Xerez DFC

“El de la rabia y el poder se crece ante la adversidad” (CD Cabecense 3-4 Xerez DFC)

Épica remontada y victoria heroica de los azulinos para cerrar la primera fase como campeones de su subgrupo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Cuando parece que todo está perdido, el Xerez se levanta de la lona y vence. Fue lo que ocurrió el pasado domingo en el Carlos Marchena. En el minuto 76, los azulinos perdían 3-1 y jugaban con uno menos desde antes del descanso. Acabaron ganando por 3-4 con un gol de Baeza en el 94’ que materializó la quimera.

Tres puntos muy valiosos para certificar el campeonato del subgrupo y de cara a la segunda fase, además de ser un chut de adrenalina para luchar por el ascenso. Un premio más que merecido. Si la primera mitad fue gris, en la segunda se vio un equipo completamente distinto. Incluso en inferioridad numérica, el Xerez se volcó en ataque para conseguir la victoria. Y lo consiguió. A la perseverancia y esfuerzo de los futbolistas, hay que sumar el planteamiento del míster. Pérez Herrera supo, tras el descanso, superar las adversidades y darle la vuelta al partido mediante las sustituciones.

Primera mitad llena de desgracias

Muy pronto, en el primer minuto de partido, llegaría la primera de las acciones que condenaron al Xerez DFC en la primera mitad. Edet derribó dentro del área a un jugador local y el colegiado señaló la pena máxima. Luna no falló desde los once metros y a los azulinos les tocaba reponerse de este duro y tempranero varapalo.

El Cabecense se encontraba muy cómodo. Mientras, el Xerez quería pero no podía. Los locales presionaban arriba e incomodaban enormemente la salida de balón xerecista. El estilo de juego de los de Pérez Herrera quedó anulado y los visitantes, en multitud de ocasiones, debían recurrir a los envíos en largo. Fue el único mérito de los locales, la presión alta que a la postre sería definitiva para el segundo gol. En cambio, en el plano ofensivo, los de Rogelio Sánchez propusieron muy poco.

Los azulinos, con el marcador en contra, trataban de generar peligro sobre la portería defendida por Iván Casas. Sin embargo, en esta primera mitad, se vislumbra un Xerez sin ideas sobre el terreno de juego del Carlos Marchena. Todos los centros eran repelidos por la defensa cabeceña y las segundas jugadas nunca favorecían al conjunto azulino.

En el 36’, llegó la única acción de cierto peligro favorable a los xerecistas. Jacobo remató un envío de Bello desde el córner, pero el esférico salió mordido. Pocos minutos después, llegó otra de las jugadas que acrecentarían el hándicap al que se enfrentaría el Xerez. Bruno Herrero se durmió, Ganfornina le robó el balón tras la presión y el jugador azulino le derribó. Era el último hombre y la expulsión de Herrero, que apenas ingresó unos minutos antes en el terreno de juego, era clara. Era el minuto 41 y el Xerez se quedaba con uno menos.

Para mayor inri, en el saque de la falta, la desgracia volvería a golpear. La pasividad en defensa acabó derivando en el segundo tanto del Cabecense, obra de José Mari. Los locales, con una propuesta escasa y con muy pocos esfuerzos y recursos, logró herir de manera mayúscula a su oponente. Los xerecistas se mostraban superados por las circunstancias.

Se trataba de un duro castigo para un Xerez que se iba noqueado al descanso. Entonces, casi nadie podía imaginar lo que depararían los segundos 45 minutos. El líder estaba en la lona, pero no daba por perdido el combate.

Se creyó en la épica, y se consiguió

En la reacción xerecista fueron claves los cambios que realizó Pérez Herrera. Decidió retirar a Goma y Javilillo y dar entrada a Junior y Antonio Sánchez. Con el primero, el míster buscaba controlar la posesión y mejorar en la salida de balón, tan abrupta en la primera mitad. Con el nueve, la intención era clara: jugar con dos puntas arriba y volcarse en ataque.

La mejora no se hizo de rogar y ya en el 47’, Bello puso el 2-1 en el luminoso. El capitán materializó la asistencia de Máyor con un disparo desde la frontal del área que se acabó colándose en la portería rival. Restaba mucho partido por delante y el Xerez, con uno menos, se plantó en campo rival con mucho más criterio que en la primera parte.

En el 63’, Máyor comandó una excelente jugada que finalizó Bello con un disparo muy centrado. Poco después, lo intentó Antonio Sánchez pero, de nuevo, atrapó Casas. El Xerez se gustaba, mientras que el Cabecense no le perdía la cara al partido a través de los contragolpes. Los azulinos se sentían cómodos pero jugaban con el hándicap de la inferioridad numérica. En una de esas contras, en el minuto 72, Lobo se zafó de Adri para plantarse en el área y batir por bajo a Camacho. Supuso el 3-1 y parecía que el encuentro estaba sentenciado. Así lo celebraron tanto plantilla como cuerpo técnico y aficionados locales.

Lo cierto es que la lógica hacía imposible lo que acabaría sucediendo. Quedaban menos de 20 minutos del tiempo reglamentario, los de Pérez Herrera jugaban con uno menos –con el cansancio que ello conlleva- y el Cabecense disfrutaba de una ventaja de dos goles. Pero, a veces, sucede que la insistencia, la rabia, el orgullo y el coraje son más fuertes que las adversidades.

Los azulinos, lejos de venirse abajo, recogieron rápidamente el balón del fondo de la red y volvieron a asediar la meta local. Pérez Herrera tenía todavía un as bajo la manga: dio entrada a Baeza, que a la postre sería crucial. Unos minutos después, dio resultado. Ávila centró al corazón del área para que Máyor la prolongase y Antonio Sánchez pusiese el 3-2 en el marcador.

Era el 77’ y el empate parecía posible. Pudo llegar tan solo cuatro minutos después, pero el colegiado no señaló penalti por una mano clara local dentro del área. El arbitraje, tanto del principal como de sus auxiliares, fue muy poco riguroso durante todo el partido.

Además, si prácticamente desde el primer gol los locales apostaron por perder el máximo tiempo posible, la tónica se acentuó con el dominio xerecista en la segunda mitad. Todo parecía estar en contra, pero los azulinos continuaban remando frente a la tempestad. Y el barco xerecista arribó en buen puerto.

En el 85’, el banquillo xerecista estalló en júbilo. De nuevo el capitán Antonio Bello remató con el alma dentro del área para igualar el choque. Una gesta de difícil consecución que se materializaba a escasos minutos del final.

Tras el esfuerzo realizado y el sufrimiento soportado para llegar hasta ese instante, otro equipo hubiera dado el empate por bueno. Un conformismo que no entraba en los planes del líder. En el 94’, Ávila puso un centro al corazón del área que Baeza remató al larguero. Pero entonces, la justicia futbolística se hizo presente y provocó que el balón volviese mansamente a las botas del joven futbolista, que remató a placer para desatar la locura xerecista. Probablemente, no disfruta de todos los minutos que desease, pero cada vez que salta al césped, Baeza realiza una excelente actuación. En esta ocasión, sirvió para certificar la victoria xerecista.

Una victoria épica y heroica que sirve para cerrar la fase regular como campeones del subgrupo. Tres puntos importantísimos de cara a la fase de ascenso. Y una victoria que permanecerá durante largo tiempo en la memoria de los aficionados.