Comienza la colocación del enmallado que evitará el cierre de San Marcos, donde ya hay desprendimientos

La Hermandad de la Sagrada Cena podrá salir de San Marcos el próximo Lunes Santo. Esa reducción fácil de un problema más amplio no es sino la verificación de una emergencia que, en plena Cuaresma, tuviera en ello su visibilidad más clara. Pero hay toda una vida litúrgica, pastoral y de atención a los fieles que ha quedado también en entredicho al comenzar, días atrás, los desprendimientos que justifican por qué era muy necesaria la rehabilitación presentada poco antes de esta emergencia por el propio párroco, el sacerdote Carlos Redondo.

Entonces, el pasado 14 de enero, fueron presentados los trabajos que dimanan del estudio de Miguel Ángel López Barba y Delia Villaverde Montero, arquitectos del proyecto de conservación y restauración de San Marcos, que es Bien de Interés Cultural (BIC). Construida sobre la base de una antigua mezquita, el templo cristiano originario es del siglo XIII, aunque la mayoría de las construcciones actuales son del siglo XVI.

Ya entonces se dijo que no contaba con problemas estructurales, algo que los jerezanos recuerdan en San Mateo en los años noventa o, más claramente, en Santiago ya en los años dos mil. Pero San Marcos sí que arrastra importantes problemas de filtraciones de agua y humedades, además de contar con elementos externos como la espadaña que requiere de una urgente intervención para evitar que continúen los desprendimientos.

Ha sido hace seis días que se debió proceder al cierre tras desprendimientos en una bóveda. El traslado de las celebraciones litúrgicas al Convento de las Mínimas y a San Mateo fueron una primera decisión del párroco. Ahora ya comienza la colocación de esta malla de seguridad que, como señala Manuel Muñoz Natera, hermano mayor de la Sagrada Cena, son labores que estarán concluidas en un plazo de entre ocho y diez días.