ALBACETE

Una oreja, un héroe y seis mansos

Oreja para Marín, herido de gravedad Paco Ureña en su ojo izquierdo y Álvaro Lorenzo se fue de vacío. Mansada desastrosa de Alcurrucén en Albacete.

Paco Ureña camino de la enfermería tras el percance que sufrió en Albacete

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

Dentro del elenco de carteles que componen el abono de la Feria de Albacete, el de este tarde es de esos festejos que tienen su público en nuestra ciudad y ahí es donde reside el éxito: ofrecer varios atractivos que, primero por separado, y luego como un conjunto, formen un serial con pocas fisuras. ¿Y hubo fisuras en el día de hoy? Primero, los toros de Alcurrucén. Eso no fue una fisura sino un agujero en la línea de flotación. ¡Vaya mansada infumable! Debe dársele un obligado período en el exilio y no de anunciarse en Albacete. Lo contrario sería una tomadura de pelo monumental. Y si eso fue una fisura, actuaciones como la de Ureña son cimientos sólidos sobre los que se debe edificar la Fiesta. Pese a la tremenda herida que sufrió en el ojo izquierdo, su compromiso fue total y eso es de fuerte ovación. Los toreros son héroes y Paco Ureña es buena prueba de ello. Ojalá que se recupere pronto y satisfactoriamente porque las primeras noticias que van llegando no son demasiado positivas. Del resto, Marín cortó una oreja correcta sin más y Álvaro Lorenzo emborronó con los aceros su actuación.

Así, comenzó el festejo con “Sucesor-55” midiendo tiempos y embestidas, sin entregarse y saliendo a su aire del capote de Ureña.  Fue picado en terrenos del 7, empujando con un pitón y de costado, saliendo suelto. En banderillas se movió sin clase ni casta, incluso andando descompuesto por momentos. Comenzó de tanteo con la diestra con suavidad pero el toro no estaba por la labor. Otra más con la derecha sin nada que rascar. Una donde el toro metía la cara al inicio pero terminaba con la cara alta. Cambió al natural pero entre un toque de telas, medios pases en las cercanías y el toro desfondado, bastante es que extrajese alguno. Una serie con la diestra intentando transmitir con la voz y forzando al toro. Sumamos una más colocado en la pala del pitón, terminando con arrimón sacándoselo por detrás en dos ocasiones. Manoletinas finales con dos pases de pecho enlazados como remate, se tiró a matar, pinchó soltando el acero y estocada delantera, demorando el puntillero el fin del capítulo. Labor voluntariosa de Ureña, que no es poco.

Con el cuarto “Clarinete-58” Ureña intentaba veroniquear cuando en un derrote, le propinó un puntazo -luego se sabría que fue cornada- que le dejó el ojo izquierdo completamente amoratado. En el peto se dejó pegar en el primer puyazo y protestó en el segundo. En banderillas se pusieron, que no es poco. Ureña lo intentó en dos series con la derecha pero el toro ni humillaba ni pasaba, y si lo hacía era a regañadientes. Con la zurda, ni clase ni casta había por ese pitón pese a la decisión del murciano. De nuevo con la derecha, firmeza intentando llevarlo, cosa que consiguió pese al casi nulo empuje del burel. A izquierdas de nuevo, no hubo acople en una serie pese a la esforzada labor de un Ureña comprometido y visiblemente mermado. Mató de pinchazo delantero y caído sin soltar, otro pinchazo sin soltar, metisaca caído y delantero, pinchazo hondo, estocada y dos golpes del puntillero. La gran ovación que recibió antes de caer al toro fue más que sentida y merecida. 

