Llegó el verano, ¡cuidado con la medusas!: ¿pero todas pican?
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Las medusas son animales marinos, en concreto, celentéreos, que habitan en el planeta Tierra desde hace 500 millones de años. Tiene forma de campana o de sombrilla y están provistas de tentáculos con los que cazan pequeños animales y plancton de los que se alimentan.
Son muy resistentes, pueden quedar varadas en la playa y secarse, pero parte de ellas sobreviven como los tentáculos que siguen activos durante tiempo. Tentáculos con los que atontan y adormecen a sus víctimas -que suelen ser peces pequeños-, que se enredan entre ellos. Tentáculos con los que nos pican a los humanos.
¿A quién no le ha picado una medusa? Y si no ha sido a ti, seguro que a algún miembro de tu familia o algún conocido. Las picaduras de las medusas son muy molestas, pero también puede ser peligrosas dependiendo de la especie con la que te hayas topado en el camino o, mejor, en el agua.
Por cierto, ¿cómo pica una medusa? Estos invertebrados tienen miles de aguijones minúsculos conocidos como cnidoblastos.
¿Cómo nos pican las medusas?
Los cnidoblastos son unas células especiales exclusivas de medusas, corales o anémonas de mar, que segregan una sustancia urticante y cuya misión es tanto la defensa contra los depredadores como el ataque para capturar presas. Estos aguijoncitos son abundantes en los tentáculos de las medusas y alrededor de la boca.
Si por algún infortunio rozamos uno de los tentáculos de la medusa, el cnidocisto o cnidoblasto se activa y el filamento sale disparado, como un microscópico aguijón que se clava en la piel de la víctima. Estos flagelos inyectan un veneno especial, citotóxico, es decir, que afecta a las células y que puede ser muy intenso.
Los cnidoblastos se encuentran en casi todo el animal, aunque en mayor cantidad en los tentáculos y la boca. Hay medusas que tienen muy pocas de estas estructuras o solo en zonas muy concretas. Es el caso de la Cotylorhiza tuberculata -conocida como la medusa huevo frito-, que no provoca daño al ser humano y es una de las especies más espectaculares por su belleza.
Sin embargo, la carabela portuguesa, Physalia physalis, es en realidad una colonia flotante de cnidarios con forma de medusa. Cada parte de esta especie de medusa está especializa en una función: "la parte superior, o su falsa umbela, no pica, sino que está preparada para mantenerse flotante, mientras que los tentáculos son extremadamente dolorosos" (podemos leer en "Especies de medusas frecuentes en España" del Ministerio de Transición Ecológica).
¿Qué hacer si te pica una medusa?
Ni amoniaco ni alcohol ni vinagre sobre la herida que nos ha ocasionado la picadura de esos "aguijoncitos" que se han clavado en nuestro cuerpo. Remedios caseros hay muchos, pero ninguno va a curar ni a calmar la herida provocada por la picadura salvo las recomendaciones de los expertos. Desde el Instituto de las Ciencias del Mar recomiendan seguir este protocolo:
¿Qué no se debe hacer? No se debe aplicar lavar la picadura con agua dulce ni con amoniaco, no hay que aplicar alcohol, no poner vendajes ni presionar y tampoco echar vinagre.
El objetivo es quitar los restos de medusa sin frotar, lavar la zona afectada con abundante agua de mar (nunca agua dulce), aplicar agua con bicarbonato, aplicar hielo seco a intervalos (esto favorece la desnaturalización del veneno que pierde su efecto y evita que llegue al riego sanguíneo), y si persiste el dolor, lo mejor es consultar con un médico.
“El tratamiento frente a la picadura de medusas busca atenuar los efectos del veneno, prevenir envenenamiento posterior de trozos residuales de medusas en la piel, y minimizar las complicaciones derivadas del uso de productos no probados”, recomienda Josep María Gili, biólogo marino, profesor de Investigación del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC de Barcelona, experto en medusas y uno de los autores de los protocolos que subraya que "tras una picadura tenemos una herida que hay que cuidar para que no se infecte".
No todas las medusas pican
Hay algo que tenemos que tener muy presente: las medusas no atacan nunca, pican cuando contactamos con sus tentáculos.
¿Qué tenemos que hacer si estamos dentro del mar y nos encontramos, por ejemplo, rodeado de medusas? Josep María Gili rompe tópicos en torno a los celentéreos marinos, transparentes y gelatinosos, "a las medusas no les gusta picarnos, ya que cuando lo hacen pierden una parte de sus tentáculos. Lo que no hay que hacer es asustarse ni dejarse llevar por el pánico. Hay que nadar con mucha suavidad alejándonos muy poco a poco de ella e intentando evitarlas, y no pasará nada. Si nadamos rápido con movimientos violentos lo que vamos a conseguir es atraer sus finos tentáculos hacia nuestro cuerpo y nos picarán. Casi el cincuenta por ciento de las picaduras se producen por pánico. Si tenemos muy cerca al animal, recomendamos poner la palma de la mano en la zona más gelatinosa, la umbrela, y apartarla lateral y muy lentamente. Los tentáculos van a seguir este desplazamiento y no nos picarán" recomendaba el biólogo marino en una entrevista en el Diario de Ibiza.
En España, sobre todo en la costa Mediterránea, hay cuatro especies que son muy comunes: la Pelagia Noctiluca que tiene un color rosado y brilla un poco por la noche. Es la más peligrosa y la más abundante sobre todo en aguas abiertas; se acerca al litoral arrastrada por los vientos de mar a costa tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico. Suele medir de doce a quince centímetros de diámetro y sus doce tentáculos miden dos metros de longitud, cada centímero de estos tentáculos tiene unas 10.000 células urticantes. "Si nos dicen que hay pelagias, aunque no las veamos, no hay que bañarse porque los tentáculos nos picarán" advierte el experto en medusas.
La Rhizostoma Pulmo que es muy blanca, con un reborde azulado y que la encontramos en el Mediterráno y el Atlántico. No produce cuadros dermatológicos graves, aunque se pueden producir irritaciones no sólo por contacto directo con estas medusas o los fragmentos de tentáculos liberados en el agua, sino también por su presencia en aguas de zonas costeras cerradas a mar abierto.
La Chrysaora Hysoscella, que es marrón y se parece mucho a la Pelagia, pero es un poco más abierta. Es frecuente encontrarla en aguas del Mediterráneo y el Atlántico formando enjambres. Sus picaduras causan picor y quemazón al principio e inmediatamente después aparecen las lesiones eritematosas y edema, produciéndose verdugones que pueden tardar tiempo en desaparecer.
La Cotylorhyza Tuberculata, la huevo frito, su peligrosidad es tan baja que su capacidad de producir urticaria es limitada (en parte debido a la escasa longitud de sus tentáculos, pero sobre todo a la baja densidad de células urticantes en los mismos). Si pica, sus efectos son muy leves no pasando de irritación de la piel y picor.
Al igual que la Aurelia aurita que es abundante en zonas costeras y lagunas como el Mar Menor, pero también en fiordos y bahías cerradas con aportes de aguas continentales. Su peligrosidad es muy baja.
Si estas dos se caracterizan por su baja peligrosidad, estas otras tres especies: la Velella velella, la Aequorea forskalea y la Mnemiopsis leidyi -una especie invasora originaria de las costas atlánticas de América y que podemos encontrar en el Mediterráneo- no pican.