Las piernas más espeluznantes que has visto son de un ciclista

No es la primera ni la última vez que contemplaremos unas piernas así de marcadas. Son multitud en el ciclismo, y reflejan de la forma más gráfica posible la dureza del pedaleo interminable durante horas. A la par que la de las cuestas, nunca mejor dicho, 'rompepiernas'. Varias imágenes de las suyas que ha publicado Janez Brajkovic en Instagram, con venas y músculos como si fuesen a explotar, han dejado estupefactos a muchos.

Ver esta publicación en Instagram It's only about not fucking it up now �� Una publicación compartida de Jani Brajkovic (@janibrajkovic) el 29 Sep, 2019 a las 5:15 PDT

El ciclista esloveno, excompañero de Alberto Contador en la pasada década, acaba de volver a las carreteras. Lo ha hecho tras cumplir una sanción por dopaje que motivó su suspensión en julio de 2018: dio positivo por metilhexanamina. A sus 35 años, está en plena lucha contra la bulimia, enfermedad por la cual empezó a tomar el suplemento alimenticio que contenía la sustancia causante del doping.

Brajkovic aseguró que ese suplemento “estaba contaminado”. Tras mucha desesperación y depresión, volvió a subirse a la bicicleta de manera profesional en el último Tour de Croacia. Ya con la moral recuperada y un interés creciente en la nutrición, el corredor del Adria Mobil (también pasó por Discovery, Astana, RadioShack y Bahrain-Merida, entre otros) está en plena forma.

Ver esta publicación en Instagram Still plenty of juice left after 7mJ of work. Una publicación compartida de Jani Brajkovic (@janibrajkovic) el 16 Ago, 2019 a las 4:14 PDT

Sólo así se explica el estado de sus piernas, que por lo que parece aún son capaces de aguantar con creces el ritmo de la competición. Entre el asombro y alguna que otra broma (Halloween de por medio) en los comentarios de alguna de sus fotos no aptas para los ojos más sensibles, impera la idea de que Brajkovic mantiene el tipo. Ahí están las extremidades inferiores del campeón del mundo sub23 en contrarreloj (2004) y ganador del Critérium del Dauphiné (2010) para demostrarlo.