4ª FERIA DE SANTIAGO

Roca Rey, sustos y actitud de máxima figura para rendir Santander

El peruano cuaja una tarde de valor cabal y corta tres orejas tras sufrir sendas volteretas en cada uno de sus toros.

Momento de la voltereta que sufrió Roca Rey en el primer toro de su lote en Santander

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Como las sevillanas. En el mismo sitio y a la misma hora. Un año más, la manifestación antitaurina a las mismas puertas del coso de Cuatro Caminos. No habrá sitios para manifestarse en Santander para que la Delegación de Gobierno autorice a que la pacífica masa que acude libremente a esta plaza de toros tenga que recibir insultos en su misma cara por el mero hecho de tener el sano gusto de ser aficionado a la tauromaquia. Así está España en este día de Santiago Apóstol, su santo patrón.

El que no está para disgustos es Roca Rey. Al contrario. Y a pesarr de que en la tarde de hoy esos disgustos en forma de volteretas pudieron acabar en tragedia. Ofrece espectáculo y entrega y se lleva a los públicos de calle. Un auténtico rodillo y ciclón que pasó este martes por Santander como lo que es. La primera figura del actual escalafón.

El peruano tuvo que enfrentarse en primer lugar a un toro de escaso cuerpo pero bien armado que embistió sin clase ni ritmo. Todo era a base de pechugazos contra los engaños. Se atornilló Andrés sobre el ruedo santanderino para hacer embestir por derecho al bruto. Siempre ganándole la acción. Pero el de Bañuelos tenía peligro sordo y en cuanto pudo se lo echó a los lomos. El pitón entre los muslos sin calar y después, ya en suelo, otro derrote que por fortuna tampoco pareció atravesar la taleguilla. Tras el susto, el toro ya no quiso pelea. Buscó refugio en los terrenos de tablas de sol y hasta ahí se fue Roca Rey. Rugieron las peñas, y el que acabó embistiendo al toro fue el torero. El mundo al revés. Muy comprometido y responsabilizado, sabedor de ser el reclamo del cartel del día grande de Santander. Un final de cercanías con una espaldina de infarto acabó por rendir al coso de Cuatro Camino, porque el toro ya había asomado la bandera blanca hacía tiempo. Se tiró con todo detrás de la espada y dejó una estocada desprendida de la que salió el toro rodado. La oreja cayó por aclamación antes de pasar a la enfermería, de donde salió para lidiar su segundo en sexto lugar.

Ese sexto a punto de darle un buen susto a Cayetano cuando le apretó en la tronera del burladero de matadores. Tremendo el porrazo del astado contra las tablas. No le importó a Roca Rey, que al iniciar la faena de muleta fue de nuevo volteado de forma terrible. No hizo caso el toro a la muleta y le cogió de lleno, llevándolo encunado hasta las tablas. Horripilante el topetazo y la paliza posterior. Cayetano al intentar el quite también salió trastabillado y volando por los aires. Afortunadamente y más allá de las magulladuras en la cara y la banda de la taleguilla rota, no se atisbaba cornada. Andrés se espoleó aún más y su raza hizo que el toro se entregase a su poderosa muleta. Y los tendidos de Cuatro Caminos a él, en pie a la finalización de cada tanda. Ser y estar en figura máxima. Cuando puso rumbo a tablas a coger la espada la plaza coreó al únisono el grito de '¡torero, torero!. Pinchó antes de agarrar un soberbio volapié. Las dos orejas recompensaron tamaña demostración de actitud y torería.

El resto de la corrida tuvo otra historia muy diferente. Buenas hechuras trajo el toro que abrió plaza. Enmorrillado y con una anatomía musculada. No fue muy bien tratado en varas y en banderillas destacó el tercer par de Rafael Rosa. No se lo pensó dos veces Cayetano para salir hasta el centro del ruedo y brindar al público. El inicio, por doblones, con el toro respondiendo con obediencia y buen son pero demostrando que el depósito no iba durar mucho. En la siguiente tanda ya hizo amagos de poner rumbo a tablas. Lo sujetó el diestro en el centro del ruedo. Pero ahí le pesaron los terrenos al de Bañuelos. Al natural hubo dudas. Tanto del toro como del torero. Hasta ahí duró el animal, que se destendió por completo de la liviana batalla que le había propuesto el menor de los Rivera Ordóñez. Lo avió de una estocada casi entera y delantera.

Bajito de cruz pero enseñando las puntas por delante. Así fue el segundo de su lote. En la muleta supo siempre lo que se dejaba atrás y en un par de ocasiones a punto estuvo de cazar a un cauto Cayetano, que no expuso más de los necesario. Una estocada casi entera fue el colofón de su actuación.

Un notable quite por chicuelinas le sopló Pablo Aguado al bastito tercero, que se movió sin mucho celo en los primeros tercios. Fundamental el inicio de faena, andando de forma muy torero y plasmando unos trincherazos de cartel de toros con los que se salió hasta el tercio. La tersura que le faltó al toro en su embestida se la puso Aguado con su toreo templado y empacado. Temple en el toreo fundamental y naturalidad en los variados remates de las tandas. Pero al conjunto le falló la espada. Dos pinchazos previos a la estocada esfumaron cualquier posibilidad de premio tangible.

Por el percance de Roca Rey, Aguado tuvo que correr turno y lidiar su segundo toro en quinto lugar. Un animal de mucha báscula, con 581 kilos a cuestas, y muy abanto de salida. Le zumbaron bien en el caballo ambos piqueros, tanto el de turno como el que guardaba puerta. Andarín e incierto, el de Bañuelos no tuvo embestidas francas. Así que, entre protestas, el sevillano tiró por la calle de en medio para irse a por la espada, dejando una estocada a toro arrancado tras la que tuvo que hacer uso del verduguillo en varias ocasiones sin acierto. Finalmente, el toro se echó por sí solo.

Santander, martes 25 de julio de 2023. 4ª de Feria. Lleno.

Toros de

, de correcta presentación aunque desiguales hechuras. Conjunto muy bajo de casta. De juego manso, descastado y huidizo los dos primeros. Un tercero manejable; de escaso fondo y venido a menos el cuarto; incierto el quinto; bronco y peligroso el sexto.

Cayetano, silencio y silencio.

Roca Rey, oreja y dos orejas.

Pablo Aguado, saludos y silencio tras aviso.

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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