El Domingo de Ramos reeditó en Jerez la grandeza de lo variopinto

Las palmas que lució la liturgia por la mañana en los templos volvieron a marcar la impronta primera cuando el palquillo de la Carrera Oficial ha sido cruzado por la primera cofradía que hizo estación en la Santa Iglesia Catedral del Salvador. La Borriquita comparte jornada con otras hermandades más jóvenes como El Perdón y Pasión pero el correlato de antigüedades no supera a la realidad jubilosa de los hosannas.

San Juan estrenaba túnica bordada en el paso de la pollina y la palmera, quizá para que el apóstol joven pregone que la cofradía lasaliana sigue siendo en sus filas jubileo infantil. Las cornetas y tambores del Cautivo de Málaga aportarían primeros clamores a la Semana Santa tras vísperas muy cumplidas como las que ya quedaron atrás. La climatología era tan buena como esos otros días y el ánimo aún mejor dispuesto.

Pero otras dos habían de salir antes aunque ocupasen lugares posteriores a ese emblema del Domingo de Ramos. La hermandad de Pasión llegaba al centro desde los pagos más periféricos posibles. Desde la Ronda Este mostraron los avances en su paso con cambios sustanciales en los recorridos tanto de ida como de vuelta. Y a El Perdón, desde la ermita de Guía, apetecía buscarle en el paso de misterio sus nuevos arcángeles.

Tres estilos genuinamente diferentes calificaron, un año más, a las otras tres: el alegre cortejo de los blancos nazarenos del Transporte con el Señor del Consuelo en el Desprecio de Herodes en su misterio y bajo palio a la morena Virgen de la Misericordia, la gloria cofrade de La Albarizuela que la Coronación de Espinas y la Virgen de Paz y Aflicción procesionaron y la sobriedad y empaque del cortejo de la Virgen de las Angustias.

Orfebrería finísima estrenó el Transporte en la corona de Herodes y los atributos de los santos mercedarios del canasto del misterio, al Cristo de la Coronación de Espinas restaurado y detalles como los palermos en bambú y orfebrería en su cortejo los cofrades de Los Desamparados y el espíritu que el ‘Stabat mater’ cantado por la escolanía ante el paso de la Virgen durante todo el recorrido desde el Humilladero de las Angustias.