EN 'EL ALBERO'
¿Por qué embiste el toro de lidia?
El biólogo Fernando Gil-Cabrera explicó sus estudios sobre el toro bravo en El Albero de COPE.
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¿Por qué embiste el toro de lidia? Quizá para los aficionados es algo con lo que convivimos a diario en una plaza de toros. Pero pocos serían capaces de explicarlo.
Por ello Fernando Gil-Cabrera lleva desde años intentando desentrañar los misterios de la bravura desde el punto biológico y científico. “Siempre me lo he preguntado, qué le hace diferente. Sobre todo cuando veía a un toro querer saltar la barrera y a otro embestir hasta la muerte. Como biólogo sabía que ahí debía haber algo que a cada animal le hace tener una reacción distinta”.
“El toro de lidia no se parece a ningún otro herbívoro porque tiene esa capacidad de embestir”, continúo explicando Fernando. “Los antitaurinos siempre argumentan que lo hace porque se encuentra encerrado en un ruedo. Pero no es así. Lo hemos comprobado en una faena que se hace en ciertas ganaderías como es el tentadero a campo abierto. Observamos cómo el animal acude a un caballo más grande que él desde cuarenta metros. Algo que no es normal en la naturaleza. Además hay un estímulo doloroso que el toro supera y vuelve de nuevo al caballo. Esto es un logro de los ganaderos. Un milagro logrado a lo largo de los años. Seleccionando un animal cada vez mejor adaptado fisiológicamente a los esfuerzos que les requiere la lidia”.
Lo que tiene claro el biólogo es que “con la evolución del toro ha ido evolucionando el toreo. Estamos en un punto en el que estamos ante el toro más bravo de la historia y del animal mejor adaptado fisiológicamente a la lidia”.
Una frase polémica ésta última pero que Fernando justificaba comentando que “estamos ante un toro que ya no huye. Ya casi no existen las banderillas negras. Pero también podemos hablar de estar ante el toro más noble de la historia, quizá también más 'sosito'... pero ya son matices de la bravura”.
El milagro de la bravura lo definía en El Albero como “un cóctel de hormonas. Hay dos pilares básicos: el primero, la capacidad de respuesta al estrés que tiene el animal con la secrección de adrelanina y cortisol, que les prepara para luchar o huir. Y segundo, las endorfinas, que hacen que modulen el dolor. Ellas bloquean los receptores del dolor que tenemos en el cuerpo. En el toro de lidia ocurre y lo hemos demostrado científicamente”.
Uno de los grandes enigmas es saber si el toro sufre durante la lidia. Algo que una vez se negó desde el sector taurino. “Ese titular creo que hizo daño”, reconocía Gil-Cabrera, “porque no hay que comparar al hombre con el toro. Nosotros hemos estudiado cómo se comportan esas hormonas y las reacciones que tiene el animal. En el toro observamos que acude al estímulo doloroso. Él los supera a través de la bravura, que le hace superar esos estímulos dolorosos".
Los análisis que ha podido hacer en distintas ganaderías “te enseñan cómo los ganaderos han ido seleccionando a su toro. Otro de los pilares del comportamiento es la fisiología de la agresividad. Hemos estudiado por qué un animal es agresivo y qué neurotransmisores influyen. Nos hemos agarrado a la dopamina y a la serotonina. La dopamina está en personas que son mas valientes y está presente en los toros con más acometividad y que embisten con más codicia. Y a más serotonina inhibe esa agresividad. A más serotonina, por tanto, el toro acometerá menos”.
Esto último puede trasladarse a los encastes actuales del toro de lidia. “En los encastes llamados 'duros', como Urcola, Vega-Villar, Graciliano, Albaserrada... tenían los valores de serotonina más bajos. Estos ganaderos han ido seleccionado toros más agresivos. En Domecq, Núñez, Murube, Atanasio... es al contrario”.
Fernando Gil-Cabrera es uno de los miembros que presentó recientemente en Madrid la Asociación Cultural 'Tauromaquias Integradas'. Un proyecto que se ha apoyado en sus estudios para intentar buscar una evolución de la lidia.
“Está claro que la Fiesta tiene que evolucionar. Nos hemos dado cuenta que hay cosas que se puede cambiar sin que pase nada ni como concesión a los antitaurinos. Queremos mejorar la lidia, que los tres tercios tengan su importancia. Actualmente, el de varas y el de banderillas son un verdadero trámite. Queremos promocionar esos dos tercios. El de varas con una puya que estamos probando más pequeña, no tan invasiba. La sangre tiene que ser la justa y necesaria, que el caballo sea menos pesado y que el peto no sea tan rígido. Que se vea un tercio en su integridad”, concluyó Fernando.