3ª FERIA DE LOS REMEDIOS
Triunfos de un conformista Talavante y de un funcionario Castella en Colmenar Viejo
Ambos se reparten cuatro orejas de un buen encierro de Conde de Mayalde. Hubo dos toros de muchas opciones.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El primer toro de Guiomar de Moura para Diego Ventura fue muy frío de salida. Lo enceló rápido con dos rejones de castigo. En el tercio de banderillas lució con Nómada, un caballo de un pelaje precioso, con el que dejó los momentos más puros. Ventura hace del rejoneo una disciplina distinta al sopor que acostumbran a anunciar los domingos de agosto en Ventas. Es otro mundo. La pena fueron los fallos con el rejón de muerte. Perdió el triunfo. Sí estuvo muy efectivo con el verduguillo.
En el cuarto volvió a dejar una sensación agridulce. Fue un despliegue de toreo, de capacidad y de espectáculo. A Bronce, del hierro de Manuel Braga, llegó a quitarle las riendas. La comunión era total hasta que llegó la hora de pasaportar. Tuvieron que llegar seis intentos antes de que dejara un rejonazo en su sitio.
El segundo animal fue aplaudido de salida. Era serio y tenía mucho cuello. En el capote tuvo comportamiento de alimaña. Tampoco quiso pelea en varas y no lo puso fácil en banderillas. Solo el capote de José Chacón puso orden. El inicio de faena de Sebastián Castella fue muy lúcido, por bajo y muy despacio. El toro no tuvo nada y el recorrido era nulo en cada muletazo. Se dejó algo más por el derecho, donde intento buscar temple y realmente lo encontró. La obsesión del francés sigue siendo reducir la velocidad. Estuvo por encima del toro. Después, con la espada decidió no tirarse. Tras dos pinchazos dejó una estocada trasera y perpendicular.
El segundo de su lote fue otro toro muy serio. Tuvo opciones por su duración y nobleza aunque le faltó algo de fuelle. Ya con el capote dejó una media de calidad antes de que Chacón clavara dos pares sobresalientes. Lo mejor de la faena del francés fue el inicio: ayudados por alto y un natural a cámara lenta. Después realizó una actuación como ahora llaman "de profesionales". Un trasteo eterno, encimista aunque meritorio. Estocada trasera y efectiva que le valió para cortar dos orejas.
Y ahora el eterno dilema… ¿Volvió el Talavante que conocíamos? Es la pregunta que cada tarde que se anuncia nos hacemos desde que regresó hace dos años. Ha tenido ya muchas resurrecciones y recaídas. Cada uno contará lo que vio. Y hoy en Colmenar vimos su versión conformista. Lo cierto es que a él se le ve feliz aun cuando seguro que sabrá que puede mucho más.
El primero que le tocó en suerte era el menos rematado de la tarde. Su comportamiento fue noble aunque falto de chispa. Talavante toreó sin colocación, con facilidad y sin ambición. El trasteo no llegó al respetable pero al torero parecía no importarle. Abstraído se le ve más contento que nunca. Una estocada tendida y una oreja.
El sexto, de nombre ‘Haraposo’, fue el toro de la tarde. De salida ya hacía el avión. Quiso empujar en varas con más intención que poder. En la muleta se abría un mundo. Hubo momentos de toreo muy bueno con muletazos de cartel, entre ellos un cambio de mano colosal, pero faltó redondear. Cuando cambió la espada la gente se quedó con ganas de más. El final fue rodilla en tierra y con el toro sin parar de humillar. Pinchó en lo alto y dejó un estoconazo.