“Altamares-192” salió en segundo lugar muy abanto de salida, incluso apretando a un banderillero en el burladero del 5. Lorenzo lo intentó veroniquear de salida pero sin éxito. Fue picado cabeceando inicialmente en el encuentro y luego empujando con ambos pitones, saliendo suelto. En banderillas salió con la cara alta de todos los pares y capotazos. Con la muleta, Lorenzo no terminó de corregir el defecto de echar la cara arriba por medio del sometimiento y mando en las series iniciales. Hubo una más citando con la muleta en la cara, lo que unido al corto viaje del astado impedía el lucimiento. El toro se iba complicando al natural donde el toledano siguió planteando una labor que no era posible ya que si no hay casta, transmisión y acometividad, todo se hace más cuesta arriba. Y si encima se añade que Lorenzo nunca se encontró cómodo, lo mejor es pasar página. Pinchó soltando y perdiendo la muleta, estocada baja que asomó, pinchazo y estocada. 

El quinto, llamado “Tamboril-131” tampoco hizo amago de acudir a los capotes. A su aire, frialdad absoluta del toro. Y salió despavorido del primer encuentro con el peto y se fue hasta el piquero en terrenos del 6, donde topó y poco más. Y en banderillas, el tardeo siempre estuvo presente. Álvaro se las vio con la mansa condición del toro, al que en una serie inicial con la derecha consiguió asentarlo. Otra más corriendo la mano pero sin apreturas. Una más componiendo la figura pero despegado. Al natural, donde el irse tras cada pase el toro impedía la continuidad. Una más a derechas de similar resultado, con el toro rajándose una vez tras otra. Y así, pues algo sacó aunque quizás debió abreviar al final. Mató de metisaca bajo, estocada perdiendo la muleta y 13 descabellos. 

El tercer acto lo protagonizó “Inquieto-61” pitado de salida por mal presentado y falto de remate por todas partes, culipollo, en el argot. No quiso ni ver el percal de Marín. Y huidizo de los capotes. Y del peto. Y siguió manseando en banderillas. Una joyita, vaya. La labor con la diestra empezó algo irregular aunque se fue asentado, con algunos en redondo estimables. Al natural, un par en serie corta con cambio de mano de bella lámina. Volvió a diestras con temple y ligazón aunque al hilo, rematando con un de pecho con hondura. Otra vez al natural toreando en paralelo y ciñéndose más en el tercer pase y de pecho posterior. Ya al final, un poco de improvisación con alguno vistoso en un batiburrillo de suertes (manoletina, bernadina, pase por detrás) con más intención que resultado. Trasteo con algunos momentos de plasticidad pero con poco ajuste en general. Mató de estocada entera y golpe del puntillero. 

El sexto, “Manchego-115”, lo mismo que todos. Abanto y huidizo de salida de todo y de todos. En la puya empujó con un pitón y salió suelto. Y en banderillas más manseo. En las probaturas iniciales, hubo poco acople con la diestra. Al natural, lo intentó pero no había eco en los tendidos. A derechas, más de lo mismo. Muy despegado Ginés en un conjunto tedioso. Y es que sin bravura, ante estos toros, es imposible emocionar a nadie. Mató de pinchazo hondo perdiendo la muleta, estocada perdiendo la muleta de nuevo y golpe del puntillero. 

Albacete, 14 de septiembre de 2018. 7ª de Feria. Casi tres cuartos de plaza.

Toros de 

, correctos de presentación excepto el tercero, mal presentado por ausencia de remate. Primero,manso soso, sin transmisión y descastado. Segundo, manso y descastado. Tercero, manso pero con fondo en la muleta lo que duró. Cuarto, manso y bajo de casta.  Quinto, manso y rajado. Sexto, manso descastado. 

Paco Ureña, saludos desde el tercio y silencio tras aviso. 

Álvaro Lorenzo, silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.  

Ginés Marín, oreja y silencio. 

Parte médico de Paco Ureña: "Traumatismo peri-ocular del ojo izquierdo por asta de toro. Presenta importante hematoma que impide la apertura del ojo. Pendiente de valoración oftalmológica para lo que se deriva a Hospital General".

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