El garrafal error que cometes a la hora de cocer un huevo y que arruina tus platos: lo haces a menudo

Nunca un alimento tan sencillo de cocinar ha dado tanto de qué hablar. Alrededor del huevo nos surgen muchas dudas; cómo conservarlo, hervirlo, cómo saber si están frescos, son mejores los que tienen una yema más oscura o qué diferencia hay entre los que tienen la cáscara blanca o morena... En este punto, una de las que más surgen son, precisamente, cómo cocerlo correctamente y qué errores cometes a la hora de hacerlo.

Coges el cazo, metes el huevo, lo llenas de agua y lo pones al fuego; tras unos minutos de ebullición lo retiras y listo para comer. Estos son los pasos que todos realizamos a la hora de cocer un huevo. Lo cierto es que, aunque parezca mentira, no está bien hecho del todo.

Por ejemplo, a la hora de echarlos en la olla, hay que hacerlo antes de que el agua comience a hervir o incluso poner demasiados huevos en un solo recipiente, ya que el calor no se reparte de forma uniforme por todos ellos.

¿Cómo cocer un huevo correctamente?

Lo primero que tenemos que hacer para evitar que el huevo se nos rompa es sacarlo de la nevera un rato antes de cocerlo, más o menos media hora.

La cocción ha de hacerse a fuego lento, a una temperatura entre 80 y 85º. De esta manera evitamos que la cáscara se rompa y que la yema no quede reseca ni la clara blanda.

Y te preguntarás ¿cómo consigo mantener la temperatura?: en cuanto veas las primeras burbujas en los laterales del cazo bajas el fuego. ¿Cuánto tiempo debo dejar el huevo cociendo? En este caso, hay distintas posibilidades.

Por un lado, si queremos la clara casi cuajada y la yema líquida, debemos dejarlo entre 3 y 4 minutos. Si por el contrario queremos la yema semilíquida y la clara cuajada, deberemos dejarlo entre cinco y seis. Si por el contrario nos gustaría que la yema del huevo estuviera un poco más dura, deberemos dejarlo unos ocho minutos.

Una vez cocido, llega la hora de pelarlo. Sí, los clásicos golpecitos que das al huevo y empiezas a descascarillarlo. No obstante, a veces no es tan fácil y nos cuesta porque la cáscara se queda pegada. Un truco: echa una cucharada de sal durante la cocción y una vez acabada mételos en agua fría durante unos minutos. Eso sí, si es complicado pelarlo, ya nos está dando información: significa que es más fresco.