2ª FERIA DE CENICIENTOS

Tres orejas en una importante tarde de Damián Castaño en Cenicientos

El diestro salmantino salió a hombros este domingo en Cenicientos tras cortar tres orejas y ser herido en su primero.

Damián Castaño con las dos orejas que cortó al toro de Peñajara en Cenicientos

Agencia EFE

Publicado el - Actualizado

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El joven salmantino Damián Castaño protagonizó hoy una de las mejores actuaciones que se recuerdan en los últimos años en la capital del "Valle del Terror", Cenicientos (Madrid), donde salió a hombros tras una tarde de madurez y de mucha verdad en su toreo.

Damián Castaño dejó pronto su tarjeta de visita con el segundo, de Prieto de la Cal, que tuvo mucha transmisión después de pelear con bravura en el caballo. El joven salmantino tiró la moneda al aire en la muleta para torearlo de largo, primero, sobre la diestra y después con mucha pureza y verdad al natural.

Al entrar a matar sufrió un fuerte golpe en la cara del que tuvo que se atendido en la enfermería después de cortar una merecida oreja.

Volvió con la misma actitud para dar cuenta de otro bravo, el de Peñajara de Casta Jijona que hizo quinto, al que volvió a torear de manera sensacional, muy auténtico, sin aliviarse y sin ninguna alharaca en lo que fue una faena cumbre por emocionante y verdadera.

Cortó dos orejas de peso, aunque, más allá de los trofeos, lo realmente importante fue la dimensión que ofreció en una plaza nada fácil como es la de Cenicientos.

Fernando Robleño estuvo muy profesional toda la tarde para resolver con un primero de Saltillo blando pero con el que no valían confianzas, y con un cuarto bis de Peñajara que se paró pronto.

Y Maxime Solera se mostró dispuesto con el tercero, de Barcial, al que robó pases de buena firma dentro de una faena interesante pero mal rubricada con la tizona; mientras que apenas pasó de puntillas con un sexto, de San Martín, muy deslucido.

Cenicientos (Madrid), domingo 15 de agosto de 2021. 2 de Feria. Más de media plaza sobre el aforo permitido.

Toros, por este orden, de Saltillo, serio y blando; Prieto de la Cal, de preciosa lámina, bravo y encastado; Barcial, con cuajo y agarrado al piso; Peñaja (sobrero que sustituyó a uno de Albaserrada), deslucido; otro de Peñajara, bravo y con transmisión, premiado con la vuelta al ruedo; y San Martín, muy deslucido.

Fernando Robleño, silencio y silencio.

Damián Castaño, oreja y dos orejas.

Maxime Solera, silencio tras aviso y silencio tras aviso.

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