Las claves del buñuelo perfecto
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Junto con los huesos de santo, los buñuelos de viento son el dulce por excelencia del día de Todos los Santos en nuestro país, prácticamente nadie se quedará estos días sin comer al menos uno.
Con el paso del tiempo el dulce más típico de la temporada otoñal ha ido ganando fieles gracias especialmente a la diversificación de los rellenos. Tradicionalmente consistían sólo en la masa bien frita, espolvoreada con azúcar y en ocasiones con canela. Más tarde, las pastelerías empezaron a incorporar rellenos dulces como crema pastelera, nata montada, cabello de ángel, chantillí, chocolate o trufa, y con ello, lograron convertirse en uno de los postres de temporada más consumidos en España por estas fechas.
Pero, ¿cuál es su secreto? “El buñuelo debe de quedar fino, esponjoso y poco aceitoso es tener cuidado en trabajar bien la masa y freír en aceite bien caliente” nos comentan sus pasteleros de las pastelerías de Levadura Madre. Si el aceite está poco caliente la masa se va al fondo debemos procurar que se mantenga a flote. “Una vez fríos, se rellenan con una manga pastelera. Tienen que quedar gorditos, bien llenos, pero con cuidado de que no se rajen o se rompan por haberlos cargado demasiado”, aseguran.
Los buñuelos de viento son bolas de masa de unos 3 centímetros de diámetro, elaboradas con harina de trigo, manteca y huevos. La masa una vez frita puede llegar a doblar su volumen, es por lo que se les denomina 'de viento' -hinchados.
Los rellenos se introducen después de estar fritos con una manga pastelera.