Cádiz

El atardecer más bonito de España está en Cádiz

La puesta de solo en la gaditana playa de La Caleta elegido como el mejor de toda España

Redacción COPE Cádiz

Cádiz - Publicado el - Actualizado

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El atardecer de La Caleta, en Cádiz, es el más bello de España© Alamy

Sobre el mar, que por aquí suele lucir calmado, un sinfín de barquitas de pescadores se dejan mecer por las olas. La brisa nos envuelve. El olor a sal nos atrapa. Está claro que por el sur, las cosas bonitas, se las toman muy en serio.

En el cielo, con suerte, un puñado de nubes flotan dispersas y añaden garra y carácter a la escena. Nadie, nunca, jamás, hará que nos olvidemos de este momento.

Porque La Caleta es mucho, y su atardecer solo una excusa más para pasar por ella. Por eso si nos piden que contemos las mil y una razones por las que dedicar un pedacito de vida a descubrirla, nosotros nos venimos muy arriba: nos sobran palabras. Nos sobran lugares.

¿Qué opinan los gaditanos?

Para muchos gaditanos no ha sido ni mucho menos una sorpresa que el atardecer caletero haya sido elegido como el mejor del país. Muchos ciudadanos de Cádiz ven en este rincón de su ciudad uno de los que mayor encanto tiene de la propia capital gaditana.

La Caleta siempre ha sido fuente de inspiración de artistas y muchos autores del Carnaval de Cádiz que han encontrado en sus aguas y en su playa un rincón siempre motivador.

Empezando por el que nos saluda desde uno de los márgenes de la playa. Levantado con piedra ostionera, el Castillo de San Sebastián se alza sobre una isla donde en su día hubo un templo fenicio, más tarde una ermita, después una torre atalaya y, desde comienzos del siglo XX, la fortaleza que hoy queda recortada en el paisaje de La Caleta. Fíjate si se la quiere que la historia le ha brindado dos grandes guardianes: en el otro flanco —y por si uno fuera poco—, luce otro castillo, el de Santa Catalina,que con su peculiar planta estrellada es otro de esos miradores que quitan el sentido.

Llegará el momento en el que ansiemos llenarnos los pies de arena. Incluso, si se tercia, de mojarlos en el mar. La orilla de La Caleta se extiende a lo largo de medio kilómetro dando forma a un espacio en el que, no importa la época del año, que siempre hay lugar para curiosos, atrevidos bañistas, intrépidos tomadores de sol y paseantes. También para jugar al bingo, oye: los números cantados durante las tardes de verano entre los asiduos bien lo atestiguan.