Asidonia-Jerez

Rico Pavés: "Desde las llagas de Jesús Resucitado se sigue derramando el amor que vence el odio"

El obispo de Asidonia-Jerez dedica su reflexión semanal, en esta Octava de Pascua, al inmediato Domingo de la Divina Misericordia

Gabriel Álvarez

Jerez - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

"La Octava de Pascua se cierra con el domingo de la Divina Misericordia". Monseñor José Rico Pavés dedica su primera reflexión tras la Semana Santa a esta celebración por la que "a través de la Liturgia Pascual somos llevados al encuentro con Jesús Resucitado quien nos muestras las llagas de sus manos y del costado". La característica iconografía de este misterio es una verdadera evocación que da imagen a las palabras del obispo de Asidonia-Jerez.

"Con la Resurrección el tiempo ha entrado en la eternidad", dice añadiendo que "los acontecimientos que configuran el primer domingo de la Historia desbordan los límites de este mundo" así como que "sorprendentemente, en el cuerpo resucitado de Cristo, permanecen las heridas de la Pasión. No son ya heridas dolorosas sino torrentes de misericordia". El pastor explica que "a pesar del anuncio de las mujeres, de la constatación del sepulcro vacío y de los primeros encuentros con el Resucitado los discípulos siguen encerrados en sus miedos; Jesús entonces se deja ver".

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Recuerda monseñor Rico Pavés cómo "el saludo que anuncia su presencia trae la paz vencedora de miedos y cobardías" y que "enseguida muestra las manos y el costado". Señala que "en las llagas está la marca de la Pasión soportada que ahora se muestra como prueba de la victoria alcanzada; las llagas en el cuerpo glorioso de Cristo se conservan para curar el corazón de los que dudan; mostrando las llagas, Jesús es reconocido por los discípulos que cambian el miedo por la alegría".

"Y llega de nuevo la paz, y con ella la Misión que nace del corazón del Padre" se alegra el obispo:"El Hijo fue enviado por el infinito amor del Padre a los hombres y ahora el Hijo envía a sus discípulos para que extiendan el amor más grande a los confines del mundo". "Los apóstoles reciben una primera efusión del Espíritu Santo que prepara la que recibirá el nuevo Pueblo de Dios el día de Pentecostés y son hechos portadores del perdón que sólo Dios puede otorgar" explica.

"Será misión de la Iglesia construir la paz desde el perdón divino y, en un nuevo encuentro con Jesús Resucitado, las llagas, además de vistas, son tocadas; tocando, Tomás vence sus dudas y se abre a la fe; con los sentidos reconoce al hombre, con la fe confiesa a Dios; para apartar prejuicios y obstáculos, que los sentidos ayuden a la razón", dice Rico Pavés.

"Para alcanzar la verdad plena, que la adoración auxilie a la fe. A los que hemos recibido la alegría de creer sin haber visto, las llagas del Resucitado nos permiten vencer el miedo, alcanzar la paz y el perdón, superar las dudas y confesar a Jesús como Señor. Desde las llagas de Jesús Resucitado se sigue derramando el amor que vence el odio, restaura la verdad y descubre la belleza, son llagas misericordiosas", concluye el pastor diocesano asidonense.

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