JAÉN
Victorino, pese a un exagerado indulto, brilla junto a Pinar y Lamelas en Villanueva del Arzobispo
Encastada y exigente corrida de Victorino Martín en la plaza jienense con la que triunfaron Rubén Pinar y Alberto Lamelas. Oreja para Curro Díaz.
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Se llenó en el aforo permitido la plaza de toros de Villanueva del Arzobispo al reclamo de una corrida de toros de Victorino Martín que venía precedida por el amplio trapío que se pudo ver a través de las redes sociales. En el ruedo, la corrida no decepcionó por su presentación y su exigente juego.
Luego llegó lo que parece haberse instalado en esta nueva normalidad. Un indulto que degrada el valor del premio para el toro que está reservado. En Villanueva se perdonó la vida al quinto toro de Victorino, un buen astado, pero no con la excelencia que se pide para concederse el indulto.
Este quinto fue un animal de perfectas hechuras que no dijo mucho en el caballo pero que embistió con nobleza, ritmo y fijeza en la muleta de Rubén Pinar pero le faltó la humillación clásica de la ganadería. El torero firmó una faena completa de principio a fin. Aprovechó las notables embestidas del toro para ligar un trasteo templado y ligado por ambos pitones. Después llegó el momento ‘indultitis’ que parece haberse instalado en las plazas en esta ‘nueva normalidad’ y se concedió un premio exagerado e inmerecido para un buen toro, que no llegó a merecer el apelativo de excepcional. Pinar fue recompensado con los máximos trofeos simbólicos tras colaborar para la concesión del indulto.
Antes, se había aplaudido de salida la seria arboladura del primer toro del lote de Pinar. Un astado que hizo buena pelea en el caballo y al que banderilleó con exposición y torería Ángel Otero. Pinar entendió perfectamente al toro de Victorino. Le cogió perfectamente la distancia que requería, la media, y la altura que demandaba su embestida, también la media. Poco a poco fue exigiéndole más y una tanda a derechas, mediado el trasteo, fue la más compacta por reunión, ligazón y expresión. Pero una estocada perpendicular hizo que el toro tardase en caer y con ello se enfriaron los tendidos. Se ovacionó al diestro albaceteño.
Abrió plaza un ejemplar bizco del pitón derecho que sin embargo tuvo como lado bueno el izquierdo. Y no dudó Curro Díaz al plantear faena. Desde el inicio y sin probaturas al natural. Al conjunto le faltó unidad y continuidad, pero hubo muletazos de ralentizado trazo. Cuando lo intentó en redondo, se quedó fuera y le echó mano el toro. Todo quedó en el susto. La estocada, más de media, viajó al rincón y fue mortal. Para el de Linares cayó la primera oreja de la tarde.
El serio cuarto no dio las mismas facilidades. Curro se mostró firme ante las medias arrancasas del toro de Victorino, que tendía a quedarse en las zapatillas. Esfuerzo sin recompensa final más allá de la ovación que saludó.
Lo mejor llegó en el quinto, Alberto Lamelas se las vio en primer lugar con un ‘victorino’ de armónicas hechuras que después midió mucho en último tercio. Faena de firmeza y de valor del jienense, que se la jugó en más de una ocasión ante los parones del toro. Hubo algún derechazo mandón que se tragó el toro. La estocada cayó algo caída pero no fue óbice para que Lamelas pasease un trofeo.
Se la volvió a jugar el jienense con el encastado sexto, con el que nunca volvió la cara y al que exprimió por ambos pitones pese a que no regaló ninguna embestida. La estocada volvió a viajar a los bajos y sus paisanos le recompensaron con otra benévola oreja.
Villanueva del Arzobispo (Jaén), martes 8 de septiembre de 2020. Lleno de ‘No hay billetes’ sobre el aforo permitido.
Toros de
, muy bien presentados, serios de cabezas y de distintas hechuras. Conjunto encastado y exigente. Destacó el noble y enclasado quinto, ‘Muralista’ de nombre, nº 95, 12/04, que fue indultado.
Curro Díaz, oreja y saludos.
Rubén Pinar, saludos y dos orejas y rabo simbólicos.
Alberto Lamelas, oreja y oreja.