FERIA DE ABRIL

Tomás Rufo, lisa y llanamente maravilloso

Tomás Rufo, nuevo en esta plaza, ha cortado tres orejas y ha salido en hombros por la Puerta del Príncipe. En Juli ha cortado una oreja y Roca Rey ha sido ovacionado.

Tomás Rufo en su salida a hombros por la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Resulta difícil, quizá, encontrar entre los jóvenes que han llegado al estrellato del toreo en los últimos años, un torero tan talentoso, tan natural y ambicioso, capaz de desplegar todo su potencial en una tarde de perros debido a la climatología adversa. Una tarde de tormenta, de viento, de barro resbaladizo y de torrencial lluvia. Sólo recordar lo que ha hecho, y como lo ha hecho el debutante Tomás Rufo, produce vértigo.

Arrimó valor como nadie, naturalidad y talento, a un toreo sincero y directo. Naturalmente emotivo, extraordinariamente auténtico y lisa y llanamente maravilloso. Y hasta hizo un empleo espectacular de su arte. Sin estridencias, solemne, y muy seguro de su hacer y decir, expuso de manera magistral su clásico concepto tan diferente como emotivo. La frescura, el impulso juvenil, el refinamiento de una lidia tan sentida como valerosa, son características que definen la tauromaquia del joven diestro toledano. En definitiva, un toreo sin palabras para definir. Un toreo en el que es muy fácil percibir la emoción.

La faena al sexto, un toro mansito que se salía de la suerte en busca de querencias, derrochó sensibilidad e incluso dramatismo. La cogida, entregado para finiquitar, fue de suerte y milagro al salvarse de una cornada, posiblemente, brutal. Y no tuvo reparo en usar y abusar del valor para volver a entrar a matar y dar argumentos a una obra que tuvo el carácter emotivo de las cosas bien hechas. Una lidia cuyo resultado dio cuenta de un toreo de capa excepcional. Verónicas que pararon el tiempo hasta alcanzar la cumbre de lo emocional. Delicadeza, después, en cada uno de los trazos diestros, en la suavidad del hondo y despacioso natural, en la brillantez de los cambios de manos y los pases de pecho, en la particularidad de los adornos y, sobre todo, en esa naturalidad y punto de temple en la ejecución. Con la solidez de un concepto de auténtica calidad artística, del que hizo gala el que se mostraba por primera vez como matador de toros en la Maestranza, plantó bandera en el encharcado albero y conquistó Sevilla. La estocada final apuntaló las dos orejas, tal vez excesivas, que le dieron derecho a abrir la soñada Puerta del Príncipe.

Porque en el primero de Victoriano del Rio, un toro noble y con recorrido, también le cortó un apéndice tras una lidia en la que expresó la cadencia, el ritmo y una lentitud pasmosa con el capote, además de realizar una faena, algo desigual, aunque con resultado atractivo y convincente. Una faena, mejor con la derecha, consistente en una sólida estructuración clásica, imaginativa y de fresca inspiración. La estocada bien mereció el apéndice.

El Juli volvió a brillar en Sevilla en tarde de lluvia con el noble y bravo cuarto. Hizo una lidia poderosa construida sobre el soporte del mando y la perfecta técnica. Una faena suficiente, veraz y bien hilada, más con la derecha que con la izquierda, como para contentar al más purista. Una lidia hecha con valor y sapiencia a partes iguales. La profundidad del trazo diestro con la muleta arrastra se solapó con la lentitud rítmica sin limitación del recorrido, resultando, junto a la cadencia y lentitud del natural, una obra sin aristas, depurada y con dosis de emoción. Una faena hecha a golpe de maestro. Hundió el estoque con el que rubricó lo dicho.

La sosería y poca fuerza del primero le dio pocas opciones al torero madrileño. Además, con el vendaval reinante era imposible torear. La actitud por agradar estuvo por encima de lo conseguido. Todo lo hizo con la mano derecha. Con la espada estuvo muy mal.

Roca Rey le pudo cortar la oreja al segundo -un toro mansito que transmitía emoción a los tendidos- si hubiese metido la espada en el primer intento. No obstante, supo hacer llegar el gozo con ese estatismo revelador de su toreo. Quieto, ofreció con la derecha una notable versión de toreo vertical. Igual de convincente estuvo con el toreo al natural ejecutado con destreza y profundidad. Esfuerzo y concepto, singular combinación que dio pie al torero peruano a expresar un toreo ciertamente interesante y contundente. Al quinto, noble, aunque de embestidas a la defensiva, le alargó una faena de momentos, aunque sin conseguir suficiente nota al final.

Terminó la tarde con muchos empapados en agua, aunque con la percepción de que un nuevo torero quiere mandar en esto.

Sevilla, lunes 2 de mayo de 2022. 8ª de abono. Lleno de 'No hay billetes'

Toros de Victoriano del Río, bien presentados, nobles y de notable juego en general. Los mejores segundo, tercero y cuarto.

El Juli, silencio y oreja.

Roca Rey, saludos tras aviso y ovación tras dos avisos.

Tomás Rufo, oreja y dos orejas.

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