Semana Santa Jerez
Soleado Sábado de Pasión para cuatro cofradías que crecen soñando con los días de Semana Santa
Mucho público en torno a Salvación, Misión y Entrega, mientras la Sagrada Mortaja adelantó a la víspera del Domingo de Ramos el luto del Viernes Santo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Sol radiante y temperaturas cercanas a los 24º se dejaban caer en los barrios de la periferia urbana de Jerez cuando las hermandades de la Salvación y la Misión iniciaban sus recorridos en un Sábado de Pasión que, con cuatro cofradías que en breve se incorporarán a día de Semana Santa haciendo ya estación en la Catedral, apuraron su presencia en la víspera del Domingo de Ramos.
Eran las primeras en la calle de una jornada procesional que, con ellas, proponían desde sus propios hábitos nazarenos los carismas redentorista y mercedario respectivamente. No en balde unos tienen sede en la parroquia que los sacerdotes herederos de San Alfonso María Ligorio tienen en el jerezano barrio de Las Torres y los otros en la parroquia de Picadueñas, atendida por los de San Pedro Nolasco.
Los ojos ávidos de novedades pronto las encontraron en las imágenes de Pilatos y Caifás obra de Alejando Olivera que ya acompañan al Señor de la Salvación, la talla de David Medina para ir enriqueciendo los candelabros del paso del Señor de la Misión y dar luz a la dramática imagen de Cristo de Fernando Murciano o los faroles de mano acompañando al muñidor de la Hermandad de la Sagrada Mortaja.
Esta última cuenta con conjunto escultórico de Miguel Bejarano con unción que pronto aportará su sobria y excelsa belleza a jornadas procesionales de mayor grandeza. Disfrutarla anoche, con cuadrilla al mando de Martín Gómez y acompañamiento de la capilla musical ‘Sonos angeli’ constituyó, en lugares próximos a la iglesia de San Dionisio en que hizo estación, algunos de los más sugerentes momentos del día.
Había que salir del casco urbano de la ciudad para encontrar, en Guadalcacín, la cuarta de las hermandades del Sábado de Pasión. Pero mereció la pena como siempre. El ambiente creado en torno al paso del Señor de la Entrega, la Virgen de los Ángeles, las marías y los romanos (uno de ellos a caballo) no podía ser más admirable. El cortejo de la ‘tau’ franciscana al pecho llenó la pedanía de penitencia.