Necrológica

Fallece Enrique Hernández, el sacerdote diocesano de vocación cartuja y formación jesuíta

Ha sido vicario parroquial de El Pilar, rector de San Juan de los Caballeros, capellán y confesor de monjas y seminaristas y canónigo honorario de la Catedral de Jerez

Fallece Enrique Hernández, el sacerdote diocesano de vocación cartuja y formación jesuíta

Gabriel Álvarez

Jerez - Publicado el - Actualizado

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Santo y seña de un modelo de ser y estar en la vida y en su ministerio sacerdotal, tan apreciado por muchos fieles, ha sido llamado a la Casa del Padre, a los 95 años de edad, el entrañable sacerdote Enrique Hernández Rodríguez de los Ríos. Ha fallecido este martes y es velado a lo largo de todo el día en la Iglesia de San Juan de los Caballeros, sede de la Hermandad de la Vera-Cruz a la que tan unido estaba. La Catedral del Salvador, en Jerez, acogerá este miércoles 10 de marzo, a las 11 horas, el funeral por el eterno descanso de su alma. No debe olvidarse su condición de canónigo honorario de la que era titular en los últimos tiempos.

Es jerezano de nacimiento, cuna en la que vino al mundo en 1925. La vocación sacerdotal asomó en plenos estudios superiores y de la mano del carisma cartujano. Con todo, fue entre los jesuítas que se formó. Se acercó al sacerdote jesuita Antonio de Víu para discernir su camino espiritual, comenzando a frecuentar la Congregación de San Luis Gonzaga en la residencia de los jesuitas de la Plaza de la Compañía, en Jerez. En 1942 ingresó en el noviciado de El Puerto de Santa María. Pero esto cambia tras un suceso en su vida, ya que comenzará, tras un discernimiento, a seguir el camino de la Orden de San Bruno, ingresando en la Cartuja de Jerez a los 18 años de edad.

Tras dos años, y debido a problemas de salud, debe abandonar la Orden de San Bruno, lo que le hace plantearse su vocación como sacerdote diocesano, pero no será hasta 1974 cuando llegue a ser presbítero. Durante esos años hasta llegar a ser sacerdote trabajaría como profesor en el colegio de los Marianistas. Ello marcaría su cercanía a tantas y tantas promociones de alumnos de estas aulas así como a la Hermandad de la Vera-Cruz que en ellas tiene el principal vivero. Hay otra, sin embargo, que lo tiene como fundador allá en los años 40: la Hermandad de la Sagrada Lanzada. No sería hasta unos años después que, como seglar aún, ejercerá de Rector del Seminario Menor de Pilas.

Los años 70 fueron intensos para el finado: en esta década el Cardenal Bueno Monreal lo instituiría acólito y lector de la Capilla del Palacio Arzobispal de Sevilla, y no sería hasta el año 1974 que, curiosamente junto al también fallecido recientemente monseñor Juan del Río Martín, arzobispo castrense y antes obispo de Asidonia-Jerez, lo ordenaran diácono y, meses mas tarde, presbítero cuyo primer destino fue Pilas para seguir como formador.

Corría el año 1980, cuando tras la creación de la Diócesis de Asidonia-Jerez tomará la decisión de volver a su tierra donde ejercerá primero como vicario de la parroquia-colegio marianista del Pilar, para a finales de los 80 ser nombrado rector de la Iglesia de San Juan de los Caballeros, además de capellán de las Hijas de la Caridad y del cementerio, confesor de las Hermanas de la Cruz, Hermanas de Belén y el Seminario y Canónigo Honorario de la Santa Iglesia Catedral.

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