¿Cómo puedo saber si tengo Alzheimer? Estos son los síntomas más frecuentes

En ocasiones experimentamos algunas pérdidas de memoria que nos ponen en alerta por si estos despistes o mala memoria pudieran esconder algo mucho más serio

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María Bandera

Publicado el - Actualizado

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Olvido de las llaves, palabras que no recordamos, caras que se nos difuminan... en ocasiones experimentamos algunas pérdidas de memoria que nos ponen en alerta por si estos despistes o mala memoria pudieran esconder algo mucho más serio; el Alzheimer, una enfermedad que aumenta en los mayores de 65 años. Pero, ¿cómo diferenciarla de una mala memoria o un despiste?

"El deterioro generado por la enfermedad de Alzheimer afecta a varios dominios cognitivos que van más allá de los fallos de memoria, ya sean emocionales y/o conductuales", explica a COPE la psicólogo y neuropsicólogo de la Clínica López Ibor, Ana Gómez. "En muchos casos, el lenguaje, la concentración, los cambios de humor, las alteraciones de conducta, desorientación o las dificultades para realizar las actividades diarias como cocinar o manejar el dinero", son algunas de las dificultades iniciales que nos pueden poner sobre la pista del Alzheimer, una enfermedad que afecta a más 900.000 personas en España.

Una incidencia que ya de por sí hoy en día es elevada, pero que corre el riesgo de empeorar en el futuro. En caso de no hallarse tratamientos modificadores, podrían duplicarse en 2050, según las proyecciones de la Fundación Pasqual Maragall.

LA EDAD

Los años podrían ser otro de los factores de alerta, si bien aclara la especialista, "no se puede determinar una edad concreta en la que debute la demencia Alzheimer. Múltiples factores como la reserva cognitiva, la red de apoyo psicosocial, el nivel de actividad o funcionalidad en la vida diaria y la vulnerabilidad genética, son algunos de los aspectos que van a interferir en la aparición de la enfermedad" .

No podemos caer en realizar test rápidos que encontramos en ocasiones en medios de comunicación

De especial importancia es realizar un adecuado diagnóstico para detectar un deterioro cognitivo incipiente, ya sean "demencias de diferente índole, pseudodemencias depresivas, amnesias disociativas o alteraciones neurológicas, entre otras posibles afectaciones".

Para ello "se debe realizar una valoración del estado de salud en profundidad por profesionales como neurólogos, psicogeriatras o neuropsicólogos". No debemos caer en la trampa de "realizar diagnósticos o participar de test o pruebas rápidas que encontramos en ocasiones en los distintos medios de comunicación".

ALZHEIMER Y COVID

La pandemia de la covid ha sido una prueba de fuego también para esta enfermedad. "Ha supuesto una situación de prolongado aislamiento que ha dado lugar a la ruptura de rutinas y principales fuentes de estimulación. Esta situación se convierte en un agravante para la evolución de las demencias de este tipo", aclara la doctora Ana Gómez.

Serán principalmente las personas del entorno más próximo y cercanas las que empiecen a observar esos cambios

"La suspensión de actividades de ocio, sociales y el hecho de interrumpir las actividades de la vida cotidiana para muchos mayores ha favorecido la condición de desorientación en el tiempo entre otros aspectos, pudiendo acelerar o despertar el deterioro cognitivo".

SE PUEDE RETRASAR SU APARICIÓN

Se trata de una enfermedad neurodegenerativa que suele presentar "un inicio insidioso y un curso progresivo y que se caracteriza por presentar cambios en la conducta, en los procesos cognitivos y emocionales que con el tiempo mermarán autonomía e independencia".

Por lo general, "la persona que debuta con enfermedad de Alzheimer en sus fases más tempranas, no presenta conciencia de deterioro. Serán principalmente las personas del entorno más próximo y cercanas las que empiecen a observar esos cambios".

Para la doctora Gómez "mantener una vida activa intelectual, social y emocionalmente será una de las mejores herramientas para favorecer la preservación y mejor calidad de nuestras funciones mentales superiores".

En este sentido el doctor Mario Riverol, especialista en Neurología de la Clínica Universidad de Navarra, recomienda “seguir una dieta adecuada -como la mediterránea-, hacer deporte de manera regular, cuidar una vida social activa y mantener el cerebro estimulado con actividades como, por ejemplo, leer, jugar a las cartas o ir al cine”.

Y sobre todo tener en cuenta que "a pesar de que esta enfermedad pueda suponer un tabú social, es extremadamente importante acudir a un especialista en caso de presentar síntomas como deterioro de la memoria, dificultad para concentrarse, ansiedad, depresión, problemas con el lenguaje o cambios muy marcados de humor,” indica la Dra. Ángela Milán, especialista en Neurología de la misma clínica. Una vez diagnosticado, se podrá ayudar al paciente y a la familia a elegir las mejores opciones para la prevención o el tratamiento de los síntomas.