CRISIS CLIMÁTICA

Olivier Wenden: Necesitamos una nueva Bauhaus para atajar la crisis climática

Marta Montojo

Agencia EFE

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Marta Montojo

Los científicos no hablan el mismo idioma que los empresarios o los políticos, arguye Olivier Wenden, quien defiende que para combatir la crisis climática necesitamos una nueva Bauhaus europea, un movimiento cultural que encuentre otras formas de trasladar los valores del Pacto Verde al conjunto de la sociedad.

Wenden es vicepresidente y director ejecutivo de la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco, una organización presidida por el actual jefe de Estado de Mónaco y centrada en la preservación del medio ambiente que desde 2016 cuenta con oficina en España, a cargo de Carol Portabella.

En su visita a Madrid para participar en MadBlue -una serie de charlas y eventos sobre conservación de los océanos, urbanismo sostenible e innovación que se celebra esta semana en Madrid-, Wenden explica en entrevista a EFE en qué consiste la nueva Bauhaus europea que considera necesaria para hacer frente al reto del clima.

Se trata de tender puentes entre la ciencia, las artes, la tecnología y las culturas, señala, y de acercar el conocimiento científico -que lleva décadas alertando al mundo de lo que va a pasar sin que nadie lo escuche de verdad- al proceso legislativo, a la toma de decisiones de las empresas y a la vida cotidiana de los ciudadanos, precisa.

Para Wenden, una de las claves para transmitir esa urgencia y unificar los distintos lenguajes que hablan los políticos, los empresarios, los científicos y las personas de a pie está en las artes, que pueden brindar una lengua común para hacer frente al desafío climático y de pérdida de biodiversidad.

Subraya la urgencia de conservar el océano -pues hay uno solo, uno enorme global y no varios, insiste- por el papel que éste desempeña en la contención del calentamiento terrestre, además de porque el 50 % del aire que respiramos viene del océano, y porque en este vasto espacio que cubre dos tercios del globo habita el 97 % de la biodiversidad del planeta, aduce.

Pero el océano está sufriendo enormes desafíos como la sobrepesca, la pesca ilegal, las nuevas rutas en el Ártico o, pronto, la minería en el fondo marino, que es una gran preocupación para todo el mundo, apunta Wenden, quien concluye que todo lo que tomamos del mar a través de las actividades humanas está causando una situación grave y desequilibrada en el océano.

Sobre la minería submarina, una actividad que los expertos temen arranque en los próximos años, Wenden incide en que necesitamos una moratoria que le ponga freno porque el suelo oceánico es el último lugar prístino del planeta y, así, mientras haya incertidumbre, valora que debe respetarse ese principio de precaución.

A su juicio, algunos de los principales problemas que amenazan al océano se deben a la falta de regulación en alta mar, una amplia extensión marina donde no hay legislación aplicable y donde apenas hay capacidad de control, lamenta, en parte porque las distancias son enormes.

Considera que para abordar este reto lo que se ha demostrado más efectivo es la designación de áreas marinas protegidas, donde se pueden prohibir por completo las actividades comerciales o encontrar un equilibrio entre la pesca artesanal y los calderos, así como permitir un modelo de ecoturismo que puede ser una buena fuente de ingresos.

Desde su fundación, Wenden alega que presionan para que el 30 % de la Tierra esté protegido en 2030, y además impulsan proyectos concretos en tres áreas estratégicas -el Mediterráneo, los polos y los países menos desarrollados-, como, por ejemplo, una iniciativa para prevenir la contaminación por plásticos en el Meditrráneo o un fondo global para recuperar los arrecifes de coral y evitar su extinción a causa del cambio climático.

No es el futuro del planeta lo que está en juego, recuerda Wenden, quien zanja que lo que está severamente amenazado es el futuro de la humanidad en el planeta.