3ª VIRGEN DE LA ANTIGUA

Víctor Hernández brilla y sale a hombros junto a Fandi y Ginés en Guadalajara

Víctor Hernández, que sustituía a Cayetano, ha puesto firma a lo más destacado del triunfal tercer festejo de feria.

Víctor Hernández, Ginés Marín y El Fandi, a hombros en Guadalajara

Agencia EFE

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El diestro Víctor Hernández, que ha sustituido a Cayetano Rivera, ha puesto firma a lo más destacado del triunfal tercer festejo de la feria de Guadalajara, en el que ha salido a hombros junto a David Fandila "El Fandi" y Ginés Marín, que, como el madrileño, han paseado dos orejas cada uno.

Animado ambiente el vivido en el coso de las Cruces, con su habitual colorido y jolgorio de las peñas, para presenciar una corrida en la que los tres toreros salieron a hombros por distintos méritos, pues se trataba de toreros de muy variados registros.

El Fandi durmió la humillada embestida del primero de la tarde en dos templadísimas verónicas por el pitón izquierdo, pero pronto cambió de registro optando por chicuelinas menos lentas, como arrepintiéndose de torear despacio. Después de ofrecer su clásico despliegue en el segundo tercio, cerrado con un par al violín, el de Algarra agrió su comportamiento, acortando el viaje por los dos pitones y buscando al granadino, que se lo quitó de en medio pronto.

Fandi sacó la artillería, su artillería, en el cuarto, al que recibió de rodillas con largas cambiadas, colocó cuatro pares de banderillas y, con la muleta, pasó a su algo descompuesto oponente por la periferia, animando el cotarro con molinetes de rodillas y de pie, y matando a la primera, con el resultado de dos orejas.

Ginés Marín toreó de capote primorosamente fácil al segundo, tanto en el recibo a la verónica como en el posterior quite por chicuelinas. Pero como lo hizo con tanta solvencia, pareció que allí no había pasado nada.

En la faena de muleta hubo firmeza ante las codiciosas acometidas del bravo ejemplar de Algarra, que tuvo buena condición por el pitón derecho, mezclando naturales largos y mandones, con otras fases más alborotadas. La buena estocada al primer envite dio el empujón que hacía falta para la concesión de las dos orejas.

No fue fácil el quinto, que se movió sin orden ni ritmo, y ante el que Ginés Marín tuvo que tirar de voluntad por justificarse, aunque sin posibilidad de lucimiento en momento alguno antes de dejar una decidida estocada entera arriba.

El tercero anduvo justito de trapío, pero tuvo una clase excepcional por ambos pitones en los dos primeros tercios, si bien se desordenó un tanto en el último. Víctor Hernández, que cumplía su tercer paseíllo como matador de toros, clavó las zapatillas y trató de ordenar las algo descompuestas y, a la postre, rajadas acometidas del remiendo de Tornay, logrando lo más destacado toreando al natural, dando el pecho y llevándolo largo.

El cierre por bernadinas y una buena estocada entera arriba le podrían haber facilitado el pasaporte para pasear dos trofeos, pero la tardanza en doblar del toro dejó el premio en singular.

El que cerró plaza se dejó sin más, pero dio gusto ver a Víctor Hernández no mover un músculo, dar el medio pecho y citar con enorme verdad, sin vender humo.

No hubo brillo deslumbrante, pero el madrileño logró naturales de gran dimensión, poniendo de manifiesto que el suyo es otro de los nombres a apuntar de esta hornada de matadores recién alternativados llamados a dar el relevo a los que se van y se irán. Esa verdad con la muleta y una gran estocada le granjeó la concesión de dos orejas.

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