SEVILLA

El toro al límite

Rafael Serna ha cortado una oreja, Luis Bolívar ha dado una vuelta al ruedo y Luis David fue aplaudido. Mala corrida de La Palmosilla.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Una historia. Una decepción. El toro al límite. Ese animal, tan cuidado y deseado para hacer el toreo, se está convirtiendo en un animal inválido y sin casta, parado y lastimero, que induce al fracaso. A la ruina de una Fiesta ayuna de emoción. Y sin emoción no hay fiesta, ni tampoco toreo. Sólo una muestra de pases anodinos, aburridos y sin alma que provocan el bostezo en la gente que, pacientemente, esperan al siguiente que ha de salir de chiqueros, sin que haya un siguiente. Una película sin fin que se proyecta en sesión continua durante muchas tardes de corridas. Hoy, tocó Sevilla con el fiasco ganadero de La Pasmosilla. Porque no fue suficiente la bravura del buen cuarto para evitar el descalabro.

Fue el segundo toro de Luis Bolívar un ejemplar de diferenciales hechuras a los demás corridos. Que peleó con bravura en varas y acudió a la muleta con nobleza y son en las acometidas. El diestro colombiano, directo y generoso, sin pretender demasiadas depuraciones estéticas, comunicó entusiasmo en un inicio de faena de largo pases diestros que fueron perdiendo calidad en una lidia intermitente venida a menos al natural. No fue su toreo contundente, ni mucho menos. A la faena, austera y poco descriptiva, le faltó mayor apuesta con un astado aplaudido en el arrastre. Sin embargo, la petición de oreja, tras la estocada recibiendo, no fue atendida por el palco presidencial.

Poco, nada, se le vio con el flojo y noble primero. Suaves y sutiles muletazos, de uno en uno, que casaron al público. Quizá fuese toro para el toreo de detalles. Finuras que no las tuvo el torero.

Rafael Serna no pudo rendir homenaje a la memoria de su padre hasta el último toro de la larga tarde. Pese a que la imagen del torero en el centro del ruedo, en el cual se sintió abrazado por el hombre que después, desde arriba, fue el primero en saborear el triunfo con ojos humedecidos, fue con el tercero, un sobrero del mismo hierro ganadero que sustituyó al inválido devuelto.

La lidia del sexto, noble y de escasa fuerza, tuvo momentos de interés sobre todo en el aroma clásico y natural del toreo de izquierda. Fue entonces cuando se hizo presente el pasodoble dedicado a su padre, obra del músico y compositor onubense, Félix de Carbonera. Fue ahí, en el trazo del natural y la música de fondo, cuando se estableció la consabida escalada hacia lo emocional. Menos atractivo revistió el muletazo diestro con un toro ya demasiado parado. Los detalles del pase por bajo, intercalados con cambios de manos, epilogaron a la estocada que precedió a la concedida y generosa oreja.

Con el sobrero, con no más fuerza que el devuelto, todo quedó en el esperanzador inicio. Una buena serie diestra no tuvo continuidad. Rafael anduvo dispuesto y poco más. Con la espada, mal.

También se paró el noble segundo de Luis David. La falta de casta le hizo claudicar pronto sin que el mexicano no consiguiera más que algún que otro trazo sin emoción con la izquierda. Después aburrió con la derecha en un largo trasteo sin sentido de la medida. Tras la estocada casi entera le tocaron algunas palmas, las suficientes para que el torero las entendiera como una ovación que no dudó en saludar.

El quinto fue otro tullido toro de La Palmosilla devuelto y sustituido por uno de Hermanos San Pedro de nulas fuerzas y escasa casta. El joven torero de Aguascalientes no se cansó de dar pases en infinita faena sin tiempo. La estocada trasera y caída fue suficiente.

En fin, con ven una agotadora tarde de ¿toros? Increíble.

Sevilla, domingo 28 de abril de 2019. 2ª de abono. Menos de media plaza.

Toros de 

, bien presentados y de diferentes hechuras. Nobles, descastados y sin fuerzas, y uno de 

 (5º bis). De escasa fuerza el primero; noble, con clase en las embestidas, y parado el segundo; invalido el tercero, fue sustituido por otro del mismo hierro ganadero, noble y parado; bravo el cuarto; invalido el quinto, el sobrero resultó de iguales características; noble y con poquitas fuerzas el sexto.

Luis Bolívar, silencio y vuelta tras petición.

Luis David, ovación y silencio.

Rafa Serna, silencio y oreja.

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