El campeón mundial de ajedrez que hizo historia en su visita a Sevilla: uno de los mayores opositores de Putin
Garry Kaspárov, una de las mentes más prodigiosas de la actualidad, se encuentra exiliado en Estados Unidos
Garry Kasparov en Londres
Publicado el - Actualizado
5 min lectura
Garry Kaspárov es el ajedrez personificado, ensambla todas las cualidades que hacen de alguien un Gran Maestro, pero destaca por saber llevarlas a la práctica fuera del tablero. Nacido en Bakú en 1963, cuando Azerbaiyán era todavía una república soviética, una de sus grandes obsesiones ha sido siempre la política del Kremlin.
Su devoción por el tablero le llevó a ser campeón del mundo de ajedrez desde 1985 hasta el año 2000, imponiéndose hasta en cuatro finales a su rival histórico, el genio, pero también el ‘elegido’ de la Unión Soviética, Anatoly Karpov.
UNA RIVALIDAD HISTÓRICA QUE CULMINÓ EN SEVILLA
La Unión Soviética cargó en la espada de un jovencísimo Anatoly Karpov todo el peso de intentar recuperar la corona del ajedrez mundial, que había perdido frente al estadounidense Bobby Fischer en 1972, después de 34 años de retenerla.
Tras conseguirla, ante la incomparecencia de Fischer, Karpov se mantuvo como número uno del mundo durante una década entera, protagonizando, junto a Viktor Korchnoi, las partidas más descarnizadas que se recuerdan, en otra gran historia del tablero.
Hasta que llegó Garry Kimovich Kaspárov, conocido como el ‘Ogro de Bakú’, por su estilo de juego fiero y agresivo. 1984 fue el año en el que la doble ‘K’ compitió por vez primera en la final de un Campeonato del Mundo. Quien llegara antes a seis victorias, sería el vencedor.
Anatoly Karpov y Garry Kaspárov disputando una partida de ajedrez durante la final de un Campeonato del Mundo en Moscú
Para sorpresa de todos, Florencio Campomanes, entonces presidente de la Federación Internacional, decidió suspender el encuentro, rindiéndose a las presiones de la cúpula soviética. Lo hizo tras 48 partidas, a las que se llegaba con un resultado de cinco victorias de Karpov, tres de Kaspárov y nada menos que 40 tablas.
Pese a que pueda parecer que el vigente campeón tenía la victoria al alcance de la mano, la dinámica entonces era toda la contraria. Kaspárov venía de vencer las rondas 46 y 47 y todo hacía indicar que el cambio de trono estaba al caer.
La decisión fue polémica, y no sentó nada bien al aspirante. Arrancaba entonces un cruce de acusaciones que habría de mantenerse hasta un año después, cuando volvieron a enfrentarse y, finalmente, Kaspárov pudo levantar el trofeo de campeón del mundo.
El cisma de esta rivalidad histórica llegaría dos años después, en Sevilla. Estaba por jugarse la partida definitiva del Campeonato del Mundo de 1987, entonces, Karpov sumaba cuatro partidas ganadas, frente a las tres de Kaspárov y 16 empates. Unas tablas le servían a Karpov para alzarse de nuevo campeón, pero en una de las mejores partidas firmadas hasta día de hoy por dos jugadores de ajedrez, Kaspárov batiría a su eterno rival, y conservaría su estado de campeón del mundo.
Anatoly Karpov y Garry Kaspárov disputando una partida de ajedrez durante la final de un Campeonato del Mundo en Sevilla
Entre 1984 y 1990, ambos ajedrecistas disputaron, sólo en finales de Campeonato del Mundo, un total de 154 partidas de ajedrez, que se resolvieron con 21 victorias de Kaspárov, 19 de Karpov y 114 empates. Pese a que la igualdad entre estos dos prodigios era máxima, la balanza siempre acababa decantándose del lado del ‘Ogro de Bakú’.
EL TALÓN DE AQUILES DE VLADIMIR PUTIN
Sobre el tablero, cómo en política, la anticipación juega un papel fundamental. Tan importante es saber que tu contrincante planea darte ‘jaque mate’ en las próximas jugadas como prever que un acontecimiento venidero puede amenazar un sistema de libertades.
A principios de siglo XX, cuando Vladimir Putin no acumulaba la mala reputación que con el tiempo ha cosechado en Occidente, una voz disruptiva, la de Kaspárov, ya adelantaba las consecuencias que años después tendría su mandato. Era 2005 cuando fundó el Frente Cívico Unido, con la misión de hacer oposición al líder de Rusia en las elecciones, y sin saber que su actividad política acabaría con sus pies en la cárcel.
Garry Kaspárov durante una manifestación contra el régimen de Vladimir Putin
Dos años más tarde, el campeón del mundo de ajedrez era condenado a cinco días de prisión, después de haber sido arrestado en una manifestación ilegal contra el régimen que él mismo había organizado. No obstante, haría falta más que eso para derrocar el espíritu combativo de semejante figura.
Tanto es así, que Kaspárov llegó a ser elegido candidato único de la oposición de cara a los comicios rusos de marzo de 2008. Elecciones a las que no le dejaron presentarse, en lo que él califico como un “asesinato político”. Las presiones del Kremlin se hicieron efectivas, Kaspárov vio cómo compañeros suyos fueron agredidos, presuntamente, por la policía rusa, su página web tumbada y negado el acceso a cualquier permiso para organizar asambleas.
Kaspárov volvió a anticiparse cuando, en el año 2013, tomó la decisión de exiliarse en Estados Unidos. En 2015, Borís Nemtsov, un abierto crítico del régimen de Putin, fue asesinado en la Plaza Roja de Moscú, a 200 metros del Kremlin, tras recibir seis disparos en la espalda. Así como, en 2024, Alexéi Navalni, también activista y opositor del líder ruso, murió en extrañas circunstancias mientras cumplía condena en una cárcel de Jarp, en el ártico ruso.
Poco después de este último suceso, Rusia incluyó a Garry Kaspárov en su particular lista de “terroristas y extremistas”.
Si nos remontamos, de nuevo, a 2007, daremos con el año de publicación de ‘Cómo la vida imita al ajedrez’, el libro a través del cual el genial Kaspárov explica que “las soluciones a los problemas cotidianos requieren de las mismas artes y técnicas que el juego de las sesenta y cuatro casillas”. Han llovido 18 años, y Vladimir Putin aún no ha podido con él. Tal y como cuenta en su libro, “siempre hay que prever un número de movimientos suficiente para estar bien preparado, ¡incluso para la victoria!”.