BOCAIRENT (VALENCIA)

Marco Pérez y Bruno Gimeno, el toreo del siglo XXI se exhibe en una plaza decimonónica

Marco remonta una tarde tras una voltereta que mermó al salmantino e impactante entrega y actitud del valenciano.

Bruno Gimeno y Marco Pérez en su salida a hombros este domingo en Bocairent

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Los hermanos Paco y Rafa Martí, empresarios, ganaderos y apoderados, llevan varios años haciendo de Bocairent la Brihuega de la Comunidad Valenciana. Nuestra corrida de primavera. El caso es que los hermanos Martí han conseguido en los últimos tiempos anunciar en la plaza más antigua de esta tierra (1843) a la flor y nata del toreo: Morante, Roca Rey, Daniel Luque, Paco Ureña, Pablo Aguado, Manzanares, Pablo Hermoso… Una gestión notable que hace que poco a poco se consolide la costumbre de venir a Bocairent a ver toros con alicientes de primera magnitud. Bocairent, entre Játiva y Villena, dos plazas que son “la Barcelona de los valencianos”, dos cosos cerrados a cal y canto por el sectarismo del fascismo antitaurino de la izquierda valenciana. A ver si PP y VOX son capaces de desbloquear una situación vergonzosa, política y administrativa, que se arrastra desde muchos años.

Además, este año ha querido la empresa de Bocairent instaurar la programación taurina como homenaje a Joaquín Sorolla, pintor vinculado a la historia del pueblo porque Sorolla pintó un “Guión de Sant Blai”. Si hay corrida picassiana en Málaga, goyesca en Ronda o Madrid, desde el próximo 5 de mayo habrá corrida de toros sorollana en Bocairent.

En la novillada mixta de la que es objeto esta crónica, bajo el manto de la novillada sorollana, latía un acontecimiento: la presentación como novillero de Marco Pérez, una joya del toreo y el diamante de oro y brillantes en el escalafón de novilleros.

Marco Pérez, salmantino, charro y listo, torea con mucha expresión. El nobilísimo primero lo quiso todo a media altura. Y Marco lo vio desde el capote. Sin apretar. Dio tiempos y pausas en sus toreras y cantadas maneras. Por el izquierdo soltó más la cara el novillo y recortó más el viaje de sus perfectas hechuras. Sobrevino una voltereta que lo dejó grogui, aparentemente tocado de su rodilla. “Lo mato y punto” le dijo a Juan Bautista entre barreras. Accidentado debut con oreja y paliza. Pasó a la enfermería.

El cuarto tuvo entidad y cuajo. Hubo una verónica honda y torerísima por el izquierdo. Brindó al maestro de Foios el novillero de Salamanca. El novillo, aunque sin clase, tenía el son de la nobleza. Marco marcó los embroques y administró alturas. Hubo derechazos con reminiscencias poncistas: las hombreras caídas, el desmayo. La armonía, un mediterráneo castizo; sobrio y expresivo. Faena abundante, sin anclar la faena en ningún tercio. Benévola la oreja tras marrar con los aceros.

El sexto tenía el poder contado. Aunque incómodo y sin romper, fue toro que dejó hacer y estar. El prólogo de Marco trató de encauzar las embestidas. Abrir los caminos, que se dice. Con la mano derecha, el charro torea con clase y gusto. La expresión del toreo bueno. Por h o por b, la faena no pasó de un intento en construcción. Dos orejas excesivas.

Bruno Gimeno, de Sedaví y casi adoptado en Bocairent, gran triunfador de la Magdalena de Castellón, se fue a porta gayola. Su recibo fue un surtido capotero. Luego hizo un quite ceñidísimo por gaoneras. Muy resolutivo con los palos. De rodillas en los medios por naturales. Encajado y roto a la vez. Berreón y bravo el de Polo Saiz. Hubo desmayo, despaciosidad y hondura en el toreo en redondo. Muy fácil y muy sereno. Sobrado. Le dio un topetazo en el coxis de susto grande. No podía levantarse Bruno. Hubo más naturales de soberbia redondez. Macizos y redondos. Excelente imagen e irreprochable actitud. Las bernadinas de rodillas se libraron milagrosas.

Lidió Bruno el tercero para dar tiempo a Marco. Otra vez se fue el valenciano a la puerta de chiqueros. Notables unas cordobinas en el quite. Toreadas. En banderillas, cuando cuaje la precisión, será un espectáculo total por variado. A El Soro brindó el eral, de notable condición. Pronto, codicioso, con su pinto de nobleza. Se rebozó en varios naturales muy templados. Disfruta Bruno pasándoselos cerca. Y cuanto más cerca mejor. Domina los registros. Y torea de rodillas, encajado, como de pie. Natural.

Bruno recibió al quinto, de nuevo, de rodillas en chiqueros. En la boca de riego le empapó de tela a la verónica. Hondas, cadentes. Juan Alberto Torrijos quitó por gaoneras. Brindó Bruno a José Luis Aguirre, Conseller de Agricultura, en una barrera. Aguirre es asiduo en festejos del clavel y festejos menores: Bruno le dijo que era un honor verlo en novilladas apoyando a los novilleros, que son el futuro.

Dicho y hecho, el valenciano se puso de rodillas en los medios. Casi pasa más tiempo con las rodillas hincadas que de derecho: Bruno quiere y no para de querer. Y de crecer también. Renqueante el de Polo Saiz, calamocheó en exceso. Quizá lastimado, como Bruno, que se vació en cuerpo y alma. Con la espada es un cañón: ataca muy en corto y muy de verdad. Un puñetazo en la yema. Cayeron dos orejas y rabo.

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