Sol intenso, calor sofocante y cloro: ¿cómo debemos cuidar correctamente nuestra vista en verano?
Estamos acostumbrados a escuchar consejos sobre el cuidado de nuestra piel en verano. Sin embargo, no se habla tanto del cuidado de la vista, que durante estos meses se resiente
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Estamos acostumbrados a leer todo tipo de consejos sobre el cuidado de nuestra piel en verano para evitar los melanomas, así como la necesidad de concienciar sobre los riesgos de la exposición excesiva al sol. Sin embargo, no se habla tanto del cuidado de la vista, que durante estos meses también se resiente y es fundamental tratarla con especial cuidado.
Ya sea por los cambios de rutina, el uso del aire acondicionado, la exposición a la luz solar o incluso la sal y el cloro, pueden hacer que nuestra vista sufra y eso, a largo plazo, tenga graves consecuencias. María Rolindes Fernández Montes es oftalmóloga en Clínica Baviera Asturias y apunta a COPE, en primer lugar, que todas las recomendaciones que se hagan sobre el cuidado de los ojos deberían ser extensibles "a los 12 meses del año".
Recuerda que en verano cuidamos mucho nuestra piel y en los últimos años se nos aconseja su cuidado frente al sol, pero no tanto "el cuidado de nuestros ojos". De hecho, pide que seamos conscientes que "el ojo es un órgano muy sensible a la exposición solar".
Consejos para cuidar nuestra vista del sol en verano
Gafas de sol homologadas, con protección y la marca CE
En primer lugar, menciona la importancia de que sean gafas de sol homologadas que deben traer "100% protección UV", o en su caso "UV400", y que sean de centros de confianza. Explica que también deben llevar grabada la marca "CE de la Comunidad Económica Europea; eso quiere decir que ese producto cumple las normativas que Europa nos aconseja".
Evitar la exposición al sol en horas de mayor luminosidad
Al igual que ocurre con nuestra piel, y al evitar las horas centrales del día para protegernos, con la vista ocurre algo similar. Por ello, la oftalmóloga recomienda "evitar la exposición solar en las mayores horas de luminosidad", que generalmente son entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde. Atención especial en las zonas de playa o alta mar, donde el agua y la arena pueden hacer la luz más reflectante.
Estas medidas deben ser tomadas "mucho más en serio", por lo tanto, en estas condiciones. "Aunque la luz sea menos, es mucho más agresiva sobre los ojos y tenemos que darnos cuenta de que muchas veces vemos el cielo nublado, no nos protegemos, y quizá ese día sea el que más nos quememos la vista".
A favor del uso de lágrimas artificiales
Estas gotas ideadas para lubricar los ojos secos y ayudar a mantener la superficie externa de los ojos podrían ser un gran aliado, especialmente los meses de verano. Fernández Montes habla de lágrimas artificiales "sin conservantes y de marcas que sean de confianza". Recuerda que "no tienen por qué ser las más caras", pero que siempre las que vayamos a comprar sean aconsejadas por nuestro farmacéutico.
Uso de gafas de sol en los más pequeños
Además de estos consejos que la población general suele conocer, la oftalmóloga añade un par de recomendaciones más. La primera es la del uso de las gafas de sol en los más pequeños. Es bien sabido que no es sencillo que los niños lleven este complemento, ya que al final "lo acaba de ver un cuerpo extraño que le molesta y le causa problemas en sus juegos". Sin embargo, es aconsejable hacerlo. En el caso de no ser posible, recomienda el uso de sombreros o gorras que puedan proteger su vista.
En cualquier caso, apunta la necesidad de iniciar a los pequeños "en el uso de la gafa como un juego".
Cuidado con los rayones en los cristales
La oftalmóloga ha lamentado que muchas personas son "poco cuidadosas" y si tienen un rayón en el cristal, posponen el simple hecho de ir a nuestra óptica de confianza. Algo que es un error, ya que esa zona "generalmente suele coincidir en la zona central de la visión y por ahí es por donde puede penetrar mayor radiación solar. A lo mejor usamos una gafa muy buena, pero si está rayada justo en esa zona, no protege lo suficiente y creemos que la protección es correcta".
Por lo tanto, no solo es importante utilizarlas de forma correcta, sino también "reemplazar los cristales de forma periódica".
Enfermedades que puede causarnos una exposición constante a la luz solar
Es importante tener en cuenta que, como la piel puede sufrir por una exposición solar constante, también lo hacen nuestros ojos. La oftalmóloga de Clínica Baviera Asturias habla, en primer lugar, de la fotoqueratitis, que se produce "cuando sufrimos una exposición solar intensa, sobre todo sin protección". Se trata de una inflamación de la córnea en la que el paciente "suele referir molestias con sensación de arenilla, fotofobia o daño con la exposición solar, que le molesta mucho la visión". El tratamiento, en cualquier caso, es muy sencillo y con "unos antiinflamatorios, hidratación ocular y reposo" es suficiente.
Como consecuencia de la exposición solar acumulativa a largo plazo pueden presentarse casos de cataratas. "Es una enfermedad del cristalino, la lente natural que tenemos todos dentro del ojo, va perdiendo la transparencia y nos va quitando vista", explica la doctora. En este caso, se soluciona con cirugía.
Otra afección que también ha mencionado, y causada por la exposición solar, "es la degeneración macular asociada a la edad" y se trata de una afectación de la retina y que termina afectando "a la visión central". Sin embargo, no tiene tan fácil solución como otras y lamenta la oftalmóloga que "a veces no logramos los resultados tan satisfactorios que nosotros desearíamos".