5ª FERIA DEL PILAR

Tres orejas para el tesón de la terna ante una descastada novillada en Zaragoza

Alejandro Chicharro, Cristiano Torres y Javier Zulueta pasean una oreja por coleta ante una novillada que se desfondó rápidamente.

El novillero Alejandro Chicharro durante la novillada de la Feria del Pilar, este martes en Zaragoza

EFE / Javier Cebollada

El novillero Alejandro Chicharro durante la novillada de la Feria del Pilar, este martes en Zaragoza

Agencia EFE

Publicado el - Actualizado

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Paco Aguado

La terna compuesta por Alejandro Chicharro, Cristiano Torres y Javier Zulueta se llevó sendas orejas en la novillada de hoy en Zaragoza, segunda de la feria del Pilar, como premio casi siempre al tesón mostrado ante un lote de utreros de dos ganaderías distintas que, en conjunto, se desfondaron o se rajaron en el último tercio.

Pero, aun así, hubo excepciones: dos novillos del hierro del matador Alejandro Talavante que, antes de volver grupas o con el nivel de raza muy justo, sacaron unas cuantas embestidas de mucha calidad que para ser mejor aprovechadas pedían alguna virtud más que la de la insistencia.

El mejor, en ese sentido, fue el sexto, que lució una fina lámina y que, sobre todo con el pitón izquierdo, galopó con clase tras los engaños hasta en cuatro series de muletazos antes de tomar el camino de las tablas, justo cuando la faena de Javier Zulueta ya debía estar más que cuajada.

En cambio, el rubio torero sevillano, aun compuesto y con vistosidad, no llegó a apurarlo en toda su dimensión, a falta de un mayor compromiso y de más despaciosidad en los cites y en los embroques, por mucho que su faena se premiara con la tercera oreja de la tarde, misma que no le concedió la presidencia del jabonero que antes le salió como sobrero.

A este otro, dócil, pero medido de raza y de fuerzas, Zulueta no le exigió demasiado en el trazo de los pases, tal y como correspondía, solo que los amontonó de más y una ligereza que no ayudó a un animal que respondió mejor al final, en un manojo de excelentes naturales de frente, mucho más reposados y que fueron la cima de la actuación del sevillano antes de fallar con la espada.

Alejandro Chicharro, que brindó a la cuadrilla igual que hizo Zulueta en el que era el cierre de sus temporadas particulares, no tuvo opción alguna con un primero de Hermanas Azcona encogido y que apenas se movió en medias arrancadas, por lo que puso todo con el cuarto, el más cuajado de los pupilos de Talavante, al que Cristiano Torres había hecho antes un soberbio y despacioso quite por gaoneras.

El madrileño le abrió el trasteo en los medios con un pase cambiado por la espalda tras el que el animal ya se negó a repetir las embestidas, obligándole a acosarle más aún cuando vio como incluso comenzaba a írsele rajado de las suertes, lo que no permitió un Chicharro sobrado de actitud que le sacó muletazos de más mérito que fluidez para arrancar así su oreja particular.

Otro novillo de escasas opciones fue el segundo, que se rebrincó y se desequilibró con escasa fortaleza, con el que Cristiano Torres insistió de más en sacarle un imposible partido y contentar a sus paisanos.

Y eso fue también lo que hizo con el quinto, otro voluminoso utrero de Hermanas Azcona, también de sangre Domecq, que se quedó aplomadísimo después de salir del caballo y con el que el aragonés atacó en la distancia corta para sacarle, a pulso y con cuentagotas, una decena de costosos muletazos que esta vez si que tuvieron premio.

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