteretón que sufrió el torero de Barajas cuando le presentaba la diestra. Volvió a la cara del toro de nuevo sin zapatillas y en KO técnico. La ligereza en el mando y lo incierto del animal hicieron que el resto del trasteo se viviese con el 'ay' en la boca de los aficionados. La estocada, cobrada con más habilidad que verdad, y un golpe de descabello para tumbar al toro. De nuevo la ovación como premio.

Momento de la voltereta que sufrió Alberto López Simón en el cuarto toro

Momento de la voltereta que sufrió Alberto López Simón en el cuarto toro

Se ovacionó la presencia del primero del lote de Álvaro Lorenzo. Un ‘pilarón’ tocado de pitones y alto de cruz que tomó con buen aire los capotes durante la perfecta brega de Sergio Aguilar. Pero la calidad que te atisbaba al toro duró un suspiro. Un par de tandas bien trazadas en redondo por el torero toledano. Cuando el depósito se consumió, el toro se agrió y acortó sus viajes. Marró en el primer intento con la espada y a punto estuvo de llevarse un susto Lorenzo. No lo avió hasta el tercer ataque toricida.

Lorenzo se salió hasta los medios con un notable recibo a la verónica que abrochó con una media de muchos sabor. El toro quiso coger los vuelos de la muleta pero siempre perdía las manos tras el embroque. Todo sucedía sin mucho poso en el ruedo hasta que llegaron dos tandas más concretas por resolución. Tampoco nada del otro mundo. Pero como Lorenzo enterró la espada al primer intento, surgió una petición que acabó desembocando en el corte de una oreja y la división de los tendidos por su valor y mérito. Algunos presidentes siguen sin rumbo en sus desatinadas decisiones estén en Las Ventas o estén en Vistalegre. Es una batalla perdida. Gonzalo de Villa Parro es buen ejemplo de ello.

Preciosas hechuras las que trajo el tercero. De seria cabeza, descolgado cuello y apretadas y entipadas carnes. De nuevo fue otro toro que hizo concebir esperanzas en los primeros tercios. Tomaba con brió y humillada entrega los capotes, como en el acompasado recibo a la verónica que firmó Ginés Marín. Pero después llegó la muleta y el toro dijo nones. En cuanto se acaba la inercia del primer cite, al toro de El Pilar le costaba un mundo seguir la tela. Solo en una tanda postrera a derechas, con el torero más enfibrado y exigiendo al toro por abajo, hubo cierta conjunción. Demasiado poco. La estocada llegó al tercer intento y todo quedó en silencio.

Con el colorado sexto, Ginés formó un lío con el capote. En el recibo a la verónica y en un posterior alargue por chicuelinas rematado con un vistoso recorte. La plaza en pie. Lo intentó después del tercio de varas por altaneras, pero el toro pareció haber echado ya el cierre. Y así lo confirmó en el inicio de faena. Con el freno de mano ya echado y viniéndose directo al bulto cuando había ocasión. Muy comprometido el joven diestro, sacando con sacacorchos algunos muletazos a base de insistir y ganar una paso para anticiparse a la embestida del toro. Los de pecho tuvieron su mérito y gusto. Una postrera tanda al natural a pies juntos fue la más reunida del conjunto. Y la más jaleada. Mató de una estocada entera y a sus manos fue a parar la oreja de más argumentos de la tarde.

Madrid, jueves 13 de mayo de 2021. 1ª de Feria. Un quinto del aforo permitido.

Toros de El Pilar, bien presentados, de buenas hechuras. Conjunto manejable pero falto de motor y fortaleza para haber desarrollado ciertas virtudes.

Alberto López Simón, saludos y saludos.

Álvaro Lorenzo, silencio tras aviso y oreja tras aviso.

Ginés Marín, silencio tras aviso y oreja tras aviso.

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