Rico Pavés: "Un secreto designio de misericordia se revela en la montaña"

"La Palabra de Dios es alimento del alma". El inicio de la reflexión para este viernes de monseñor José Rico Pavés es preludio de un adentrarrnos de su mano sin olvidar el Evangelio anterior: "El relato de las Tentaciones que revivíamos el domingo pasado nos dejaba una enseñanza de Jesús que ahora, cuando llegamos al domingo segundo de Cuaresma, se convierte en petición: alimenta nuestro espíritu con tu Palabra, ruega la Iglesia en este día para sus hijos de modo que, con mirada limpia, contemplemos gozosos la Gloria del rostro de Jesucristo". "Del desierto al Tabor, del combate contra el tentador al reposo de la oración" así continúa la preparación de la próxima Pascua..

El obispo de Asidonia-Jerez propone a continuación: "Siguiendo las huellas de Cristo en el camino de la Cuaresma, el Evangelio de este domingo nos traslada al misterio de la Transfiguración del Señor: Jesús toma a tres de sus discípulos y sube a lo alto de la montaña para orar; allí se transfigura, su rostro cambia, los vestidos resplandecen, Moisés y Elías conversan con Él, la hermosura de la Gloria sobrecoge a Pedro quien desea instalar allí su morada, pero la belleza no se deja atrapar en tiendas hechas por manos humanas".

"Irrumpe entonces una nube luminosa que cubre y asusta y, desde ella, resuena la voz del Padre", recuerda señlalando que "queda solo Jesús, hasta la Resurrección habrá que guardar silencio". La Iglesia nos invita a celebrar la Transfiguración "como ejercicio para avanzar en el conocimiento de Cristo y poner nuestra vida en estado de oración". "Ambas cosas son necesarias para llegar a la Pascua", añade Rico Pavés. "En ese espacio les deja ver el esplendor de su Gloria" señala para los tres discípulos elegidos para subir al Tabor.

Concluye el pastor diocesano asidonense instando que "hay que poner la mirada en el rostro y no temer que el resplandor supere la capacidad de los sentidos, la humanidad visible del Hijo revela la verdad invisible de su verdad; en el rostro del Hijo podemos contemplar al Padre". Y continúa: "Un secreto designio de misericordia se revela en la montaña, la Ley y los profetas habían anunciado los secretos redentores del Mesías, ahora sabemos que el Mesías es el Hijo amado del Padre".

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