Estas son las consecuencias de poner imanes en tu nevera: avalado por la ciencia

Estos recuerdos de nuestros viajes, por muy bonitos que sean, pueden salirnos muy caros si no tenemos cuidado

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Imanes en la nevera

Jesús Tobarra

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Por muchos meses que pasen desde que terminaron las vacaciones, hay un sitio de nuestra casa que siempre nos permitirá revivir o, por lo menos, rememorar los grandes momentos de los que hemos disfrutado. Este lugar no es otro que la puerta de nuestra nevera.

Los imanes se han convertido en el souvenir por excelencia cuando hacemos un viaje, ya sea para nosotros mismos o como regalo para algún amigo o familiar. Son una prueba palpable de que estuvimos en ese sitio, pero también tienen muchos otros significados.

Por qué pegamos imanes en nuestras neveras

Hay multitud de motivos que pueden justificar que hagamos este acto que roza el ritual cuando volvemos a casa después de un viaje. La página web de Pega2, ha elaborado una lista de razones, entre las que destacan:

  • Nostalgia: nos hacen recordar aquel atardecer en la playa que nos dejó con la boca abierta o ese monumento tan impresionante. A veces, incluso, este recuerdo aparece edulcorado por la nostalgia y nos hace quedarnos solo con lo mejor de esa aventura.

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Imanes en una nevera

  • Coleccionismo: después de contar con un buen número de ellos, la nevera se convierte en una zona de exposición con la que deslumbrar a las visitas. Este motivo nos lleva casi a obligar a todos nuestros familiares o amigos a traernos uno de estos recuerdos de los sitios que descubren, aunque tampoco tengamos en nuestros planes ir.
  • Tradición familiar: si nuestros padres o abuelos han sido de los que coleccionaban imanes, es probable que queramos continuar haciéndolo nosotros. Además, este motivo coge más peso si conservamos imanes con estilos de otras épocas y que nos recuerdan a nuestros seres queridos.

Las preocupaciones por poner imanes

A medida que se ha hecho popular coleccionar imanes y colocarlos en la nevera, también han crecido las preocupaciones al respecto. La principal tiene que ver con un aumento en el consumo eléctrico y, por tanto, en el gasto.

Esta preocupación viene de la mano de pensar que el imán genere un campo electromagnético que aumente este consumo. Sin embargo, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) aclara que el campo electromagnético que crean estos imanes es tan pequeño que no sería suficiente para modificar la corriente.

Explican que lo que de verdad importa es la clase energética del aparato. Esta se puede comprobar en su etiqueta de eficiencia energética, yendo desde la A, la más eficiente, hasta la G, la menos eficiente.

¿Es seguro para la comida que tengo dentro de la nevera?

Quizás sea otra de las preguntas que nos podemos llegar a hacer, ya que estaría afectando directamente sobre lo que comemos y nuestra salud.

De nuevo, la respuesta pasa por el campo electromagnético que generan estos imanes. Al ser tan pequeño, no consigue traspasar siquiera la puerta de la nevera, por lo que nuestros alimentos no correrían ningún peligro. 

Nevera con comida dentro

Lo que de verdad puede causarnos algún problema es la temperatura a la que esté configurada la nevera. Así nos aseguraremos de conservarlos correctamente.

El potencial peligro de los imanes

La OCU ya advierte de no creer en bulos acerca de los posibles problemas que pueden generar lo imanes, pero sí que comenta que hay un caso determinado en el que puede suponer un peligro para la integridad de nuestra nevera.

Con las neveras más modernas tecnológicamente, viene incorporada una pantalla táctil. Esta sí podría sufrir distorsiones si les afectan campos magnéticos suficientemente fuertes. Y, aunque los simples imanes de recuerdo no supongan una amenaza, sobrecargar la nevera de estos puede generar distorsiones débiles en las pantallas.