MADRID
Las Ventas despide a El Cid con cariño
Manuel Jesús El Cid dio una vuelta al ruedo en su última tarde en activo en Las Ventas y la afición acabó sacándole a hombros por la puerta de cuadrillas.
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El cariño de la afición de Madrid por partida doble. Nada más romper el paseíllo y una vez despejado el ruedo. El Cid recibió el caluroso homenaje de la afición de Las Ventas en recuerdo a tantos triunfos, tantas tardes para el recuerdo y también tantos éxitos perdidos con la espada, que los hubo. Madrid nunca olvida a sus hijos predilectos porque aquí, además, no entendemos de paisanaje y hacemos nuestros a los mejores. Cosas de la capital de todas las Españas. El grado de pasión con el torero de Salteras se acabó desbordando al final del festejo, cuando la afición madrileña acabó hizándolo a hombros para sacarle en volandas por la puerta de cuadrillas. El cariño quedó ahí más allá de una última tarde sin demasiado brillo. Todo por culpa de una corrida tan manejable como sosa y nula de finales de Fuente Ymbro.
El primer toro de la despedida resultó un animal insulso con el que el sevillano estuvo tan fácil como insípido. Hubo algún natural bien trazado dentro de un conjunto bastante plano. Lo líquido con habilidad y fue silenciado.
El cuarto, el toro del adiós, tampoco fue un dechado de virtudes. El pupilo de Ricardo Gallardo iba y venía sin entrega ni celo, pero El Cid supo sujetarlo más allá de las rayas del tercio a base de acariciar sus embestidas a base de temple y mimo. No fue una faena rotunda, pero sí la de un torero maduro y capaz. Una estocada arriba, lo que tanta veces le falló en Madrid, dio paso a una vuelta al ruedo que condensó el cariño y el reconocimiento de Las Ventas con el torero de Salteras.
Emilio de Justo vio como su primer toro se descocaba él solo nada más salir al ruedo. El sobrero, un animal del hierro de Manuel Blázquez con hechuras de toro viejo para las calles del levante español. A su altura se dejó, y por ahí hilvanó algún pasaje de buen corte el torero cacereño. Pese a todo, la faena no rompió.
El quinto cantó su mansedumbre desde que asomó por chiqueros. Huidizo y sin ninguna gana de embestir, Emilio supo sacar algún muletazo estimable en los primeros compases de la faena a base de pisar los terrenos del toro. Cuando el de Fuente Ymbro aprendió lo que se dejaba atrás, resultó complicado seguir armando faena. Lo despeñó de una estocada caída y un golpe de descabello.
Ginés Marín se las vio en primer lugar con un astado sin gracia alguna. Se movió sin clase ni ritmo y, pese a la voluntad del torero, la faena no pasó de discreta.
Menos opciones dio el deslucido sexto. Con la tarde ya en barrena, lo realizado por Ginés no pasó de voluntarioso.
FICHA DEL FESTEJO
Madrid, viernes 4 de octubre de 2019. 4ª de Feria. Tres cuartos largos de plaza.
Cinco toros de
, bien presentados y de juego manso y descastado aunque todos manejables en distinto grado. Un sobrero de
(2º bis), bien presentado y manejable sin humillar.
El Cid, silencio y vuelta.
Emilio de Justo, silencio y saludos.
Ginés Marín, silencio y silencio.