DESARROLLO SOSTENIBLE

España, baluarte del movimiento B Corp, que en ocho años ha conseguido "muchísimas cosas"

España no es el primer país en el que se desarrolla el movimiento B Corp pero "sí de los primeros" y "en ocho años se han conseguido muchísimas cosas", ya que ha crecido "a un ritmo muy bueno", ha asegurado en entrevista con EFE la nueva directora ejecutiva de B Lab Spain, Belén Viloria.

Agencia EFE

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España no es el primer país en el que se desarrolla el movimiento B Corp pero "sí de los primeros" y "en ocho años se han conseguido muchísimas cosas", ya que ha crecido "a un ritmo muy bueno", ha asegurado en entrevista con EFE la nueva directora ejecutiva de B Lab Spain, Belén Viloria.

Este movimiento busca no solo maximizar el valor de las compañías desde el punto de vista económico, sino alentarlas a cumplir con los estándares más altos en el llamado triple impacto: medioambiental, social y de gobernanza y, a nivel global, cuenta ya con más de 7.600 empresas de 161 industrias en 93 países, con más de 680.000 trabajadores empleados.

Es una iniciativa "joven y en construcción, que ha nacido y está creciendo de manera muy orgánica" y que en el caso de España suma en este momento "más de 230 empresas de muy diferentes sectores y distintas comunidades" con más de 8.200 millones de euros de facturación y 14.500 trabajadores, y un crecimiento "por encima de la media".

"No se trata solo de una certificación", advierte Viloria, sino de "un camino de valientes", pues "no consiste en un momento en el que digas 'ya está, ya lo tengo todo', salvo que implica una mejora continua" de estas empresas que buscan "cambiar la mentalidad del sistema pero también de todos los actores de la sociedad".

Entre ellos figuran académicos, científicos, administraciones públicas "e incluso ciudades como tal, y el primer piloto de ciudad B es Barcelona". Este proyecto en concreto "nos diferencia en el caso europeo, porque únicamente hay algo parecido en América".

Otro punto que caracteriza el movimiento español ha sido la necesidad de impulsar legislación específica porque "en otros países como Francia los gobiernos han creado entornos para este tipo de empresas pero aquí no existía figura jurídica ni entorno jurídico que lo reconociera".

Por ello, "una de nuestras funciones ha sido impulsar la creación de una ley ya aprobada con consenso político" que reconoce las Sociedades de Beneficio e Interés Común como compañías capaces de generar valor ambiental y social además del económico "y ahora con el nuevo Gobierno nuestro papel es desarrollar el reglamento" correspondiente para aplicarla.

Además, B Lab Spain ha lanzado proyectos de sensibilización ciudadana "que han alcanzado a más de 20 millones de personas" como "la alianza de impacto con el deportista de alta montaña Kilian Jornet o la iniciativa de innovación democrática 'El futuro es ser B'", entre otras.

Viloria toma el relevo en la dirección a Pablo Sánchez, uno de los fundadores del movimiento en España, con el objetivo principal de su expansión "aunque será delicada, porque debe tener sentido y ser sostenible en sí misma".

Para ello, buscará seguir difundiendo e impulsando la utilización de los estándares que definen a este tipo de compañías y que se incluyen en una herramienta de medición y gestión del impacto, descargable gratuitamente, con más de 80 criterios para evaluar fortalezas y debilidades relacionadas con la sostenibilidad en distintas áreas: desde la cadena de valor hasta la relación con proveedores, la distribución o la huella de carbono.

Si bien las pyme son "el grueso de nuestro tejido empresarial", esta herramienta puede ayudar también a empresas de nueva creación y a grandes compañías "que vienen de estructuras más clásicas y necesitan transformarse", un proceso que depende de cada proyecto: "a algunas les pude llevar tres o cuatro años y a otras, uno o dos".

Además, se centrará en la "capilaridad territorial" porque "el tejido empresarial español está concentrado en entornos concretos y necesitamos estar presentes en más sitios" y no solo con empresas, sino con el apoyo de "científicos, académicos, educadores y comunidades locales", todos unidos en la filosofía de "hacer bien las cosas" para lograr un impacto "no ya neutral sino positivo", concluye.