VALENCIA

Puerta Grande para Nek Romero, a hombros tras cuajar una faena cumbre

El novillero de Algemesí da otro importante toque de atención y corta dos orejas. Decepcionante novillada de Guadaira.

Nek Romero en su salida a hombros este sábado de la plaza de toros de Valencia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Hace un año y una semana Nek Romero cortó dos orejas a un eral en una clase práctica. Hace dos meses, Nek Romero impactó en Fallas y, sin salir a hombros, se puso en boca de todos. Hace una semana salió a hombros en Casas Ibáñez (La Mancha) y cortó tres orejas ante dos novilleros manchegos. Su paso por Fallas le trajo la contratación automática para la novillada de la Virgen, un reportaje en Tendido Cero de TVE, y un apoderamiento compartido: el maestro Santiago López, que apoderó a José Tomás, y Juan Ruiz, hijo del gran Juan Ruiz Palomares, apoderado de Enrique Ponce. Curioso que el de Algemesí haya captado la atención de los apoderados de los maestros de Chiva y Galapagar. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.

Tras una feria de Fallas notable en lo artístico y excelente en el balance económico, el coso de Monleón volvió a abrir sus puertas para acoger una novillada picada en honor a la festividad de la la Virgen de los Desamparados. Mañana se conmemora el centenario de la Coronación de la Virgen.

Nek Romero, que se coronó como la gran esperanza del toreo en Valencia y uno de los novilleros que va a dar que hablar este año, desorejó al sexto, manso en los primeros tercios; encastado y bravo en la muleta. Se fue Nek a los medios como si el utrero fuese la hermana de la caridad y le pegó dos series cumbres con la izquierda, la mano de los billetes. Monumentos de toreo al natural. La embestida embebida con los vuelos, la planta firme. La emoción trepó como el fuego. El toreo, a pelo.

El de Algemesí anduvo sereno como si tuviera 40 novilladas picadas a sus espaldas y no las 4 que lleva. Con la derecha las series fueron soberbias de ligazón y temple. Por abajo. Y más abajo. El novillo respondió y se creció ante la exigencia. No todo el que mansea es manso. Los muletazos acababan donde el brazo no daba más de sí. Por debajo de la pala del pitón. Obra maciza, sentida y emotiva. Lo mató casi en la boca de riego y las dos orejas debieron caer a la vez. El pañuelo azul podría ser elemento de debate. El novillo manseó pero luego fue muy bravo. Misterios de la bravura. En otras manos, el novillo…

El tercero, altito, adoleció de fuerzas, como sus anteriores hermanos. Nek Romero lo recibió a pies juntos. Sedoso, suave, dueño de la situación. Hubo una verónica de notable dibujo. Brindó el de Algemesí a Juan Alberto, matador de toros de su pueblo. Lacónico y escueto: “Gracias a ti, hoy estoy aquí. Va por ti”. Nek tiene sitio y valor por un tubo. Inteligente y sutil con los toques, imperceptibles. Vulgar y sin fondo el novillo. A Romero sí se le ve buen fondo de torero. Se queda siempre para no irse. Los pies de plomo siempre hundidos en la arena. La Valencia taurina duerme hoy exultante y feliz.

Sergio Rodríguez, que se presentaba en esta plaza, quiso torear bien. Estupendo el inicio, genuflexo, por suave. Bravito el guadaira, Rodríguez exhibió buen concepto y clarividencia. Más allá de los enganchones, se percibe la limpieza mental de querer hacer el toreo bueno. Asentado, corrió bien la mano y quiso siempre gobernar las embestidas. Recetó una gran estocada. Sin puntilla.

El cuarto, bien hecho y más hecho, apuntó a bueno y bravo. Encastado, repitió con codicia en el capote de Sergio Rodríguez. Se arrancó al caballo con todo, y empujó bien. Luego echó la persiana pero antes no le cogió el aire, ni gobernó las embestidas. Puede que el novillo se viniera a menos pero el novillero no impuso mando ni orden.

Manuel Caballero, nuevo en esta plaza, como Palomo Linares en la película, es hijo del torero manchego con el mismo nombre, figura del toreo. El castañito segundo, precioso, tuvo poca fuerza. El calamocheo de la defensa. El son sin maldad. Caballero anduvo fácil con él. Lo difícil era sostenerlo. Conducirlo sin que se desplomara. Trasteó sin emoción. Poco eco en los tendidos.

El precioso quinto, 502 kilos de armonía, era un tío por delante. Muy serio, colorado, ojo de perdiz, acucharado. Buen aire se vislumbraba en el tranco. Tuvo más vida que sus hermanos, y más empuje también. Punteó en “defensa propia” el utrero. Caballero sobresalió al natural. Justo en ese momento sobrevino la cogida. Tras el susto, firmó el albaceteño una maciza serie a derechas. Cortó una generosa oreja.

Valencia, sábado 13 de mayo de 2023. Casi media plaza.

Novillos de

, bien presentados, de buenas hechuras, de dispar y decepcionante comportamiento. Bueno aunque a menos el cuarto, encastado el sexto.

Sergio Rodríguez, vuelta tras petición y silencio tras aviso.

Manuel Caballero, silencio y oreja.

Nek Romero, ovación tras aviso y dos orejas.

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