Cómo los niños de San Ildefonso empezaron a cantar los premios de la Lotería de Navidad

La realidad es que no existe una versión oficial sobre el motivo, se cree que fueron los responsables del sorteo extraordinario los que quisieron dar una pequeña oportunidad a los jóvenes de este colegio

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Yanisse Alexandra, una de las niñas de la residencia San Ildefonso, posa minutos después de cantar el primer premio 86.148, durante la celebración del Sorteo Extraordinario de Lotería de Navidad 2021 en el Teatro Real de Madrid

José Manuel Nieto

Publicado el

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Cada 22 de diciembre, millones de españoles se sitúan frente al televisor, ansiosos por escuchar los cantos que anuncian los premios de la Lotería de Navidad. Ese momento único, en el que los niños del Colegio de San Ildefonso recitan los números ganadores, se ha convertido en una tradición que marca el inicio de las fiestas. Sin embargo, más allá de la emoción que genera, persiste una pregunta: ¿por qué son ellos los encargados de dar a conocer los resultados del sorteo? 

El vínculo entre el Colegio de San Ildefonso y la Lotería de Navidad data de 1771, cuando Carlos III reinaba en España. En ese entonces, el colegio, destinado a huérfanos y niños abandonados, no solo brindaba educación, sino que también desempeñaba un papel social en la ciudad de Madrid. Sin embargo, la primera vez que los niños participaron oficialmente en el sorteo fue en 1812, durante el reinado de Fernando VII, aunque no fue hasta décadas después que la tradición de cantar los números se consolidó.

Aunque hay varias teorías sobre cómo se originó esta costumbre, la versión más extendida sugiere que los organizadores de la Lotería decidieron involucrar a los niños del Colegio de San Ildefonso como una forma de ofrecerles una pequeña fuente de ingresos. 

Europa Press

Ángel Abaga Elebiyo de la Residencia de San Ildefonso canta premios durante el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad 2023 en el Teatro Real de Madrid, a 22 de diciembre de 2023, en Madrid.

En sus primeros años, la institución se financiaba gracias a donativos privados, y el dinero obtenido de los sorteos —unos 500 reales durante el primer evento— resultaba crucial para cubrir los gastos de los huérfanos. Además, se dice que los propios niños ya cantaban en las plazas de Madrid a cambio de limosnas, lo que facilitó la inclusión de esta costumbre en el sorteo.

los niños de San Ildefonso

El Colegio de San Ildefonso, a lo largo de su historia, ha sido un símbolo de respeto y solidaridad. En tiempos de escasez, los niños del colegio no solo aportaban su voz en los sorteos, sino que también actuaban en las calles, realizando este tipo de actividades para conseguir algo de dinero para la institución, que sobrevivía gracias a la caridad pública. De este modo, su participación en la Lotería de Navidad se fue institucionalizando con el tiempo.

Con el paso de los años, la presencia de las niñas en el sorteo de la Lotería de Navidad se fue ampliando. Aunque las niñas fueron admitidas oficialmente en 1981, no fue hasta 1984 cuando comenzaron a participar de manera visible, tomando su lugar junto a los niños al lado del bombo. Hoy en día, son 32 los menores que cantan los números, 22 de ellos niñas y 10 niños, y su presencia ha adquirido una gran importancia tanto en la tradición como en la imagen del evento.

      
             
      

El origen exacto de la tradición sigue siendo incierto, pero lo que es indiscutible es la emoción que despierta cada año en millones de personas. Para los niños del Colegio de San Ildefonso, el 22 de diciembre es un día especial, en el que su voz se convierte en un vehículo de esperanza para miles de españoles. Son ellos quienes, con su entonación clara y precisa, dan sentido a uno de los momentos más esperados del año, y sin duda, el más emocionante para aquellos que sueñan con que el Gordo llegue a sus vidas.

Así, la historia de los niños de la Lotería de Navidad, aunque envuelta en misterio, sigue viva como un testimonio de solidaridad y esperanza. A pesar de no conocer a ciencia cierta cómo comenzó esta costumbre, lo cierto es que, sin ellos, el sorteo no sería lo mismo.