Clases particulares: Cuáles debes elegir, cuándo son necesarias y cómo evitar la sobrecarga
Su importancia y su búsqueda hoy en día radica en la idea de que pueden estar mejorando el futuro laboral de quienes asisten a ellas
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Comienza el curso y arranca también la búsqueda de las clases particulares y de actividades extraescolares. Su importancia y su búsqueda hoy en día radica en la idea de que pueden estar mejorando su futuro laboral. Expertos como el profesor titular de la UNED Juan Manuel Moreno lo denominan 'educación en la sombra', familias no solo buscan “reforzar y compensar el aprendizaje de alumnos con dificultades", sino que recurren a esta enseñanaza para que "puedan enriquecer sus conocimientos y destacar”, advierte en una entrevista a COPE.
Una realidad que demuestra que para muchas familias “este gasto se está convirtiendo en un objeto de primera necesidad”, ya que perciben “que todo lo que inviertan en educación es poco para conseguir que sus hijos tengan oportunidades en un mercado laboral cada vez más hostil".
¿Cuándo recurrir a clases particulares?
A priori, las clases particulares "están concebidas para volver a explicar al menor los contenidos que por algún motivo ha tenido dificultades en su aprendizaje, de una manera más personal y adaptada a su ritmo", es por ello que sean necesarias para aquellos alumnos que "cojean en alguna asignatura siempre y cuando sean los docentes los que consideren que necesitan un esfuerzo extra en esa materia", explica a COPE.es, Pilu Hernández Dopico, maestra, formadora de formadores y CEO de El Pupitre de Pilu.
No obstante, en la práctica se utilizan por diversos motivos. "Porque el niño no es capaz de centrarse en el aula y los progenitores creen que es mejor añadirle más horas de formación", lo que en opinión de Dopico "es contraproducente". Asegura que lo que realmente necesitan este tipo de alumnos "es aprender técnicas para sacar más rendimiento al tiempo, enseñarles que cuanto más aprovechen el colegio, menos van a tener que dedicarle después en su tiempo libre".
Por otro lado está la dificultad de las familias para conciliiar. En estos casos, los padres "buscan una persona o academia para que les apoye con los deberes y de paso el menor no está solo". De nuevo insiste la experta, se trata de un "error" porque estamos "quitándole al niño la capacidad de autogestión del tiempo, de resolución de problemas y de autonomía".
El apoyo necesario, explica la experta, "debe de ser indicado por el profesor de la materia", pero siempre teniendo en cuenta que "no hay que saturar al niños, hay que darle clase en aquello que realmente lo necesita y de una manera diferente a la que lo ha explicado el maestro en la clase ordinaria".
Qué ha cambiado en la educación
Para Hernández Dopico el crecimiento sostenido que han experimentado las clases particulares en España en los últimos 15 años no son producto de una bajada de la calidad de la educación. "Los maestros somos excelentes profesionales, con una gran vocación de enseñanza y con muchísimas ganas de hacer nuestro trabajo". Lo que ha cambiado, señala "es la sociedad".
"No podemos dejar de lado en esta reflexión que las nuevas tecnologías no solo han transformado nuestras formas de consumo y de ocio, también las del aprendizaje".
"Nos informamos de manera muy breve a través de las redes sociales, leemos libros de manera digital, obtenemos conocimientos por Wikipedia y vídeos de YouTube y todo cuanto más breve, intenso y rápido mucho mejor, por lo tanto es normal que en aquellos casos en que la docencia sea más del estilo pedagógico del siglo pasado, los alumnos no focalizarán su atención al no sentirse atraídos por el contenido, porque piensan que pueden encontrarlo online de una manera mucho más rápida y sencilla".
Es más, "al alumno de hoy en día le interesa más cómo ser 'Influencer' o cómo se hace una página web, que hacer el análisis sintáctico de una oración". Un tema, concluye Dopico, "mucho más complejo de lo que parece".
Cuál elegir
Entre las posibles opciones, la profesora de la UOC Sylvie Pérez destaca el estudio de inglés, francés o cualquier otra lengua, siempre y cuando al niño o niña le guste esta actividad y no suponga una dificultad añadida a las tareas y aprendizajes que ya hace en la escuela. También son buenas opciones la música, la danza y las actividades artísticas (como la pintura o las manualidades), así como cualquier deporte, de acuerdo con la edad evolutiva.
Una vez elegida la actividad extraescolar junto con los hijos, los expertos aconsejan mantenerla al menos dos trimestres para enseñar el valor del compromiso y dar una oportunidad a los nuevos ambientes. No obstante, también hay que ser flexibles "y permitir que estas actividades sirvan de ensayo para que los niños y niñas puedan probar qué les gusta, qué se les da bien…", señala Sylvie Pérez.
Cómo no sobrecargar
En cuanto al tiempo que hay que dedicar semanalmente a estas actividades, lo ideal es no sobrecargar la "agenda" de los más pequeños ocupando todas sus tardes con actividades extraescolares. Como explica Jordi Perales, se considera que se está dedicando un tiempo excesivo "si no se permite al niño o niña descansar, jugar e incluso aburrirse de vez en cuando".
"Demasiadas veces hay familias que no tienen más remedio que apuntar a sus hijos a actividades extraescolares para que alguien pueda ocuparse de ellos. Pero en esos casos se pierde parte del carácter educativo de estas actividades y acaban siendo meros 'canguros'. El niño o niña debe estar con su familia el mayor tiempo posible, si bien es cierto que aparecen problemas de conciliación familiar en relación con el trabajo de los padres", indica el profesor de la UOC.
Aunque depende de las circunstancias de cada alumno, como orientación, Sylvie Pérez aconseja un máximo de tres tardes semanales ocupadas con extraescolares. Además, hay que evitar acumular diferentes extraescolares en una misma tarde.