EFICIENCIA ENERGÉTICA

Redes urbanas de calor sostenible o cómo convertir un residuo en un recurso

Las redes urbanas de calor sostenible, el llamado "district heating", utilizan el exceso de calor de la producción energética para generar calefacción, lo que supone una forma de convertir "un residuo en un recurso", dice en una entrevista a Efe la técnica de la Agencia Danesa de Energía, Anne Svendsen,

Agencia EFE

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Las redes urbanas de calor sostenible, el llamado "district heating", utilizan el exceso de calor de la producción energética para generar calefacción, lo que supone una forma de convertir "un residuo en un recurso", dice en una entrevista a Efe la técnica de la Agencia Danesa de Energía, Anne Svendsen,

En vez de "desperdiciarlo" mediante torres de refrigeración que usan la evaporación del agua para rechazar el calor generado en la producción de energía eléctrica, "empleamos ese exceso de calor en el sistema de calefacción", explica la experta, al defender el sistema de redes urbanas que suministran agua caliente sanitaria y calefacción en Copenhague.

Si este "producto residual" no fuera reutilizado, añade Svendsen, "tendríamos que liberar el agua caliente en el puerto", lo que podría tener además efectos perniciosos para el medio marino.

"Las redes urbanas de calor sostenible y la rehabilitación energética de los edificios son una buena y económica inversión a largo plazo", asegura la experta, quien subraya que "la gente no lo hace específicamente por el medioambiente", sino "para ahorrar".

Copenhague, que emplea este sistema de "district heating" en el 99 % de sus edificios, "lucía hace cuarenta años como Nueva York en las películas", con grandes columnas de vapor que se elevaban entre los edificios desde el subsuelo.

"Esta imagen tan cinematográfica representaba precisamente las antiguas redes de vapor, que tenían fugas", pero Svendsen detalla que en la capital danesa han sustituido el vapor por un "eficiente" sistema de agua caliente "que no suele tener escapes", por lo que, "si aparece una columna de vapor, es que algo va mal".

Según Svendsen, en este mecanismo "el desafío es la inversión inicial" porque una red de calefacción de edificios requiere desplegar una extensa infraestructura de tuberías del sistema de distribución", pero, una vez instalado, "es un sistema muy flexible".

Por otra parte, afirma que Dinamarca afronta el mismo reto energético que España, especialmente con los precios del gas, que se han doblado en los últimos meses, y por ello ha asumido el objetivo de alcanzar la producción eléctrica 100 % renovable en 2050.

En cuanto a los edificios energéticamente eficientes, la experta admite que sufren el mismo incremento del precio de la luz que los ineficientes, pero, resalta, la factura de los primeros "es más reducida".

Y subraya la necesidad de electrificar la calefacción", es decir, pasar del gas y el petróleo a las bombas de calor impulsadas por electricidad de origen renovable, lo que constituye una buena alternativa al gas en esta situación de crisis energética.

Los edificios calentados con petróleo o gas, tienen mucha pérdida de calor, pero como los combustibles fósiles producen mucha energía, da igual; en cambio, las bombas de calor requieren buen aislamiento, por lo que conviene invertir en ese sentido.

Svendsen señala que lo importante es que las bombas de calor sean eficientes y que los operarios encargados de instalarlas sean profesionales cualificados.

Mi recomendación -concluye- es construir los edificios de la forma más eficiente posible, ya que así serán más resilientes ante los cambios en el futuro.

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