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Valencia despide a Enrique Ponce, una leyenda del toreo entre los más grandes de la Historia

El maestro valenciano concede a COPE su última entrevista antes de la tarde de su despedida de los ruedos este miércoles en Valencia.

Redacción Toros Redacción COPE Valencia

Publicado el - Actualizado

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Salvador Ferrer

Quedamos con Enrique Ponce en el Palau de la Generalitat. Allí, en dependencias oficiales, lo ha recibido Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, la víspera del adiós, de la retirada de los ruedos en España. Un acto institucional y taurino. Y se agradece tras tantos años de desprecio al toreo por parte del gobierno del Botànic. Los padres del maestro, Emilio Ponce y Enriqueta Martínez, su hermano Álvaro, su tío Leandro y el torero Vicente Barrera acompañaron al torero y al presidente en un acto íntimo.

Valencia va a vivir un acontecimiento que trasciende el círculo mágico de una plaza de toros. Enrique Ponce trenzará mañana su último paseíllo en Valencia. El referente, el faro y el emblema de la Valencia taurina de los últimos casi 40 años: un eslabón de la historia del toreo y el ancla del toreo contemporáneo valenciano tras El Soro y antes de Vicente Barrera, El Califa y Román. Ahora se suman los jóvenes Samuel Navalón, a quien Ponce confirmó en Las Ventas, y Nek Romero, a quien mañana doctorará en la calle Xàtiva.

G.V.

El presidente valenciano Carlos Mazón junto a Enrique Ponce

En clave autonómica, Enrique Ponce se une a la cadena de nombres como José María Manzanares, Luis Francisco Esplá, Vicente Ruiz El Soro, Barrera, El Califa, Manzanares hijo, Román… Y por supuesto, en la genealogía valenciana de otras centurias: Fabrilo, Manuel Granero, Vicente Barrera Cambra, Jaime Marco El Choni, Ricardo de Fabra y una amplia nómina de toreros valencianos…

UNA VIDA DEDICADA AL TORO

Alfonso Enrique Ponce Martínez (Chiva, 8 de diciembre de 1971). Hijo de Emilio Ponce y Enriqueta Martínez. Hermano de Álvaro y Gema. Padre de dos hijas: Paloma y Bianca, a quien le brindó un toro en Alicante este año.

Pero además de hermano, padre, hijo y espíritu santo del toreo, Enrique será siempre el nieto de “El Motillano”, don Leandro Martínez; abuelo y forjador de uno de los mejores toreros de la historia. Y nieto, sobre todo, del sueño del abuelo, como escribió Paco Villaverde, analista, poncista convicto, confeso y amigo del maestro, en un libro precioso.

      
             
      

Un escenario y una fecha. Un eje vital. Plaza de Toros de Valencia: 16 de marzo de 1990 - 9 de octubre de 2024. Sobre esas dos fechas Ponce ha escrito una trayectoria inmaculada de estadísticas inalcanzables y de sentimiento expresado ante miles de toros en todas las latitudes donde late la tauromaquia.

Ponce, recibiendo la alternativa de manos de Joselito con Litri como testigo

Talentoso”, de Diego Puerta, fue el toro del doctorado y el miércoles sabremos el toro de la retirada. Un total de 114 festejos en Valencia: 105 corridas de toros y 8 novilladas picadas. Como balance, 39 puertas grandes y 119 orejas: 115 como matador y 4 como novillero. En tres ocasiones mató seis toros en solitario (1990,1993 y 1995) y en 11 carteles alternó mano a mano. Además de la gloria conquistada, la sangre inherente al drama con el que alterna muchas veces el toreo: la gravísima cornada en la axila que le propinó un toro de Victoriano del Río; y una cornada en el glúteo en las Fallas de 2019 que le infirió un toro de Olga Jiménez, que además le destrozó la rodilla izquierda.

