HUELVA

Pablo Aguado, la rotundidad de la templada torería

El sevillano cuaja una gran tarde de toros y cuaja dos enormes faenas. La primera la pinchó y cortó dos orejas en su segundo toro. Oreja para De Miranda.

Pablo Aguado en su salida a hombros este sábado en Huelva

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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No gustó el primero de Albarreal. Ni por dentro ni pone fuera. De un trapío más que justo, zancudo y vareado de carnes, el contenido fue además un ejemplo de descastamiento y escasas fuerzas. Se metió por dentro en el capote a Morante, que con la muleta abrevió entre la comprensión del público cuando el animal se negó a pasar y evidenció su invalidez.

La pobre presencia del segundo de Albarreal se veía además afeada por un pitón izquierdo con la vaina colgando. El animal perdió las manos cuando llegó al caballo y a penas si la puya hizo sangre sobre el lomo. El toro no valió un duro, colándose por el pitón izquierdo en el inicio de faena de David de Miranda. Firme y seguro del terreno que pisó, el onubense sacó dos tandas a derechas compuestitas y templadas pese al poco empuje de su oponente. Al natural era más complicada la conexión con los tendidos por la falta de ritmo en la embestida del toro. Los de pecho, eso sí, los firmó con empaque. Una estocada trasera y caída aseguró el trofeo.

Desde el capote hasta el último muletazo. Una de las actuaciones más rotundas de lo que llevamos de año la firmó este sábado en Huelva Pablo Aguado. Con el capote acompañó con todo el cuerpo en el toreo a la verónica. Y las medias enroscadas a la cintura y sin perder ni un ápice la verticalidad y la naturalidad. Porque si algo tuvo la actuación del sevillano fue eso, naturalidad. Y gracia como la que derrochó en un quite por chicuelinas. El inicio del faena fue sublime. Un cambio de mano dejó el reloj parado a las nueve menos diez. A derechas y al natural, ralentizando al máximo la embestida del toro a base de un temple innato. Sin ningún enganchón y con la medida justa. Pero tan magna obra no tuvo el refrendo después con la espada. Tres pinchazos y un descabello no fueron digno colofón. Aún así, el público que casi llenó La Merced le obligó a dar una aclamada vuelta al ruedo.

La borrachera de toreo del bueno continuó cuando asomó el hechurado cuarto. Morante lo recibió rodilla en tierra. Esperando que el toro volviese sobre sus pasos para hilvanar la siguiente verónica. Ya incorporado, dejó cuatro lances de un ajuste, ritmo y un empaque brutal. Pero hasta ahí duró el de Albarreal. Pese a la voluntad de Morante, el toro se apagó como una cerilla y con ello la sección esperanzas de la respuesta del de La Puebla a su paisano.

El quinto asomó por chiqueros casi rendido. Pronto con la lengua fuera y moviéndose con escasa fortaleza de remos. La afición onubense, creyendo que hacían un favor a su torero, hicieron que asomase el pañuelo verde con sus protestas. El sobrero de Torrealta se frenó mucho cuando llegó a los engaños en los primeros tercios. Paciente David, tiró de firmeza y toques precisos para intentar ir alargando poco a poco los viajes del toro. Pero no habían fondo de casta enfrente para armar faena.

Todo el mundo esperaba a Pablo Aguado cuando saltó el sexto. Voló el capote el sevillano con buen aire. Una verónica fue cumbre. El de Albarreal se sostenía con alfileres pero iba y venía con tanta nobleza como falta de entrega. Siempre a media altura. Aguado le dio los tiempos necesarios y la distancia precisa en lo cites. Aprovechaba la inercia de la embestida para acompañar con un gusto innato y un temple líquido preñado de armonía. Una tanda final al natural a pies juntos puso a la plaza en pie. La estocada desprendida no impidió la concesión del doble trofeo.

Huelva, sábado 3 de agosto de 2019. 3ª de Feria. Casi lleno.

Cinco toros de 

, de dispar presentación y hechuras. Invalido y deslucido el primero; manejable sin más el segundo; noble y enclasado el tercero; un cuarto desfondado; y un sexto flojo pero manejable. Un sobrero de 

(5º bis), descastado y frenado.

Morante de la Puebla, silencio y saludos.

David de Miranda, oreja y saludos.

Pablo Aguado, vuelta y dos orejas.

Incidencias: Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de José Luis García Palacios.

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