3ª SEMANA GRANDE
El Juli sale a hombros en su amable despedida de la plaza de San Sebastián
El torero madrileño paseó un total de tres orejas que le sirvieron para despedirse a hombros del coso donostiarra de Illumbe.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En ese adiós al coso donostiarra, que en este 2023 cumple exactamente los mismos 25 años que Juli suma de alternativa, el veterano espada tuvo una actuación marcada más por la habilidad que por la auténtica entrega, pulsando mejor el ánimo del festivo público donostiarra que las condiciones de los dos toros de su lote.
A su primero, un astado manejable que no le puso en un solo apuro, ya le hizo una faena ligera y superficial, sin gran compromiso, pero con la que supo mantener la atención de la gente para que se le concediera ese trofeo que acabó doblando con el quinto, el mejor ejemplar de los cuatro que soltó para el toreo a pie la divisa de Jandilla.
Largo, bajo, fino y con mucho cuello, este otro ejemplar comenzó empleándose y desplazándose muy largo desde el saludo de capote, y mantuvo esa óptima condición durante el breve pique en quites entre Tomás Rufo y El Juli, el toledano por gaoneras a pies juntos y el madrileño por esas zapopinas que hace ya mucho que se trajo de México y que rebautizó como lopecinas.
Con esa misma entrega y claridad se arrancó el de Jandilla hasta los medios, donde Julián López le abrió con pases cambiados por la espalda, un trasteo que se esperaba más hondo de lo que fue, pues tampoco con este llegó a fajarse en el toreo fundamental antes de acabar recurriendo a los efectismos en la corta distancia, el típico "arrimón".
Y fue así como El Juli consiguió por fin calentar a un público muy a favor de obra y que volvió a premiarle con generosidad para hacerle aún más "amable" el adiós a un coso de Illumbe que le ha visto triunfar muchas otras tardes con mayor contundencia.
Pero esa generosidad se extendió también para con Tomás Rufo, al que mucha gente aún siguió confundiendo con Roca Rey, la figura a la que vino a sustituir a última hora. Y quizá por eso se le pidieran con mucha fuerza hasta dos orejas más que la única que acabó cortando gracias a un presidente que, con buen criterio, frenó el ilógico derroche.
Más que nada porque el toledano, que se presentaba en Donosti, pasó con poco mando y poco temple lo mismo a su primero, que se creció con bravura tras flojear en los primeros tercios, que al sexto, un toro también con prontitud y algo mermado de fuerzas, al que saludó a portagayola pero al que movió entre constantes tirones, enganchones y demás desajustes técnicos.
Aun así, al nuevo matador se le pidieron las orejas con la misma fuerza que al veterano, y seguro que se las hubieran dado de no haber matado a los dos del lote de sendas estocadas bajas que, por si mismas, desautorizaban el premio.
Y, extrañamente en tarde tan festiva, tampoco hubo premio para Guillermo Hermoso de Mendoza, que se perdió entre pinchazos con el rejón de muerte con los toros de Capea, uno desrazado y otro que no paró de galopar.
Con el que abrió plaza, el navarro no acabó de ajustarse, y con su segundo se lució más a la hora de torear templadamente con la grupa del gran "Berlín" que a la de clavar rejones y banderillas, con las que abundó en fallos y pasadas en falso.