El omnipresente abuelo Leandro, aquellos comienzos ilusionantes en la incipiente Escuela de Tauromaquia de Valencia, el concurso de “Monte Picayo busca un torero”, el debut con caballos en Castellón. Y, sobre todo, la apuesta, el tacto y el saber hacer, saber decir y saber llevar de Juan Ruiz Palomares forjaron una historia memorable. Juan, apoderado sempiterno y artífice también de la carrera fulgurante e imparable de Enrique. Una vez me contó Juan que cuando las empresas no liquidaban lo convenido en los primeros años, el apoderado siempre zanjaba el asunto con clarividencia: “si no me puedes pagar lo hablado, pónmelo el año que viene. Pero ponlo”.

      
             
      

Hoy, mientras Enrique camine en el último paseíllo en Valencia, un mar de nostalgia trepará por los tendidos de la plaza que le vio crecer y consagrarse. El coso de la calle Xàtiva, o el coso del arquitecto Sebastián Monleón, es desde hace muchos años el coso, el corral y el feudo del maestro de Chiva, arquitecto del toreo clásico contemporáneo, parafraseando a Pepe Alameda, uno de los más brillantes escritores taurinos cuya obra emblemática es “Los arquitectos del toreo moderno”.

Mientras Enrique Ponce, Dios del toreo nada endiosado, mito de carne y hueso, cruce los 50 y pico metros de diámetro de la plaza con sus 50 y pico años a cuestas, se amontonarán como puñaladas a la memoria y fogonazos a la emoción algunos de los hitos y las tardes más memorables e históricas del valenciano.

COPE

Enrique Ponce durante la entrevista concedida a Salvador Ferrer de COPE Valencia

La alternativa el 16 de marzo de 1990, los seis toros de Galache el 28 de julio del año 1990 tras caer del cartel Roberto Domínguez y El Soro, la tarde con “Gomero”, un toro de Peralta retransmitida en TVE -oh qué tiempos-, y tantas tardes con toros de Victorino, Cebada, Samuel Flores, Juan Pedro, Sepúlveda, Zalduendo, Guardiola, Capea, Torrestrella, Garcigrande, Atanasio… Las tardes de rivalidad con El Soro en aquellos otoñales mano a mano “fraticidas”, las tardes con Manzanares, Dámaso, Rincón, Ortega Cano, Espartaco, Joselito, Litri, Caballero, Barrera, El Califa, Morante, El Juli

      

Consentido en la México. Como lo fueron Manolete, Camino, Capea y Juli. Torero de Lima con varios Escapularios del Señor de los Milagros. Y en Manizales varias catedrales. Y Bogotá, Quito, Nîmes, Málaga, Salamanca

Hasta ha habido brindis que dejaron huella: el primero como matador al abuelo Leandro, al periodista Pedro Piqueras tras una memorable faena, al futbolista Raúl González, capitán del Real Madrid, al aficionado centenario Ramón Aliaga: a Ángel Villaverde, don Canuto, gran torero cómico de la saga torera de los Villaverde; al niño Adrián… El de hoy será muy especial, el último en Valencia.

EFE

Enrique Ponce, en su última salida a hombros en Las Ventas hace dos semanas

No hay ninguna figura del toreo contemporáneo, de la especie exclusiva de Ponce, que se haya anunciado con más diversidad de encastes que el torero de Chiva. Nadie es nadie. Nadie ha conseguido ni conseguirá las estadísticas de Ponce. Llámenlo palmarés, historial, trayectoria.

Enrique Ponce es un fue, todavía un es y un será. Y ha sido un torero irrepetible. Demasiado sólido y perfecto para poetas y cantaores. Excesivamente infalible y regular; y eso no lo perdonan los aduladores del arte frágil y volátil, que no asumen ni digieren que la excelencia pueda tener tanta consistencia y tanta vigencia.

Hoy, con toros de Juan Pedro Domecq y Garcigrande, se despedirá Enrique Ponce y tomará la alternativa Nek Romero, valenciano de Algemesí. Alejandro Talavante será testigo de todo. Y la afición que va a llenar la plaza. Gracias por tanta emoción y tanta belleza, maestro.