5ª feria de otoño

Victoriano del Río gana a los puntos al duelo fallido entre Fernando Adrián y Borja Jiménez

Los dos diestros se van de vacío ante una buena corrida, por exigente y variada, del hierro madrileño.

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

      
      
             
      

Lo que se anunció como duelo final por el honorífico premio moral de triunfador de la temporada en Madrid quedó en tablas. Se podía hablar de triunfador a los puntos. Pero esto no es boxeo. Esto es torero y aquí nadie creció en categoría y posición de cara al futuro. Se pueden buscar mil excusas. El fallo a espadas, un ambiente a la contra con uno de los dos toreros, una lesión en una mano no curada a tiempo del otro torero... vale. Todo vale como excusa. El caso es que la categórica corrida de Victoriano del Río se fue toda al desolladero con los apéndices auriculares intactos. Pero vayamos, como siempre, por partes...

Una larga a portagayola y tres faroles en el tercio. Así saludó Fernando Adrián al toro que abrió plaza, un animal con mucha movilidad al que el de Torres de la Alameda tuvo que aplicar mando y firmeza de plantas en las primeras tandas. Refugiado en terrenos del 6, en la segunda la emoción que propiciaban toro y torero prendió al tendido. El problema llegó después. La intensidad de la embestida del toro comenzó a imponerse. Y las dudas del torero salieron a flote. 

El caso es que aquello no terminó de conjuntarse en una faena de medido metraje que concluyó con unas manoletinas muy ceñidas y una estocada caída que matizó aún más lo realizado. La ovación al toro tirado por las mulillas y los pitos para el torero condicionaron la moral del torero durante el resto del festejo.

También se fue a la portagayola Borja Jiménez para recibir al segundo. Aunque mejor sería mejor decir al centro del ruedo por la gran distancia que le separó de la puerta de chiqueros. El sevillano firmó un recibo capotero de gran intensidad. Como el inicio de faena a un buen toro de Victoriano, de embestida sería y exigente. La primera parte del trasteo rezumó mando y poso. A derechas, muy jaleado el toreo descolgado de hombros y abandonado. Muy atalonado Borja, tirando con mando del astado. Se descompuso más la faena cuando tomó la zurda. Menos entrega del toro y más desajustes técnicos del torero. Pero todo se retomó en un final por bajo que rezumó torería en grandes dosis. Ahí se rompió Madrid de verdad. Un pinchazo previo a una estocada dejó el premio final en una vuelta al ruedo cabal.

El tercero sacó también movilidad. Pero una movilidad ayuna de entrega en ocasiones. Adrián esta vez pareció por momentos superado por la tarde. Algo acelerado, sin terminar de mandar sobre la embestida del de Victoriano. El conjunto se fue diluyendo hasta la estocada final, cobrada a ley y en el sitio. La ovación final fue para el toro.

De nuevo se fue hasta casi el centro del ruedo Borja para soplar una larga al cuarto de Victoriano. El del hierro madrileño embistió con buen son en el inicio de faena, donde el de Espartinas se mostró resuelto y templado a partes iguales. Pero todo se espesó mediado el trasteo y aquello acabó entre la indiferencia del personal.

      
             
      

Adrián sabía cuando salió el quinto que la valoración de su tarde dependía de mejorar la imagen con este toro. Se la jugó el madrileño. A veces alocadamente, sin el puso y la firmeza que puso sobre el tapete otras tardes de triunfo en Las Ventas. Tan arreado estaba que llegó incluso a ser volteado por ese exceso de ganas. Un final de faena muy arrebatado, bernadinas incluidas, elevó el diapasón de la intensidad de la faena. Pero, tras una estocada casi entera, dos descabellos hurtaron cualquier atisbo de premio tangible.

El sexto, ancho de sienes y de hechuras algo bastas, regaló varias embestidas con buena clase y viva exigencia. Borja, que por tercera vez se fue a portagayola, estuvo muy dispuesto. Pero su quehacer fue de más a menos otra vez y todo se fue consumiendo hasta el silencio final