MADRID

Primera cena de Simón con mejor género que comensales en Las Ventas

Los utreros de Saltillo y Fuente Ymbro pasan por encima de una terna que no opositará a la final del certamen

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Olor a fritanga, padres con hijos, muchos profesionales y luz artificial. Regresaron las nocturnas a Madrid, pero no volvió el público habitual. La idea es buena, pero la temporada fuera de San Isidro en Las Ventas ha quedado reducida al silencio y al ridículo de asistencia. Para colmo, la novillada de Saltillo fue remendada, qué raro, con tres de Fuente Ymbro que, salvo uno, se fueron otra vez con las orejas puestas. El certamen de novilladas nocturnas tiene buen clima, tiene buenos novillos, pero vuelve a estar ayuno de profesionales que los toreen y que de verdad opositen a llegar al escalafón mayor aupados por la afición de Madrid. Lo de Rufo fue un milagro, está claro. En esta ocasión, solo dos quites de Montero y la voluntad de un José Rojo que puede más que quiere y que saludó dos ovaciones de los paisanos.

Como buen Saltillo, nada más saltar al ruedo buscó el callejón el primero de la tarde. Diego Peseiro, uno de los juguetes rotos de Ortega Cano, no pudo lucirse hasta el turno de banderillas. Dejó dos pares por cada pitón y otro sensacional al violín. Aunque lo mejor fue la lidia de Felipe Proenza. Arrancó con la muleta abriendo los caminos del utrero al hilo de las tablas del 10. Ya por derecho, en los medios, le costó cogerle el aire a un novillo que tan pronto se mostró dócil en la embestida como se le tiró al pecho. Aún así, tuvo más virtudes que defectos. El portugués estuvo dispuesto, pero muy lejos de entenderse con un Saltillo que se podría decir que fue de alta nota. Se tiró muy recto a matar, pero la espada cayó muy baja. Se atrancó con el descabello y Madrid se puso bronca.

Recibió a su segundo, primero de Fuente Ymbro en el orden de lidia, a porta gayola. Lo mejor de capote lo dejó Francisco Montero en un notable quite por gaoneras. En el ambiente, las cenas de Simón. Un aroma irrespirable a fritanga y un público con hambre que colocó el no hay billetes en los aledaños del alto del 7. Se puso de rodillas en los medios Peseiro con intención de cambiar por la espalda al de Gallardo. Lo consiguió en el primer intento, pero tomó rápido la vertical para torear como Dios manda. Se vio apurado en un descuido y después anduvo por allí sin pena ni gloria. Tampoco permitió más el novillo. Por el izquierdo se quedaba en el vientre del torero. Volvió al pitón derecho y pudo esbozar algún muletazo estimable gracias a su buena colocación, pero no terminó de entregarse. Ni novillo ni novillero. No eran las 22.30 de la noche y la cena ya estaba empachando al personal. Lo mató muy bien.

Al segundo novillo se le protestó mucho de salida pese a que estaba en el tipo de Saltillo. Quizá algo escaso, pero de buena hechura. Lo intentó lucir Francisco Montero en el caballo y trabajó a favor de obra, pero su cuadrilla no terminó de cogerle el aire, que no fue malo. Daniel Sánchez, que lo lidió, se llevó un collejón con la lidia ya finiquitada mientras su matador pedía permiso. Se lo llevaron a la enfermería de mala manera y Montero empezó lo suyo con buenas maneras. Por el derecho dejó varios muletazos de alta nota que conectaron con los tendidos. Sin embargo, cuando la faena tomó vuelo eligió el pitón izquierdo para seguir. Por ahí el de Saltillo cazaba ratas. Le arrancó la muleta y se acabó la cosa. La espada se le fue muy abajo y emborronó un primer acto, el suyo, más que digno.

Con el quinto lo intentó todo de capa. Quitó por brillantes lopecinas que encendieron otra vez al personal. Brindó al público y quedó en los medios para torear por derecho. Empezó muy bien, pero poco a poco se fue diluyendo entre la boyantía del utrero y la impaciencia del público, que se puso de parte del animal. Lo intentó por los dos pitones, pero la faena fue de menos a más. Se creció por momentos y pudo torear a placer, pero ya no conectó con la gente. Acabó con él al tercer intento.

Se protestó también al torete que hizo tercero, aseado de pitones, pero de buena hechura. De toros no saben ni las vacas. Y la buena hechura la sacó en todos los tercios de la lidia. Se arrancó con alegría en el caballo, buscó a los banderilleros con casta y se desplazó con buen aire en la muleta. Y José Rojo lo entendió muy bien, aunque su faena se hizo un poco pesada. Hilvanó tandas muy poderosas cargando la suerte con otras de toreo accesorio buscando más el postureo frente al 7 que la colocación para torear. Se tiró a matar perfecto, partió el estaquillador, pero la espada no cayó en buen sitio. Hubo petición, pero el presidente puso cordura.

El sexto de Fuente Ymbro fue otro novillo con posibilidades. Lo aprovechó en el inicio José Rojo, aunque volvió a mostrarse dubitativo en los momentos clave de la faena. Alargó mucho el trasteo y solo llegó a sus partidarios. Pinchó con la espada.

Madrid, jueves 7 de julio de 2022. 1ª del certamen de nocturnas. Menos de un cuarto de plaza (6.857 espectadores, según la empresa).

Novillos de Saltillo (1º, 2º y 3º) y de Fuente Ymbro (4º, 5º y 6º). Bien presentados, en el tipo del encaste y con posibilidades en la muleta, salvo el lote de Peseiro. 5º y 6º, de gran juego.

Diego Peseiro, silencio tras aviso y silencio

Francisco Montero, silencio y silencio.

José Rojo, ovación tras aviso y ovación.

Parte médico: El subalterno Daniel Sánchez, de la cuadrilla de Francisco Montero, cogido en la lidia del segundo de la tarde. Fue atendido en la enfermería de una "contusión costal y puntazo corrido en axila izquierda. Pendiente de estudio radiológico. Pronóstico reservado que le impide continuar la lidia".

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