Condenan al patrón de una patera que quedó a la deriva y alcanzó remando a mano la isla de Alborán
La embarcación estuvo a la deriva dos días hasta que consiguió alcanzar el islote gracias a que entre todos los ocupantes remaron con las manos.
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La Audiencia Provincial de Almería ha impuesto cinco años de prisión al patrón de una patera que partió desde las costas de Argelia y que, tras quedar a la deriva por la falta de combustible, consiguió alcanzar la isla de Alborán tras dos días en el mar mientras sus ocupantes remaban a mano.
La sentencia, consultada por Europa Press y contra la que cabe recurso, señala la "falta de pericia" del acusado, quien hizo que el viaje en el que embarcó a ocho ocupantes "durase más de dos días, estando parte del mismo a la deriva" con el consiguiente peligro para la vida de todos ellos.
"Si bien el viaje comenzó con mar en calma, las condiciones meteorológicas fueron empeorando hasta cierto oleaje, circunstancias que, unidas a la sobrecarga, incrementaron el riesgo", expone la resolución judicial, que da cuenta de las "muchas horas" que la embarcación estuvo a la deriva hasta que consiguió alcanzar el islote gracias a que entre todos remaron con las manos.
Los hechos tuvieron lugar en la madrugada del 22 de febrero de 2023, cuando la embarcación de unos seis metros de eslora partió desde las costas argelinas equipada con un motor de 40 caballos con destino a España a fin de propiciar la entrada irregular de personas extranjeras en el país.
Así, el acusado era el encargado además de repostar el motor con las garrafas de gasolina que había embarcado y de manejar el GPS para orientarse, si bien su "falta de pericia" hizo que "al poco de salir" se perdieran y navegaran "sin destino fijo" hasta que la neumática se quedó sin combustible.
A partir de ese momento, los ocupantes de la patera se quedaron a la deriva hasta que, ya al anochecer, divisaron la isla de Alborán, por lo que remaron con sus manos en esa dirección durante toda la noche hasta conseguir alcanzar tierra firme sobre las 12,40 horas del día siguiente, ayudados por el Servicio Marítimo de la Guardia Civil.
Con esta acción, el acusado "puso en peligro la vida e integridad de los ocupantes" puesto que la embarcación "no reunía las condiciones de seguridad mínimas para garantizar la seguridad de la vida humana en el mar", toda vez que iba con sobrepeso en parte por las garrafas de combustible, que introdujeron un riesgo de incendio a bordo.
Los testigos ofrecieron numerosos detalles sobre el trayecto, las características de la embarcación, las garrafas de combustible de repuesto y el comportamiento del acusado, del que dijeron que "fumó junto a la gasolina pese a las quejas de todos".
Frente a sus relatos, "ricos en detalles, verosímiles y coincidentes" en lo sustancial, el acusado negó los hechos y aseguró que fue "un encapuchado el que condujo y luego volvió con la patera", lo que resulta inverosímil pues consta que la embarcación fue intervenida.