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Todo empezó con una pregunta del periodista Damián Bernal el día de la presentación en el Museo Carmen Thyssen de Málaga de la Corrida Picassiana del próximo 14 de agosto en la Malagueta: "Miguel Ángel, ¿sabes ya cómo será tu vestido?". A lo que Perera, con la sinceridad que le es propia, respondió: "¿Y alguien sabe definirme exactamente cómo es el vestido picassiano de torear? Porque a lo largo de estos años, hemos visto de todo. Hay quien se ha vestido con trajes inspirados en motivos de la obra de Picasso, pero también quienes han venido de goyesco y de combinaciones realmente extrañas. Yo creo que dejaré que sea mi hija quien pinte cómo será mi vestido de ese día..."
Y la idea surgida así de espontánea fue tomando forma en la mente de Miguel Ángel, que se fue convenciendo a sí mismo de que aquello no tenía nada de descabellado. Lo que le terminó de decidir fue encontrar días después varios testimonios gráficos del genio malagueño pintando con sus hijos. "¿Qué más inspiración picassiana que emular a Picasso haciendo algo que le colmaba de libertad?", espeta Perera. Pues dicho y hecho: su vestido de torear para Málaga lo ha pintado el propio torero con su hija Carmen y con su ahijado Óscar en una mañana divertida y entrañable en las horas previas a su paseíllo en las Colombinas de Huelva.
Así pues, Miguel Ángel Perera comparecerá el próximo 14 de agosto en la Plaza de Toros de Málaga con un traje de raíz goyesca, de color blanco y adornos en azabache y con pinturas que llevan la firma de Carmen Perera Gutiérrez -su hija- y de Óscar Polo Pereda -su ahijado-. "La verdad es que, conforme fui cuajando la idea, más me ilusionaba. Y cuando encontré esas referencias sobre cómo a Pablo Ruiz Picasso le gustaba jugar con sus hijos pintando en su estudio, entendí que la inspiración picassiana de mi vestido venía dada con la propia idea".
Así que todo fue organizar la logística propia y llevar a cabo la operación. Que, por cierto, fue a los propios niños a quienes más sorprendió. "Con lo cuidadoso que soy yo con mis trajes de luces y con mis elementos de torear, que mi hija y mi ahijado me oyeran decirles que íbamos a pintar juntos un vestido de torero les cayó muy de sorpresa, no se lo creían. Así que tuve que empezar yo la obra y que ellos se fueran sintiendo cómodos, lo que se produjo enseguida...", recuerda el torero.
"Estoy muy contento con el resultado final porque el diseño es absolutamente picassiano. Es decir, es libre, espontáneo, único, diferente, singular, natural y personal, muy personal. Sinceramente creo que a Picasso le habría gustado la idea y cómo ha quedado", señala Perera, quien también destaca como un valor muy importante de esta original iniciativa que "pocas veces estaré en una plaza toreando teniendo tan cerca de mí las señales de dos niños que son mi vida y a los que quiero tanto como Carmen y Óscar. Porque ellos, no sólo pintaron el interior de los corazones que forman parte del adorno del traje, sino que también, en la parte frontal de la chaquetilla, han dejado impresas las huellas de sus manos en sus colores y en mi color preferido. Además, la experiencia de jugar con ellos para dar forma a algo que es tan importante para un torero como es su segunda piel es de las cosas más íntimamente emocionantes que he vivido nunca", confiesa Miguel Ángel.