INVESTIGACIÓN BALLENAS

Un estudio desvela que la caza de ballenas grises comenzó en la Edad de Piedra

Un estudio desvela que la caza de ballenas grises se remonta a la cultura Vlaardingen de los Países Bajos, en la Edad de Piedra tardía, entre los años 3500 y 2500 antes de Cristo, lo que podría representar una de las tradiciones balleneras más antiguas de Europa, según ha informado este miércoles la Universidad de Oviedo.

Agencia EFE

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Un estudio desvela que la caza de ballenas grises se remonta a la cultura Vlaardingen de los Países Bajos, en la Edad de Piedra tardía, entre los años 3500 y 2500 antes de Cristo, lo que podría representar una de las tradiciones balleneras más antiguas de Europa, según ha informado este miércoles la Universidad de Oviedo.

Este trabajo, publicado en la revista Royal Society Open Science y en el que participa la Universidad de Oviedo, sugiere que estas primeras actividades balleneras estaban muy extendidas y tuvieron un impacto significativo en las poblaciones de estos cetáceos hasta el punto de contribuir a la extinción de las especies franca atlántica y gris de las costas europeas.

Esta investigación es el estudio arqueozoológico más completo realizado hasta la fecha en toda Europa, ya que hasta ahora se sabía que la caza de ballenas en este continente se realizó durante cientos de años, pero su captura preindustrial era poco conocida.

El trabajo ha permitido analizar 719 huesos de yacimientos arqueológicos de ballenas, algunas de ellas procedentes de Asturias, Cantabria y Galicia, realizadas por un grupo de arqueólogos, dirigido por Youri van den Hurk desde la Norwegian University of Science and Technology.,

Carlos Nores, investigador del instituto Indurot de la Universidad de Oviedo y participante en el estudio, ha explicado que los arqueólogos descubrieron que muchos huesos pertenecían a dos especies de ballenas que ya no están presentes en aguas europeas.

Se cree que más de 300 restos de huesos proceden de la ballena franca del Atlántico Norte, que fue ampliamente capturada en aguas europeas y actualmente solo se quedan entre 300 y 400 individuos en la costa norteamericana.

La segunda especie que se encontró en grandes cantidades es la ballena gris, de la que se hallaron algo más de 100 huesos, que ahora está extinta en el Atlántico Norte y solo se puede encontrar en el Pacífico Norte.

Nores ha destacado que tanto la ballena franca del Atlántico Norte como la gris son especies muy costeras, lo que las situó al alcance de los balleneros medievales como los españoles del Cantábrico, los normandos, los flamencos y los escandinavos.

El estudio también ha proporcionado información sobre la captura de ballenas en época romana y altomedieval, etapas en las que la documentación escrita disponible sobre su caza en Europa era casi inexistente.

Aunque el golfo de Vizcaya no parece haber constituido el hábitat óptimo para esta especie, puesto que la mayor parte de los restos aparecieron en las costas de Flandes y Países Bajos, el estudio identificó ejemplares de ballena gris localizados en San Cibrao (Lugo), Cudillero y Guéthary (Pirineos Atlánticos, Francia), que se suman al ya identificado hace algunos años en la Campa Torres (Gijón) y en la provincia de Cádiz (Bolonia y Algeciras).