Si tu hijo es inteligente, ¿Es porque se parece más al padre o a la madre? La solución a un dilema universal

Los ojos, la boca, la altura, ser más cabezota, tener más habilidades deportivas... A todo le buscamos una explicación en la familia

Una familia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Es un tema de gran debate para muchas familias: ¿de quién heredaron los niños su inteligencia? En varias ocasiones nos hemos preguntado si viene de la madre o del padre, dado que tendemos a asociar esta capacidad con la genética. Pero, ¿está en la madre la respuesta a por qué somos inteligentes? Lo que está claro es que los primeros años de infancia son claves en el desarrollo del niño o niña. Es ahí donde se va desarrollando la personalidad, los gustos y la forma de proceder ante determinadas situaciones. Es en esa primera etapa donde se van manifestando las habilidades.

Si se demostrara la premisa, esto desmentiría muchos de los prejuicios de género que siguen enraizados en la sociedad y que llevan siglos acompañando a las mujeres en particular. Hay que recordar, antes de nada, que no es lo mismo ser inteligente que ser sabio. Pero ciertas mutaciones en genes del cromosoma X se relacionan con el desarrollo de distintas deficiencias cognitivas, como el síndrome de Martin-Bell, más frecuentes en hombres porque estas piezas genéticas se comportan de manera distinta según el sexo.

Es común pensar que la inteligencia está directamente relacionada con la genética. Hace algunos años se pensaba que la inteligencia se heredaba de la madre, dado el vínculo que se tiene con ella desde el primer momento de la vida. También porque se pensaba que las capacidades cognitivas se encontraban en el cromosoma X. Las mujeres tienen dos de estos cromosomas (XX) y los hombres solo uno (XY), por lo que tendrían el doble de probabilidades de transmitir inteligencia a sus hijos que los padres. Así lo sostiene el científico estadounidense Roberth Lehrke, en su publicación Sex Linkage of Intelligence.

Sin embargo, desde Genetic Literacy Project aclaran que la madre tiene un rol clave en el desarrollo de la inteligencia, pero no solamente por el hecho de que aporta cromosomas X, sino por el tipo de vínculo que puede desarrollar con su hijo a muchos niveles: físico, emocional, psicológico, etc. De hecho, un estudio publicado en The Journal of Neuroscience realizado por investigadores de la Universidad de Adelaida en Australia y de Duke en Estados Unidos encontró que las caricias de la madre pueden ser un factor predictor del riesgo de consumo de drogas de sus hijos en la adolescencia.

En cualquier caso, numerosos estudios han encontrado que la estimulación temprana de funciones cognitivas como la creatividad, el pensamiento concreto, la memoria y la imaginación pueden aumentar el desarrollo del pensamiento abstracto, la inteligencia, la capacidad de resolución de problemas e incluso las habilidades sociales en los niños a medida que crecen. Por tanto, aunque la inteligencia tiene un componente hereditario, también se debe estimular. No sería de esta forma definitorio el hecho de que la madre aporte más cromosomas. Según Psychology Spot, se estima que entre el 40 y el 60 por ciento de la inteligencia es hereditaria; el resto proviene de nuestro entorno.

Por un lado, pese a haber detectado dichas alteraciones en el ADN, no se han identificado genes que aumenten específicamente la capacidad intelectual de su portador, ni el cromosoma X, ni en el Y. Por otro, aunque la inteligencia tiene cierto componente genético, la experiencia y las condiciones ambientales que rodean a un niño durante su desarrollo influyen en su cerebro y sus capacidades cognitivas.

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