ALMERÍA
Almeriense mochilero atrapado en Perú: “Me dejaron a mi suerte, llegaba el toque de queda y yo en la calle”
Cristopher Pedrosa está atrapado en Arequipa donde la situación por el coronavirus empeora, y pide ayuda para regresar a España.
Almería - Publicado el - Actualizado
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Cristopher Pedrosa es un joven mochilero almeriense que se encuentra atrapado en la ciudad peruana de Arequipa y no puede regresar a España. Se fue a vivir una aventura de seis meses por Sudamérica. En enero llegó a Buenos Aires, después entró a Bolivia por tierra, y acabó en Perú el 8 de febrero hasta que le pilló allí el cierre de fronteras tras decretarse el estado de alarma por la crisis del coronavirus. No hay vuelos de regreso y el Gobierno cerró el cupo para repatriar así que su situación es “complicada”, como él mismo reconoce en declaraciones a COPE Almería.
Desde hace semanas no ha parado de pedir ayuda a la embajada, pero ya se ha cansado de esperar respuestas que no llegan o que, si lo hacen, de poco le sirven.
El dinero se le acaba y no sabe cómo podrá seguir pagando la habitación que ha alquilado.
Cristopher no es el único. Son 500 los españoles atrapados en Perú. Se han unido a través de las redes sociales y han creado un grupo de Whatssap para intercambiar información y plantear su vuelta a nuestro país.
El joven almeriense ha explicado que se proponen "fletar un avión privado" y asumir el coste “que será bastante elevado” aunque tiene que aprobarlo el Gobierno.
SITUACIÓN DESESPERADA
Cristopher ha relatado que lo ha pasado muy mal durante los primeros días de cuarentena porque no tenía donde alojarse al estar todos los establecimientos cerrados. Conoció a una chica que le prestó temporalmente su apartamento pero, de la noche a la mañana, le pidió que lo abandonara y se vio en la calle con su mascarilla y su pesada mochilla sin saber a quién recurrir.
Un amigo de Cuzco se ofreció a ir a recogerle. Para ello, Cristopher necesitaba un salvoconducto que solicitó a la embajada. Sigue esperando su respuesta.
Finalmente, encontró un alojamiento en Arequipa que es donde se encuentra en la actualidad. Pasó mucho miedo hasta llegar al lugar ya que ningún taxista quería desplazarse a la dirección indicada por miedo. Se subió en varios taxis que le iban dejando en distintos tramos del trayecto, caminó bastante y logró que un taxista le acercara casi hasta el lugar. “Ese señor rezaba y besaba una cruz antes de girar por cada calle porque si lo pillaban le podían retirar todo lo que había recaudado o le multaban y se llevaban el vehículo...en fin”, señala el chico.
MIEDO Y SOLEDAD
“Han sido momentos muy desagradables. Nunca en mi vida me imaginé que pudiera vivir una situación así. El ejército me paraba, me querían llevar detenido porque no tenía pase para estar circulando, les contaba mi situación y solo me decían: bueno, suerte. No podía más. Gracias a Dios, llegué aquí donde estoy y me encuentro bien”, concluye.