¿Es posible comprar sin utilizar plástico? Lo ponemos a prueba
Salimos a llenar nuestra cesta de la compra evitando utilizar este material tan habitual en nuestro #ZeroWasteChallenge
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Mientras estás leyendo estas líneas, toneladas y toneladas de plástico están acabando en vertederos con una huella medioambiental que tardará en borrarse muchos años. Muchos de esos residuos se generan en tareas tan habituales como llenar la cesta de la compra, y es por ello que hemos intentado llenar la nuestra sin utilizar plástico alguno. Algo que por otro lado era la norma y lo habitual en el pasado si preguntamos a nuestros padres o madres, y que con la 'democratización' de los envases de este material cambió por completo el paradigma.
En primer lugar cogemos una cesta de mimbre tal como hacían generaciones pasadas en vez de las tradicionales bolsas. Esto es debido a que la capacidad que disponen es bastante alta y con ello se evita disponer de varias bolsas aunque no sean de plástico. También incorporamos un recipiente de cristal para los productos cárnicos y papel de cocina para envolver los alimentos que lo requieran.
Una vez con todo salimos a la calle y nos dirigimos al mercado central. En primer lugar nos dirigimos a la carnicería, en donde el material que utilizan para envolver los alimentos contiene una protección en forma de fina lámina de plástico, por lo que optamos por utilizar nuestra fiambrera. Fuera de cámara nos comenta el carnicero que cada vez más gente opta por traerse de casa el “tupper” y que pese a que no es la norma, es cada vez más habitual. Cabe decir que antaño el envoltorio que se utilizaba para estos alimentos solía ser de papel, pero al no ser totalmente impermeable lo normal ahora es no encontrar esta opción.
Para la fruta y verdura lo tenemos más fácil. El frutero nos enseña las opciones que tiene para envolver los alimentos que así lo requieren: bolsas de papel. Con ellas sustituye al plástico y nos sirve sin problema el género que le pedimos. Plátanos, naranjas, cebollas y patatas. También cabe decir que muchos de estos alimentos ya tienen su propia piel y no tenemos siquiera que utilizar papel. No obstante en un vistazo el plástico hace presencia todavía en la lechuga iceberg, en las mallas de las naranjas o en los envases de las uvas entre otros.
Compramos también unas olivas. En este caso hacemos uso del bote de cristal que habíamos traído de casa en tanto la opción que nos podrían suministrar es de usar y tirar. El proceso fue algo más largo al tener que tarar nuestro envase. La dependienta nos indica que es algo cada vez más habitual, pero las complicaciones que tuvimos hasta poder pesar todo correctamente muestra un camino distinto, la supuesta comodidad del recipiente de plástico aún está persistente en el consumidor. Como nota también hay que añadir que todos los alimentos expuestos estaban en grandes tarros de plástico, otra vez más presente de manera pasiva en la cesta.
Al comprar queso la compra se dificulta un poco. Tenemos que volver a hacer uso de nuestro papel traído de casa para evitar las láminas de plástico. Algo que con la barra de pan no sucede al ponerla en una bolsa de papel que nos ofrece.
Del mercado nos vamos a una tienda de barrio a granel, podríamos decir que son de las de toda la vida, pero en este caso en concepto moderno. Y lo hacemos porque a pesar de haber encontrado soluciones a casi todas nuestras necesidades en el mercado, hay otras que no. Por ejemplo el aceite de girasol, o la pasta y el arroz a granel. Cada vez más afloran tiendas en las que la totalidad de lo que compramos lo realizamos a granel, algo sintomático de los hábitos y la concienciación de la gente.
En este tipo de tiendas la gente suele ir de casa con sus propios recipientes, pero también proporcionan si el cliente lo desea bolsas de papel y posibilidad de comprar botellas de cristal para los líquidos. Si es la primera vez que acudes a un establecimiento así, te puede sorprender quizá que algo tan habitual como el arroz o la pasta esté dispuesto para llevarte el que necesites, pero de esta manera consumes lo que realmente necesitas evitando con ello doblemente generar desperdicios. En nuestro caso compramos una botella de cristal para llevarnos nuestro aceite de oliva y nos lo sirven de un bidón metálico que tienen en la tienda.
Al final completamos nuestra compra sin utilizar nada de plástico. Más que dificultades nos hemos encontrado con requerimentos que son necesarios a la hora de llevarla a cabo. Disponer de una bolsa de tela o en nuestro caso una cesta de mimbre, traer una fiambrera y un tarro de cristal reutilizables y completar aquello que no encontramos en tiendas a granel o específicas de ciertos productos.
Llegados a este punto cabe la reflexión acerca de por qué la gente no realiza la compra evitando utilizar este material. El tiempo y la comodidad aparente jugarían un papel muy importante. La sociedad actual en la que en muchas ocasiones la gente tiene el tiempo justo para comprar y en la que incluso pedimos la compra a domicilio, el prepararse para la compra y tener que ir a varios sitios parece jugar en contra de una tendencia que por otra parte cada vez va a más.
El resultado es que la posibilidad de que podamos realizar nuestras compras sin plástico dependerá por una parte de la concienciación del consumidor, pero también incluiremos en este caso el ingrediente de los propios supermercados y tiendas. Si ofrecen alternativas y facilidades a este tipo de compra la tendencia a generar menos residuos será más grande, algo que ayudará a la larga a reducir la huella medioambiental.